UN HONGO AMENAZA A LAS TORTUGAS MARINAS
Fuente: CSIC
En los últimos 30 años ha descendido el número de playas donde anidan las tortugas marinas, el número de hembras que acuden a poner sus huevos, el número de estos que hace eclosión y la tasa de supervivencia de las crías. Según una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), uno de los factores responsables de esta situación es un grupo de cepas del hongo Fusarium solani.
La investigación ha revelado que este grupo de cepas de F. solani es el responsable de la mortalidad en masa de los huevos de tortuga boba, Caretta caretta, en las playas. Estas cepas representan un riesgo para la supervivencia de estas especies en peligro, explica la investigadora del CSIC Jullie Sarmiento-Ramírez, del Real Jardín Botánico.
Hasta ahora, el declive del número de playas de cría y de supervivencia de huevos se achacaba siempre al impacto humano, pero este estudio demuestra que existen otras amenazas relacionadas con el periodo de puesta de los huevos y el desarrollo embrionario.
El hongo encontrado se alimenta de materia orgánica en descomposición y, en condiciones microclimáticas idóneas, puede afectar tanto a animales inmunodeprimidos, provocando enfermedades en las uñas y los ojos, como a algunas especies de plantas. En el caso de las tortugas marinas, sólo se han publicado casos aislados de infecciones en caparazón y piel de algunos ejemplares jóvenes.
Una especie en peligro de extinción
La tortuga boba se encuentra en peligro de extinción y el número de ejemplares en el Atlántico disminuye. Es muy difícil establecer el impacto concreto del hongo en las playas. La mortalidad de nidos en Cabo Verde, donde se ha realizado el estudio, es muy elevada. En torno al 75% de los huevos mueren y la mayoría de ellos están colonizados por hongos, pero hay otras causas de muerte, como inundación de nidos o depredación y es muy complicado establecer el porcentaje de muerte causada por cada factor, explica el investigador del CSIC, Adolfo Marco, de la Estación Biológica de Doñana.
Lo que si sabemos, añade Marco, es que el hongo puede matar de forma masiva a los huevos de tortuga boba y que este hongo está presente desde el inicio de la incubación en la inmensa mayoría de los nidos de la isla de Boavista (Cabo Verde), la zona donde se realiza la puesta del 90 % de los huevos de todo el Atlántico oriental.
Una hembra de tortuga boba anida cada dos o tres años, pero la temporada que lo hace puede poner entre cuatro y seis nidos, con un intervalo de 14 a 16 días entre cada puesta. El número de nidos que ponga a lo largo de su vida dependerá de su supervivencia y longevidad.
Sin el impacto del hombre, una tortuga boba puede vivir más de 50 años, de los que más de 30 son de vida adulta reproductora, lo que suma más de 60 nidos en total. Sin embargo, la mortalidad de los ejemplares juveniles y adultos por la pesca y la caza de madres en las playas están provocando que la cantidad de madres que llegan a edad adulta y su longevidad sea mucho menor, de forma que la mayoría de ellas no llega a poner ni 15 nidos en toda su vida. A esta reducción tan importante de la fecundidad se suma una elevadísima mortalidad de los huevos en la que contribuye la infección por hongos, concluye Marco.
* Jullie M. Sarmiento-Ramírez, Elena Abella, María P. Martín, María T. Tellería, Luis F. López-Jurado, Adolfo Marco & Javier Diéguez-Uribeondo. 2010. Fusarium solani is responsible for mass mortalities in nests of loggerhead sea turtle, Caretta caretta, in Boavista, Cape Verde. FEMS Microbiology Letters 312: 192-200. DOI:10.1111/j.1574-6968.2010.02116.x
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