EL ENTORNO COSTERO SE RESIENTE ANTE EL ABANDONO URBANÍSTICO
Fuente: AndaluciaInvestiga.com – J. García Orta
Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide han analizado las consecuencias derivadas del abandono de proyectos urbanísticos en las zonas costeras españolas, como consecuencias de las crisis económicas vividas en los años 70 y actualmente. Los resultados, publicados en la revista Journal of Coastal Research, apuntan a la pérdida de biodiversidad, la polución o el desempleo, entre otros.
Crisis económica y problemas en el sector de la construcción. Los medios informan desde hace meses sobre estas dos realidades, entrelazándolas hasta el punto de que en nuestro país casi no se concibe la una sin la otra. Para sorpresa de muchos, la burbuja inmobiliaria explotó, convirtiendo ambiciosos proyectos anunciados a bombo y platillo como el Edén a pie de calle, en auténticos cadáveres de hormigón, acero y pladur.
Aunque esta situación parezca nueva, una mirada a nuestras costas demuestra que la historia, como la moda, se mueve por ciclos. Otra crisis económica, esta vez entre los años 60 y 70, dejó un legado de edificios a medio hacer en importantes zonas de turismo costero. Es el caso de los hoteles Atlante del Sol (Lanzarote) y Añaza (Tenerife), abandonados durante su construcción, o de Arenales del Sol (Elche), cerrado desde hace años y en estado de ruina.
En el contexto de la gestión integrada de zonas costeras, investigadores pertenecientes al grupo Áreas Dinámicas Naturales y Antrópicas (ADINA) de la Universidad Pablo de Olavide, han realizado un estudio del impacto de proyectos urbanísticos abandonados en nuestro país a corto plazo, partiendo de la base de aquellos proyectos actuales cuyas obras están paralizadas, y a largo plazo, con los casos ya expuestos. Los resultados, publicados en la revista Journal of Coastal Research, ponen de manifiesto la existencia de fuertes consecuencias ambientales y socioeconómicas.
Las zonas costeras son lugares muy complejos, tanto por el carácter único de sus ecosistemas, como por el uso que el ser humano hace de ellas señala Fátima Navas. Esta investigadora, junto a Rocío Carrero, Gonzalo Malvárez y Macarena Tejada, del Área de Geografía Física de la Universidad Pablo de Olavide, se plantearon la necesidad de analizar el efecto que tiene sobre el entorno el hecho de que, tras cerca de 40 años, sigan en pie hoteles de veinte plantas a medio terminar y que continúe la descoordinación en la ordenación de las costas.
Menos biodiversidad, más polución
Si el proceso de urbanización significa acabar prácticamente con la biodiversidad de una zona, dejar un complejo residencial u hotelero a medio terminar tiene una repercusión aun mayor en el medio. Un caso claro es el ya mencionado Atlante del Sol, ubicado en una zona volcánica de condiciones muy adversas para el mundo vegetal. El entorno es un lugar que alberga singulares especies de aves marinas y plantas especialmente adaptadas al medio» señala Rocío Carrero, quien subraya que alrededor del hotel ha habido un deterioro del suelo y, por ende, de esta flora tan especial.
Otro de los problemas medioambientales que ha detectado el estudio es la erosión del terreno. Y es que la intervención del hombre en las zonas limítrofes a la playa ha inferido sobre las dinámicas de litoral, afectando o eliminando la vegetación, y haciendo el entorno más sensible de erosionarse ante determinados fenómenos naturales. Las carreteras, la compresión del suelo, en definitiva la eliminación de la cubierta vegetal hace que la tierra pierda capacidades como la absorción de agua señala la investigadora.
Como consecuencia del abandono, la contaminación es otro de los factores que entran en juego, según el estudio. Los alrededores de los edificios se transforman en una suerte de vertedero donde se acumula basuras de diversa índole, con los riesgos para la salud que esto conlleva. A esto se suma la ocupación de la infraestructura por población sin recursos, viviendo en muy malas condiciones y sin un correcto tratamiento de residuos, que acaban irremediablemente afectando al entorno.
