La llegada de los humanos a América no pudo ser como cuentan los libros
Fuente: SINC

Mapa de la apertura de las rutas de migración humana en América del Norte reveladas por los resultados presentados en este estudio / Mikkel Winther Pedersen
De acuerdo con las hipótesis más aceptadas, las primeras personas que llegaron a Norteamérica habrían pasado al continente a través de un antiguo puente de tierra entre Siberia y Alaska. Tuvieron que esperar a que dos capas grandes de hielo que cubrían lo que hoy es Canadá comenzaran a retroceder, hasta que se creó el llamado ‘pasillo libre de hielo’ que les permitió moverse hacia el sur.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature echa por tierra esta teoría. El equipo internacional de investigadores, dirigido por el profesor Eske Willerslev, genetista evolutivo de Centro de GeoGenetics de la Universidad de Copenhague y de la Universidad de Cambridge, utilizó ADN antiguo extraído de un punto crucial dentro de este corredor para investigar cómo evolucionó su ecosistema cuando los glaciares comenzaron a retirarse.
Los científicos crearon una imagen completa que muestra cómo y cuándo emergieron la flora y la fauna cubriendo el hielo de esta ruta de paso hasta hacerla viable, un proyecto de reconstrucción de la prehistoria como nunca se había hecho antes.
Los investigadores señalan que, si bien los humanos pudieron haber viajado a través de este corredor hace unos 12.600 años, habría sido impracticable antes, ya que carecían de recursos cruciales como la madera para combustible y herramientas, y animales de caza que eran esenciales para el estilo de vida del cazador-recolector.
«La conclusión es que a pesar de que el corredor físico estuvo abierto desde hace 13.000 años, hasta varios cientos de años más tarde no fue posible utilizarlo», dice Willersley.
Si esto es cierto, entonces significa que los primeros americanos, que ya estaban presentes al sur mucho antes de esta fecha, tuvieron que hacer el viaje por otra ruta. Los autores del trabajo sugieren que es probable que migraran a lo largo de la costa del Pacífico.
¿Quiénes eran esos primeros pobladores?
Quién fue aquella gente todavía es muy discutido. Los arqueólogos están de acuerdo, sin embargo, en que los primeros habitantes de los modernos Estados Unidos incluían a la llamada cultura Clovis, que aparece por primera vez en el registro arqueológico hace más de 13.000 años. Los científicos sostienen que el corredor libre de hielo habría sido completamente intransitable en ese momento.
«Eso significa que las primeras personas que entraron en lo que ahora son los EE UU, América Central y del Sur tomaron una ruta diferente. Si se cree que estas eran Clovis, u otras personas, simplemente no podrían haber llegado a través del corredor”, declara el investigador.
Mikkel Winther Pedersen, estudiante de doctorado en el Centro de GeoGenetics que llevó a cabo el análisis molecular, añade: «El corredor libre de hielo fue considerado durante mucho tiempo la vía de entrada principal para los primeros americanos. Nuestros resultados revelan que simplemente se abrió demasiado tarde para que eso hubiera sido posible».
El corredor habría tenido unos 1.500 kilómetros de longitud, y emergió al este de las Montañas Rocosas hace 13.000 años en lo que hoy es el oeste de Canadá, cuando las capas de hielo Cordillera y Laurentide desaparecieron.
Un corredor inviable para sobrevivir al viaje

Mikkel W. Pedersen y un compañero preparando la extracción de muestras de los sedimentos del lago / Mikkel Winther Pedersen
Sobre el papel, esto encaja bien con el argumento de que los Clovis fueron los primeros en dispersarse por América. La primera evidencia de esta cultura, que lleva el nombre de las herramientas de piedra encontradas cerca de Clovis, Nuevo México, también data aproximadamente del mismo tiempo, aunque muchos arqueólogos creen que otras personas llegaron antes.
«Lo que nadie había examinado es cuándo el corredor se hizo biológicamente viable. Cuándo se pudo sobrevivir al largo y difícil viaje a través de él», indica Willersley.
La investigación se centró en un ‘cuello de botella’, una de las últimas partes del corredor en estar libre de hielo, y ahora cubierto en parte por el Lago Charlie en British Columbia y el Lago Spring de Alberta –los dos de la cuenca de drenaje del río Paz de Canadá–.
El equipo reunió pruebas, incluidas fechas de radiocarbono, polen, macrofósiles y ADN, tomadas a partir de núcleos de sedimentos lacustres, que obtuvieron de la superficie del lago congelado durante la temporada de invierno. El equipo de Willersley, hace 13 años, demostró que es posible extraer ADN de plantas y mamíferos antiguos de los sedimentos, ya que contienen fósiles moleculares de sustancias tales como tejidos, orina y heces.
Después de conseguir el ADN, el equipo aplicó una técnica denominada ‘secuenciación escopeta’. «Es increíble lo que se puede obtener. Hemos encontrado pruebas de peces, águilas, mamíferos y plantas. Esto demuestra la eficacia de este enfoque para reconstruir ambientes del pasado», apunta el científico.
Así pudieron ver, con notable precisión, cómo se desarrolló el ecosistema del cuello de botella. Fundamentalmente, demostraron que antes de hace unos 12.600 años no había plantas, ni animales en el corredor, lo que significa que los seres humanos que pasan a través de él no habrían tenido recursos vitales para sobrevivir.
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