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Confirman que la respuesta de alerta es menos intensa en estados afectivos positivos

Fuente: Ana Pérez / Fundación Descubre


24 de marzo de 2014
El investigador Gonzalo De la Casa en el laboratorio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla.

El investigador Gonzalo De la Casa en el laboratorio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla.

Un grupo de científicos de la Universidad de Sevilla, dirigido por Gonzalo De la Casa, ha realizado un ensayo en humanos que demuestra que existen cambios en el proceso atencional en función del estado emocional y que éstos afectan a la respuesta de alerta o sobresalto que se produce de forma refleja ante estímulos intensos. La investigación se ha publicado en la revista International Journal of Psychophysiology bajo el título Startle response and prepulse inhibition modulation by positive- and negative-induced affect.

Concretamente se han centrado en un mecanismo conductual muy básico, que sirve para organizar la percepción de nuestro entorno, denominado Inhibición prepulso. Se puede inducir de manera simple en el laboratorio tanto en roedores como en humanos y cumple con la función de concentrar la atención en aquello que estamos analizando sin que se produzcan distracciones por el resto de los estímulos que nos rodean.

Inhibición Prepulso

La respuesta de alerta tiene un carácter adaptativo, ya que nos prepara para la defensa o el ataque. Es la responsable de que, por ejemplo, nuestros ojos se cierren cuando escuchamos un ruido muy fuerte o demos un salto cuando nos asustan. Se trata de una reacción involuntaria que se produce ante un estímulo inesperado de suficiente intensidad. Esta respuesta se debilita en condiciones normales si antes de dicho estímulo aparece otro de menor intensidad, puesto que nuestro cerebro bloquea el procesamiento del estímulo más fuerte hasta que finalicemos el análisis del más débil. Este efecto es el que se denomina inhibición prepulso.

El fenómeno se puede ejemplificar de la siguiente manera: Si estás en el despacho trabajando y alguien abre la puerta y entra, lo normal es que te sobresaltes. Pero si antes de entrar llaman a la puerta, la llamada actúa como un preaviso que hace que el organismo se prepare ante el estímulo nuevo y reaccione de manera más adecuada, con una respuesta de alerta de menor intensidad.

“Es un proceso que se induce en el laboratorio con mucha facilidad”, explica a la Fundación Descubre el catedrático Gonzalo De la Casa. “Se presenta un estímulo breve muy intenso (un sonido de 120 decibelios) y se mide la respuesta de alerta que produce. En ensayos posteriores, se presenta ese mismo estímulo intenso precedido de un estímulo más débil (un sonido de 80 decibelios) y la respuesta de alerta aparece debilitada hasta en un 40%”.

Medición de la Inhibición Prepulso en un ensayo realizado por el equipo del profesor Gonzalo De la Casa.

Medición de la Inhibición Prepulso en un ensayo realizado por el equipo del profesor Gonzalo De la Casa.

La inhibición prepulso es un mecanismo de filtrado de estímulos, ya que mientras procesamos el primero de ellos (el menos intenso), se bloquean todos los canales neurales encargados de analizar este tipo de información. Es por eso por lo que no se puede atender a otros fenómenos  (aunque sean más intensos) en ese momento. Por ello se responde con menor intensidad ante el estímulo más fuerte que aparece a continuación. “Parece contradictorio”, indica el responsable del estudio, “porque cuando estás procesando una hormiga si aparece un león y no le atiendes, el león te puede llegar a comer, pero es un mecanismo que nos permite organizar el mundo sin que nuestra atención salte de un estímulo a otro sin ningún control”.

Este fenómeno conductual es muy básico y responde a un circuito fisiológico fácilmente identificable, en el que está implicado un número muy reducido de estructuras cerebrales como el colículo inferior o el nucleo tegmental pedúnculo-pontino. Sin embargo, debido a las conexiones con el área tegmental ventral, que reúne un importante número de células dopaminérgicas, el mecanismo no funciona correctamente en personas que padecen patologías caracterizadas por alteraciones de la dopamina, como la esquizofrenia. “Los pacientes esquizofrénicos en fase aguda de la enfermedad producen más dopamina, lo que afecta a su proceso atencional y anula el efecto de inhibición prepulso”, indica el profesor De la Casa.

Alerta y afectos

En la investigación recientemente publicada, los psicólogos de la Universidad de Sevilla han reproducido este fenómeno en el laboratorio y han propiciado situaciones que ocasionan un incremento de la dopamina en los participantes en el experimento, como la inducción de afectos positivos, para analizar cómo afectan estos cambios a la respuesta de alerta y a la inhibición prepulso.

