LA PERSONALIDAD IMPORTA EN EL TRATAMIENTO DE PACIENTES CON TRASTORNO ALIMENTARIO, SEGÚN UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE
Fuente: AndaluciaInvestiga.com – J. García Orta
El estudio subraya la importancia de conocer mejor las características personales de pacientes con anorexia o bulimia, de cara a un tratamiento más personalizado en el que se aborden variables psicológicas que ayuden al individuo a mejorar sus emociones. Se puede acceder a los resultados de la investigación, liderada por el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Ignacio Jáuregui, en el número 17 de la publicación científica European Eating Disorders Review.
Igual que no existen dos gotas de agua iguales, los seres humanos se diferencian entre sí, desde su ADN hasta sus gustos o su carácter. Ante un mismo problema, dos personas no tienen necesariamente por qué responder de la misma manera. Habrá quien lo tome con mayor humor, quien lo enfoque con seriedad o quien intente evitarlo.
Bajo este prisma de diversidad se enmarca un estudio elaborado investigadores de la Universidad Pablo de Olavide y del Instituto de Ciencias de la Conducta (Sevilla), en el que se propone ir más allá de la etiqueta diagnóstica de pacientes con trastornos alimentarios y profundizar en sus particularidades.
La clasificación clásica de anorexia y bulimia dice mucho de los aspectos clínicos que presenta el paciente, pero prácticamente nada sobre su pronóstico, su personalidad, etc. Nos encontramos con la necesidad de buscar otro tipo de clasificación más operativa, de forma que se conozcan mejor las características personales, señala Ignacio Jáuregui, responsable de la investigación. En concreto, el estudio defiende que dos personas con un mismo diagnóstico, probablemente no se parezcan en nada en su forma de atajar el problema.
Con esta idea como base, el estudio ha tomado dos instrumentos para diferenciar a los pacientes con trastornos alimentarios. Uno mide los rasgos de personalidad (introvertido, sociable, respetuoso, etc.). El otro mide las estrategias de afrontamiento, es decir, la forma en la que nos enfrentamos a los problemas que nos plantea la vida y a nuestras emociones.
En total, para este trabajo se ha contado con la colaboración de 252 personas, divididas en tres grupos: pacientes con anorexia o bulimia; pacientes con otros trastornos mentales; y estudiantes universitarios, sin ninguna patología marcada, que conformaron el grupo de control.
Según el responsable del estudio, al comparar los resultados de los pacientes con trastornos alimentarios con el resto de la muestra, han encontrado diferencias significativas en algunos de los valores analizados. En la autocrítica, una estrategia de afrontamiento de las emociones que se considera negativa, las personas con anorexia o bulimia superaban con creces a los otros participantes del trabajo.
Pensamos, aunque tenemos que seguir profundizando, que esto se puede derivar de los problemas que tienen estos pacientes con respecto a su imagen corporal, se encuentran muy insatisfechos con este aspecto y resultaría lógico que utilicen mucho la estrategia de autocrítica en relación con el manejo de sus emociones, señala Jáuregui.
Trabajar aspectos de personalidad
Con los datos obtenidos, los investigadores introdujeron los resultados de pacientes con anorexia y bulimia en un programa informático, con el fin de conocer si estadísticamente este grupo se puede clasificar en función de las dos variables analizadas, las características de personalidad y las estrategias de enfrentamiento. En total surgieron dos grupos bien diferenciados.
El primero, de posible peor pronóstico, abarca pacientes caracterizados por una elevada introversión, por una marcada inhibición, por una alta sensibilidad interpersonal, por una gran impulsividad, así como por un manejo inadecuado de las emociones y, en general, de los problemas. Además, los miembros de este grupo tienen una autoeficacia percibida (sentimiento de capacidad para resolver problemas) muy baja. Se encuadraron en este colectivo el 53,1% de personas bulímicas y el 69% de anoréxicas.
El segundo grupo, sin embargo, se caracteriza por tener puntaciones mucho más elevadas en rasgos como la sociabilidad, ser una persona convincente, respetuosa y confiada. El manejo de problemas y emociones de las personas enmarcadas en este colectivo es adecuado y, además, perciben una mayor autoeficacia. De los pacientes que participaron en este estudio, pertenecen a este grupo el 46,5%
Para Ignacio Jáuregui, encuadrar al paciente en alguna de estas dos categorías es muy útil para abordar su enfermedad desde el punto de vista médico. Si tenemos una persona con anorexia del grupo de peor pronóstico, aparte de que se haga un tratamiento habitual de los trastornos de la conducta alimentaria, habría que trabajar con ella técnicas para que empiece a manejar sus problemas y emociones de un modo más eficaz, más adaptativo por ejemplo, señala el investigador.
En relación con esto, y como conclusión última, el estudio apunta a que dependiendo del grupo al que pertenezca el paciente, será más interesante enfocar el tratamiento individualizado a las características de personalidad del paciente o al propio trastorno alimentario. Lo novedoso que aporta el estudio es este enfoque, es decir, evidentemente un tratamiento ha de ser individualizado, pero este tipo de trabajos pretenden una individualización que tenga en cuenta una serie de variables psicológicas que sean más importantes que el mero hecho del diagnóstico clínico, afirma Jáuregui.
Más información:
Ignacio Jáuregui Lobera
Área de Nutrición y Bromatología
Universidad Pablo de Olavide
Email: igjl@upo.es
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