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INVESTIGADORES DE LA HISPALENSE ESTUDIAN EL NIVEL DE COMPRENSIÓN LECTORA EN JÓVENES CON DISCAPACIDAD AUDITIVA


26 de marzo de 2009

Fuente: Andalucía Investiga-J. García Orta

El 90 por ciento de las personas que nacen con discapacidad auditiva tienen padres oyentes. A este factor se le suma que los especialistas recomiendan trabajar desde los primeros meses la lengua oral, aparcando la de signos, porque consideran que va en detrimento del habla. En este sentido, aunque hay individuos que desarrollan la expresión oral de manera más o menos correcta, gracias a su resto auditivo o con ayuda de prótesis digitales o implantes cocleares, muchos de ellos llegan a la adolescencia sin dominar ningún sistema concreto de comunicación, lo cual acarrea diversos problemas.

La hipótesis de la que parte el proyecto liderado por Isabel R. Rodríguez, investigadora de la Universidad de Sevilla, se basa en que, inicialmente, existe una mejor comprensión lectora en aquellas personas con un nivel de lengua oral más alta. Además, y de manera novedosa, la investigación abarca también el análisis de la relación entre el nivel de lectura labiofacial y la comprensión de textos escritos.

Para comprobar esto, los investigadores trabajan con una muestra que comprende la población sorda de entre 10 y 18 años residente en Andalucía. En ella se están estudiando cuestiones como las estrategias de supervisión que usan para comprender lo que leen, las inferencias predictivas que realizan o cómo interpretan las anáforas gramaticales, entre otros factores. Sin embargo, durante el primer año de estudio no está siendo una tarea fácil.

“En principio, nuestro proyecto requería encontrar jóvenes sordos que leyeran con cierta fluidez texto, pero desgraciadamente nos hemos encontrado con un número muy alto de individuos a los que les cuesta desarrollar una lectura de manera fluida”, subraya la investigadora. Por esta razón, el equipo está trabajando también en el desarrollo de pruebas para aquellos niños que pueden leer algunas frases pero no un texto, para ver y analizar sus procesos de comprensión lectora.

Problemas de lectura

Según Isabel R. Rodríguez, la causa principal del déficit de comprensión lectora en personas con discapacidad auditiva es que se tienen que enfrentarse a una lengua a nivel escrito que no dominan a nivel oral. “Si el grado de pérdida auditiva es importante, esto les impide desarrollar el habla de manera normalizada, tardan más y con más dificultades, de forma que cuando llegan a enfrentarse con el texto escrito, no la dominan y les cuesta trabajo reconocerla”, afirma la investigadora.

Otra de las variables que influyen en este asunto es la falta importante de información incidental frente a las personas oyentes. Y es que con la pérdida auditiva, no sólo se deja de oír lo que otras personas hablan, sino que también se deja de estar expuesto a una gran cantidad de información que circula en el entorno y que es básica para interpretar un texto. Es el caso de los mensajes emitidos por los medios de comunicación, por la familia, por otros niños en el colegio, conversaciones que se escuchan de manera indirecta, etc.

“Cuando lees lo que estás haciendo, pones en relación lo que está en el papel con los conocimientos previos que tienes. Si estos te faltan es difícil buscar este tipo de conexión. Por eso, a los oyentes nos cuesta trabajo ponernos en el pellejo de las personas con discapacidad auditiva, porque muchas veces la información nos va llegando de manera totalmente inconsciente”, apunta Rodríguez.

Frente a esta situación, los investigadores de la Hispalense plantean una reconsideración de la actitud negativa que se suele tener ante el aprendizaje en edades tempranas de la lengua de signos. “Hay quien considera que si se usa la lengua de signos, el niño no va a hablar, pero esto no está respaldado por ningún estudio, lo único que está demostrado es la relación entre el nivel de lengua oral y el de lectura” afirma la investigadora.

Pero para Isabel R. Rodríguez, la lengua de signos es importante por dos factores esenciales. El primero de ellos es que, aunque su estructura sea muy diferente con respecto a la lengua oral, el sistema de signos permite acceder a información del entorno, que aporta un bagaje de conocimiento con el que ir ligando lo que se va leyendo. El segundo de los factores apunta a que la comunicación por signos aporta también conocimiento de estructuras narrativas, que contribuye a su vez a una mejora en la lectura.

“Si se demora el introducir una lengua hasta mitad de la infancia o la adolescencia, estás privando a una persona de cualquier tipo de medio para representar mentalmente el mundo, para pensar sobre sí mismo, para comunicarse con los demás”, afirma la investigadora, quien añade: “Eso es lo que nos estamos encontrando ahora, niños cuyos padres depositaron plena confianza en lo oral, que les cuesta mucho trabajo adquirir- esta lengua- y que no tienen ni lengua oral ni por signos”.

Estrategias y recomendaciones

Uno de los consejos que da Isabel R. Rodríguez para mejorar la comprensión lectora en las personas con discapacidad auditiva es, en primer lugar, explotar mucho la información visual. Acompañar los textos de mucha información visual ayuda a los niños a sacar información ligada al contenido escrito. Un contenido que debe ir adaptándose al nivel de lengua oral que los niños tienen, empezando por frases cortas con un vocabulario con el que el niño esté familiarizado.

“El niño tiene que estar motivado por aquello que ve, hay que fomentar la lectura ligada a sus intereses, a lo que conoce del mundo y, sobre todo, al nivel de lengua oral que tiene para ir arrancando de allí”, señala la investigadora. Además de esto, también es conveniente trabajar con los niños cómo extraer las ideas fundamentales del texto, el conocimiento de las estructuras textuales y las marcas verbales que las acompañan, las estrategias de supervisión lectora, que el lector se vaya preguntando si va entendiendo el texto, de forma que sea cada vez más autónomo en la lectura.

Para que esto de desarrolle correctamente, esta investigadora de la Hispalense recomienda que tanto familiares como docentes impliquen al niño en la lectura, “que en su vida haya carteles y que éstos tengan una funcionalidad, que note que es importante la comunicación escrita”. También es importante considerar expectativas positivas, “el niño puede llegar a leer igual de bien que un oyente, por lo que hay que cambiar la mentalidad de los profesionales para que intenten conseguirlo y no se conformen con que ‘para ser sordo’ lo hace bien”, concluye Isabel Rodríguez.

Más información:

Isabel de los Reyes Rodríguez Ortiz
Depatamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Sevilla
Tlf: 954 551 730
Email: ireyes@us.es


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