Para ello han realizado dos experimentos en personas sin patologías. En cada uno, la muestra estaba formada por 30 sujetos, divididos en tres grupos de 10. El procedimiento de actuación era el mismo en ambos ensayos. Se introdujo a los participantes, uno a uno, en una habitación pequeña, sin ruidos y con poca luz. A través de unos auriculares, se presentaron los sonidos, que se denominan pulsos. Primero, el sonido más débil, de 80 decibelios. Más tarde (con una diferencia entre ellos de 40 o 60 milisegundos, casi imperceptible) se emitió el sonido más intenso, con una magnitud de 120 decibelios. Por medio de tres electrodos se registraba la respuesta del músculo orbicular, responsable del parpadeo, para medir la respuesta de alerta.

Mientras tenía lugar la presentación de los sonidos y se medía la respuesta, se proyectaban en la pantalla de un ordenador diferentes clips de películas en función del grupo al que perteneciera el sujeto. En un primer grupo, se proyectó una película de dibujos animados, con el fin de inducir en la persona un estado afectivo positivo. En el segundo grupo, las imágenes eran de contenido sangriento e inducían en el sujeto un estado afectivo negativo. El tercer grupo, que ejercía de control, visualizaba contenido neutro que no inducía ningún estado afectivo.

Investigadores del equipo del profesor Gonzalo De la Casa. Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla.

Investigadores del equipo del profesor Gonzalo De la Casa. Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla.

Los resultados revelan cómo en el grupo de afecto positivo, la respuesta de alerta disminuyó y el fenómeno de inhibición prepulso se incrementó. Por el contrario, en el grupo de afecto negativo, la respuesta de alerta aumentó, al igual que la inhibición prepulso. “Si la inhibición prepulso consiste en una reducción de la respuesta de alerta, tanto en la condición de afecto positivo como en la de afecto negativo se produjo una inhibición todavía mayor de esa respuesta”, señala Gonzalo de la Casa.

La interpretación de estos resultados está en función de cómo el proceso atencional cambia en función del estado afectivo y en cómo esto afecta a las respuestas de alerta. Si una persona se encuentra en un estado afectivo positivo (está contenta, se encuentra bien, etc.) y percibe un estímulo potencialmente amenazante, lo valora como menos peligroso. “Por el contrario, cuando estás en un estado afectivo negativo (triste, enfadado, etc.), el campo de atención se estrecha y tiendes a concentrarte en los estímulos potencialmente nocivos, en las cosas que te molestan, dando una respuesta más intensa ante esos estímulos”, indica el responsable del estudio.

Estos resultados están en consonancia con los obtenidos por el equipo en estudios anteriores realizados con roedores, que han confirmado el papel de la dopamina como factor modulador del circuito de la inhibición prepulso. “Esto abre una nueva línea de investigación, en torno al tipo de medicamentos  que sería más adecuado para el tratamiento de la esquizofrenia, en función de la sintomatología predominante en el paciente”, indica el profesor de la Universidad de Sevilla.

Existen dos grandes tipos de fármacos en la tradición psiquiátrica para el tratamiento de la esquizofrenia, los antipsicóticos típicos (como el haloperidol) y los atípicos, de última generación. En estudios realizados con roedores en el laboratorio de Conducta Animal y Neurociencia de la Universidad de Sevilla, el grupo del profesor De la Casa ha encontrado indicios de que los antipsicóticos típicos regulan mejor el fenómeno de la inhibición prepulso.

Por otra parte, han confirmado en el estudio recién publicado que, en situaciones que propician el incremento de la activación dopaminérgica, como cuando se induce un afecto positivo en la persona, se producen cambios en el proceso atencional. “Esto nos impulsa a seguir investigando, por ejemplo, si en los casos en que se observen muchas alteraciones relacionadas con el proceso atencional sería recomendable introducir los antipsicóticos típicos, ya que en los experimentos que hemos realizado con roedores parecen regular mejor el fenómeno de la inhibición prepulso”, concluye el profesor De la Casa.

Referencia bibliográfica:

De la Casa, L.G., Mena, A., Puentes, A. Startle response and prepulse inhibition modulation by positive- and negative-induced affect. International Journal of Psychophysiology 91 (2014) 73–79.

Más información:

FUNDACIÓN DESCUBRE

Ana María Pérez Moreno

Departamento de Comunicación

Teléfono: 954 23 23 49. Extensión 129

e-mail: comunicacion@fundaciondescubre.es

Página web: www.fundaciondescubre.es

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