INVESTIGADORES SEVILLANOS ESTUDIAN LA DISTRIBUCIÓN DE POBLACIONES DE INVERTEBRADOS PARA DETERMINAR EL ESTADO ECOLÓGICO DEL LITORAL
Fuente: Mariola Norte / Programa para la Formación de Monitores en Materia de Divulgación del Conocimiento.
Encontrar un tratamiento para enfermedades como el cáncer, conocer el estado de perturbación de las costas o el desarrollo de nuevos fármacos son algunas de las posibilidades que se desprenden del amplio abanico que proporcionan las especies del océano. Así lo concibe el equipo de investigación de Biodiversidad de Sistemas Acuáticos de la Universidad Pablo de Olavide que, coordinado por el investigador Francisco José García, dirige sus investigaciones al estudio de invertebrados marinos con la colaboración de la Universidad de Sevilla.
En concreto, las especies del océano pueden servir como sistemas de detección biológica. Como demuestran los investigadores, ciertas especies marinas se utilizan como bioindicadores para determinar el estado ecológico de las playas del litoral andaluz. Es el caso de los Crustáceos Anfípodos de la Familia Talitridae, conocidos popularmente como pulgas de mar, frecuentes en playas arenosas, cuya abundancia y actividad está relacionada con acciones de origen humano. De esta forma, animales de pequeño tamaño que componen la comunidad de macrofauna presente en las playas, como crustáceos, moluscos o anélidos (gusanos), se convierten en una pista para comprobar si la playa ha sido perturbada por la acción humana.
Para determinar el estado inicial o estado cero de la playa, es decir, cómo sería ésta si no fuera perturbada por la acción humana, los investigadores de la Olavide y la Hispalense realizan un inventario de las poblaciones de macrofauna y su relación con parámetros ambientales. Aspectos como la morfodinámica de la playa (variables físicas entre las que se incluye el tipo de sedimento, pendiente de la playa, el oleaje y el régimen mareal) y datos físico-químicos como la salinidad y la materia orgánica acumulada, ayudan a entender cómo se distribuyen las poblaciones y cuál es su estado. Con esta información, los expertos elaboran listados de especies lo más exactos y específicos posible, señala Francisco José García.
El área de estudio seleccionada comprende playas arenosas que se extienden a lo largo del litoral occidental de Andalucía -desde Ayamonte a Tarifa- entre las que destacan como ejemplos de contraste dada su proximidad, la playa de Valdelagrana en el Puerto de Santa María en Cádiz, una zona urbanizada y sometida a presión turística, y la Playa de Levante, un espacio protegido en el Parque Natural de Los Toruños dentro del mismo término municipal, al que sólo se puede acceder andando o en bicicleta. Según explica el investigador, de este modo, se establece un gradiente de afluencia humana visible, que se hace máximo en la zona urbanizada y disminuye conforme nos alejamos de la misma.
Los datos obtenidos permiten establecer, a través de las comparaciones de los distintos lugares seleccionados, puntos de referencia para ver cómo la intensidad de perturbación humana puede estar afectando a las poblaciones animales. Los estudios dirigidos a impacto ambiental vendrían dados por estas líneas, desde el inicio del cartografiado como punto de partida del estado de las playas, indica el investigador.
Este proyecto se desarrolla de manera coordinada con investigadores de Brasil que realizan actuaciones semejantes en el litoral de los Estados de Río de Janeiro y de Paraná, y en las que colaboran también los investigadores de la Universidad de Sevilla.
Aplicaciones en biotecnología
Paralelamente a los estudios faunísticos, en los que es necesario realizar la identificación de especies de invertebrados marinos, este grupo también desempeña estudios taxonómicos y anatómicos que han permitido la caracterización de especies no conocidas hasta la actualidad, con la descripción de más de una decena de nuevas especies para la ciencia.
Particularmente, sus trabajos contribuyen a la identificación de algunas especies de moluscos opistobranquios, caracoles y babosas provistos de concha reducida o ausente, que pueden aportar pistas en el tratamiento de algunas enfermedades. El interés por este grupo de organismos recae en su estrategia para protegerse frente a otras especies. Al no poseer una concha que les proteja, adoptan como mecanismo de defensa otros sistemas más sofisticados. Así, elaboran sustancias químicas que pueden resultar tóxicas o repelentes para posibles depredadores y que actualmente se aplican en farmacología para combatir algunos tipos de cáncer.
En este sentido, la correcta identificación de especies de opistobranquios, que por su reducido tamaño resulta difícil para investigadores no especialistas en este grupo taxonómico, es una de las tareas desarrolladas por el equipo de Francisco José García. La línea de taxonomía desarrollada por estos investigadores ha permitido la colaboración con centros de estudio dirigidos a la caracterización de metabolitos producidos por animales marinos con vista a su posterior aplicación en biotecnología, mediante la identificación taxonómica y el aislamiento de órganos de especies externamente muy semejantes.
Otra de las líneas llevadas a cabo por los investigadores del grupo de Biodiversidad de Ecosistemas Acuáticos ha estado encaminada al estudio del desarrollo gonadal y larvario de especies de moluscos y equinodermos a pequeña escala. De este modo, pretenden detectar las condiciones y medidas adecuadas que permitan acometer sistemas de cultivo más controlados y de mayor rendimiento para su posterior explotación.
Descargue la imagen de esta noticia:
Crustáceo Anfípodo de la Familia Talitridae, pulga de mar
El investigador Francisco José García García junto a dos miembros de su equipo
Imagen de un gasterópodo marino
Más información:
Francisco José García García
e-mail: fjgargar@upo.es
Teléfono: 954977359
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