En materia medioambiental y también social, los investigadores han subrayado el impacto que tienen los proyectos abandonados sobre el el paisaje del entorno. Los edificios se mezclan con la línea de playa, pero también, algo más en el interior, con elementos tales como montañas o valles. Todo ello degrada el paisaje, deteriorándolo por la vista de edificios abandonados y en ruinas, en muchos casos, o modificándolo. La topografía original cambia sustancialmente una vez empieza el proceso de urbanización, encontrándose a menudo montañas de tierra y grava, desechos, cobertura de asfalto señalan en el estudio. Toda una serie de elementos que, con el abandono de las obras, permanecen en los alrededores del esqueleto de un edificio que no hace, según el estudio, que restar valor económico a la zona.
Conflicto y desempleo
Siguiendo en la línea del impacto socioeconómico que conllevan los proyectos urbanísticos a medio terminar, el trabajo llevado a cabo por los investigadores de la Universidad Pablo de Olavide apuntan hacia cuestiones como el desempleo. La primera de las consecuencias que desencadena el paralizar unas obras sine die afecta directamente a la población trabajadora. Los obreros de la construcción pierden su empleo, así como aquellos puestos que dependen mediante subcontratas de manera indirecta de esta actividad y los aspirantes a solventar la futura oferta laboral.
Otro de los factores importantes son los conflictos que se generan entre los distintos afectados por el abandono del edificio. Entre ellos destaca el que mantienen con el tiempo el sector privado y la administración pública, quien intenta hacerse cargo de la situación tras la quiebra de la constructora, y que comprende un largo proceso que, en ocasiones, concluye con una demolición como en el caso de Club Mediterranée de Cadaqués, o que se mantiene sin resolver. Existe tambien en este aspecto indefiniciones competenciales que acentuan los impactos en el territorio; éste es un aspecto recogido también por el estudio en tanto que analiza la situación concreta de posibles demoliciones asumidas por la Administración tras la iniciación de proyectos privados.
En los últimos 40 años se ha evolucionado mucho en el plano legislativo, hasta el punto que mientras que a finales de los 50 había una única Ley del Suelo, hoy día tenemos cerca de 160 documentos en los que están implicados asuntos de administración del suelo, desde la Ley de Costas de 1988, hasta las leyes que soportan la planificación y la ordenación urbana a distintos niveles y escalas subraya Rocío Carrero. Una explosión reglamentaria que responde, según la investigadora, al intento del Estado por coordinar mejor los procesos de urbanización que se fueron de las manos en los 70 y que amenazan con volver a escaparse hoy en día.
En esta línea, el análisis efectuado desde la UPO señala sustanciales mejoras con el nuevo entramado legislativo, especialmente en lo relativo a la responsabilidad social. Si una empresa abandona un proyecto, entran en acción cuestiones como la indemnización a los propietarios, la declaración de ruina, expropiación del terreno, No es que sea fácil, lleva muchos años, pero existen estas medidas para evitar que vuelva a ocurrir lo mismo que hace cuatro décadas apunta la investigadora.
No obstante, en lo que se refiere a la responsabilidad ambiental, el estudio pone de manifiesto que aún queda camino por recorrer. Las leyes han ido introduciendo una preocupación por el medio y hay procedimientos como la evaluación del impacto ambiental en los que no se llega a contemplar ciertos efectos, si la obra se queda paralizada. Existen todavía vacíos legales, y metodológicos, aunque cuando se trata de zonas protegidas o amparadas por la ley de costas, la legislación es mucho más eficaz y se puede actuar en proyectos abandonados, apunta Fátima Navas.
Imágenes cedidas por el grupo ADINA de la UPO
Más información:
Fátima Navas Concha
Área de Geografía Física
Universidad Pablo de Olavide
Tlf: 954 977859
Email: fnavcon@upo.es
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