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Grandes descubrimientos


Williamina Fleming, Annie Jump Cannon, Antonia Maury, Henrietta S. Leavitt y Cecilia Payne son algunas de la mujeres del Observatorio de Harvard que ya forman parte de la historia de la astronomía. / Curator of Astronomical Photographs at Harvard College/Library of Congress/Vassar College/Unknown author/Goodsell Observatory

El décimo y último bloque del microespacio ‘Ventana al Universo’, presentado por el astrónomo David Galadí y que se emitieron en el programa ‘Conciencia’ de Canal Sur, lo conforman una selección de grandes descubrimientos en astronomía. En concreto, doce capítulos en total. La producción de este tema se interrumpió con la pandemia de Covid-19 pero esperemos retomarla en un futuro cercano con más descubrimientos astronómicos clave.

Capítulo 46 El primer asteroide – Giuseppe Piazzi. Hubo un tiempo en que una sola persona, trabajando solo durante un tiempo limitado, podría hacer un descubrimiento histórico. Piazzi rellenó el hueco entre Marte y Júpiter.

Capítulo 47 Estrellas de neutrones – Jocelyn Bell. Algunas estrellas de neutrones se manifiestan como fuentes pulsantes de ondas electromagnéticas. Repasamos la historia de su descubrimiento por Jocelyn Bell y analizamos sus propiedades físicas, en las que rotación y campos magnéticos desempeñan papeles centrales.

Capítulo 48  El medio interestelar – E. E. Barnard. Antes se creía que el espacio entre las estrellas estaba totalmente vacío. Desde E. E. Barnard se sabe que la finca galáctica está repleta de polvo y gas.

Capítulo 49 Volcanes en el Sistema Solar – Linda Morabito. Se sospechaba que la Tierra no sería el único objeto del Sistema Solar en el que hay volcanes. Se sabía ya algo sobre vulcanismo en Marte, pero Linda Morabito sorprendió al mundo al hallar volcanes en un satélite de Júpiter. Hay más astros en los que se produce una actividad volcánica de una diversidad sorprendente e inesperada.

Capítulo 50 El infinito universo y los mundos – Giordano Bruno. Tuvo que llegar un filósofo inconformista, Giordano Bruno, para que la humanidad empezara a ver en las estrellas otros soles, y no farolillos colgados de un techo negro. Lo mataron en 1600 por defender esta idea, entre otras.

Capítulo 51 La Tierra no es el centro – Galileo Galilei. Miles de años de creencia en que la Tierra era el centro del cosmos se derrumbaron de golpe en 1609 cuando Galileo apuntó al cielo con un telescopio y vio los satélites de Júpiter y las fases del planeta Venus.

Capítulo 52  Viendo doble – Castelli y Riccioli. Hay estrellas que van por el espacio acompañadas por otras muy cercanas. Realmente hay otros mundos en cuyos cielos brillan dos soles, o incluso más.

Capítulo 53 La regla para medir el cosmos –. Saber a qué distancia están los cuerpos celestes no resulta nada fácil. La estadounidense Henrietta Leavitt descubrió hace ya un siglo uno de los métodos más poderosos para descubrir cómo de lejos están las cosas en el cielo.

Capítulo 54  El descubrimiento del planeta Urano – Wilhelm Herschel. Después de cientos de miles de años pensando que Saturno era el último planeta, una tarde de invierno de 1781 un astrónomo aficionado se encontró por casualidad con un nuevo mundo y duplicó, de golpe, el tamaño del Sistema Solar conocido.

Capítulo 55  El descubrimiento del planeta Nepturno – Adams y Leverrier. El poderío de la revolución científica iniciada por Galileo y Newton, entre otros, era tal que permitió, a mediados del siglo XIX, descubrir un planeta nuevo mediante el cálculo. El impacto causado por esta hazaña científica sigue resonando a través de los siglos.

Capítulo 56  La doma de los cometas – Edmond Halley. Los cometas son astros que siempre han aterrado o, por lo menos, inquietado a la humanidad, por su carácter extraño e impredecible. Pero Edmond Halley demostró que se trata de objetos tan predecibles como todos los demás y fue capaz de anunciar el retorno del que ahora lleva su nombre.

Capítulo 57  Los anillos de Saturno – Galileo y Huygens. Los anillos que rodean el planeta Saturno son tan bonitos que cuesta creer que sean reales. La combinación de su extravagancia con los defectos ópticos hicieron que Galileo no entendiera lo que veía, pero hoy sí lo entendemos y, además, su observación está al alcance de cualquier persona que tenga a mano un telescopio pequeño.



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