Desarrollan una metodología para la detección de zonas urbanas especialmente calientes en ciudades
El estudio, aplicado en Sevilla, determina que, dentro de la ciudad, las zonas más cálidas son las periferias rodeadas de infraestructuras y los polígonos residenciales del siglo XX, donde suele vivir población vulnerable en edificios obsoletos. La investigación también revela que construcciones como grandes cubiertas de color oscuro o pistas deportivas de césped artificial, resultan ser las superficies de mayor temperatura, llegando a afectar al confort percibido en torno a ellas.
Fuente: Universidad de Sevilla
Investigadores de las universidades de Sevilla y Granada han determinado la conexión entre la temperatura superficial diurna en áreas residenciales de la ciudad de Sevilla con la configuración urbana característica de estas barriadas y la distribución del ajardinamiento. El estudio se enmarca en el proyecto de tesis doctoral de Javier de Sola Caraballo y en él han participado los profesores Carmen Galán y Carlos Rivera, de la Universidad de Sevilla, y Antonio Serrano, de la Universidad de Granada.
El trabajo plantea una metodología de análisis cruzado de diversos factores de la morfología de la ciudad en su relación con el sobrecalentamiento urbano. Este análisis permite una visualización mejorada y más intuitiva de los resultados a escala urbana, ya que se basa en capas de información de la ciudad de Sevilla vinculadas mediante Sistemas de Información Geográfica (SIG).
Tras realizar el análisis, los investigadores han detectado que las zonas más cálidas durante el día incluyen áreas industriales o de campo seco y árido, pero dentro de la ciudad destacan dos tipos de zonas. Por un lado, las zonas periféricas, rodeadas de industria pesada, infraestructuras o terreno árido; y por otro, las zonas con tipología urbana de polígono residencial (también conocidas como barriadas), la mayoría desarrolladas durante la segunda mitad del siglo XX. “Tristemente, muchas de estas zonas coinciden con barrios de baja renta, con población especialmente vulnerable y edificios obsoletos, lo que hace especialmente preocupante estos hallazgos”, indica Javier de Sola Caraballo.
El estudio también revela que cierto tipo de construcciones, como grandes cubiertas de color oscuro o pistas deportivas de césped artificial, han resultado ser las superficies de mayor temperatura, llegando a afectar al confort percibido en torno a ellas.
Con respecto a los factores que influyen en el aumento de la temperatura, los investigadores destacan la proximidad a otras áreas cálidas o la alta exposición solar, así como la baja densidad urbana, sin árboles ni sombra, que agrava el sobrecalentamiento.
La escasez de espacios verdes y la presencia de amplias explanadas, plazas duras y grandes bolsas de aparcamiento, muy características de las barriadas, también contribuyen al fenómeno. Además, los materiales comúnmente utilizados en la construcción de espacios urbanos, como el cemento, el asfalto y el granito, tienen una baja capacidad para reflejar la radiación solar, lo que provoca que absorban calor y lo mantengan durante largos periodos de tiempo.
Planificación y tecnología
En relación con las estrategias para mitigar el impacto del calor en las ciudades, Javier de Sola detalla que la concienciación es la mejor estrategia. “De nada sirve identificar las zonas, materiales o intervenciones urbanas problemáticas si luego se sigue urbanizando y construyendo de la misma forma, sin un replanteamiento ni un estudio o análisis previo”, insiste.
El autor principal del estudio coloca a la tecnología en un lugar prioritario para simular escenarios urbanos y prever su comportamiento frente al cambio climático. “Diseños más eficientes deben priorizar la ventilación natural, reducir materiales oscuros y pesados, e incorporar más árboles y pavimentos naturales. Con las herramientas disponibles, es posible calcular el impacto climático de cada proyecto antes de su aprobación, asegurando un urbanismo más sostenible y adaptado al futuro”, ha explicado.
Capas socioeconómicas
El propósito es hacer extensivo el estudio a otras ciudades y con un más amplio espectro de capas de información. La idea de los investigadoreses abarcar todo el ciclo completo de día y noche, estudiando el calor nocturno y la isla de calor. Por otro lado, se añadirán otro tipo de capas socioeconómicas, considerando niveles de renta, edad poblacional y estados de los edificios. “Todo ello es crucial para entender mejor cómo esas zonas sobrecalentadas pueden afectar a la población que las sufre. Más aun viendo que las zonas más desfavorecidas tienden a sufrir una mayor exposición”.
Esta metodología planteada por investigadores de la Universidad de Sevilla y de Granada es fácilmente replicable en ciudades cálidas del sur de Europa. La existencia de orografía escarpada, el carácter marítimo o la presencia de nuevos tipos urbanos suponen desafíos y oportunidades para obtener nuevas conclusiones de gran utilidad.
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