UNA RECONSTRUCCIÓN CIENTÍFICA ÚNICA MUESTRA EN EL PARQUE DE LAS CIENCIAS CÓMO ERA DARWIN A SUS 18 AÑOS
Fuente: Parque de las Ciencias
Casi dos siglos después se puede conocer, por primera vez, cómo era Charles Darwin a sus 18 años. Tras un arduo estudio antropológico, la investigadora francesa Elisabeth Daynès ha realizado una reconstrucción científica del joven Darwin que puede verse en el Parque de las Ciencias dentro de la exposición La evolución de Darwin, una coproducción internacional de la Fundación Gulbenkian de Portugal, el American Natural History Museum de Nueva York y el propio Parque de las Ciencias. La muestra, que ha recibido más de 170.000 visitantes desde su inauguración el pasado mes de marzo, estará en el museo hasta el próximo 3 de octubre.
La reconstrucción científica es una de las piezas más destacadas de esta producción: Sólo por conocer cómo era el científico de joven merece la pena visitar esta exposición. Porque en ella se recrea al Darwin que nunca antes se había representado. La mayoría de las personas que conocen al científico lo asocian con una persona vieja, triste, seria todo lo contrario de lo que él era realmente, era inquieto, estaba lleno de curiosidad y tenía unas ganas enormes de aprender y de conocer el mundo que le rodeaba, hasta el punto de embarcarse en esta aventura a bordo del Beagle durante cinco años. Ese joven no es conocido por la sociedad y ese es precisamente el Darwin que nosotros queremos que se conozca a través de esta reconstrucción, tal y como afirma uno de los comisarios de la exposición, José Feijó.
La recreación ha sido un trabajo de gran complejidad a causa de la inexistencia de fotografías del científico en sus primeras décadas. De este modo, para trazar la fisonomía de sus primeros años la antropóloga Elisabeth Daynés, en colaboración con el antropólogo y paleontólogo Jean-Nöel Vignal, ha trabajado a partir de un retrato del científico a sus 31 años para reproducir cómo era diez años antes. A esto se le sumó un estudio de la formación del cráneo y del perfil para obtener la cara más probable en tres dimensiones.
Las partes del cráneo y de la cara se numeraron y se deformaron de forma secuencial para que encajaran con imágenes de Darwin en diferentes épocas.Una vez se consiguió completar esta tarea con el mayor número de partes posibles, el proceso de envejecimiento se invirtió mediante un programa informático especializado y se llegó al joven Darwin.
Entonces se aplicaron técnicas de regresión conocidas para calcular la cantidad de tejido blando (músculo, grasa y piel) que cubría el cráneo. El grosor del tejido blando obtenido se marcó con unos alfileres que Daynès utilizó como referencia para realizar su trabajo de escultura.
Con los alfileres como guía se empezaron a identificar y esculpir los músculos faciales y craneales, después se le añadió la capa de grasa y la piel. Finalmente se diseñaron los detalles faciales que hacen que Darwin parezca haber cobrado vida: el color de los ojos, la actitud, la mirada, la expresión y, en definitiva, todo lo que contribuye a producir una impresión emocionalmente viva.
Así, se puede observar al joven inquieto, apasionado y curioso mientras contempla a un Geotrupes laevis y se ofrece una imagen, hasta ahora desconocida, del autor de El origen de las especies.
Además de esta reconstrucción, en la exposición se muestran otros aspectos únicos que no se habían recogido hasta ahora en una muestra sobre la historia de la evolución como una reproducción del Gabinete de Curiosidades de Ole Word del siglo XVII y un área destinada al legado del científico y a su impacto en el desarrollo de la biología hasta la actualidad.
Más de un millar de especimenes, animales vivos, plantas, recreaciones, maquetas, audiovisuales y grandes escenografías completan este viaje por la historia de la evolución en el que todos los visitantes del Parque de las Ciencias podrán embarcarse hasta el próximo mes de octubre.
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