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La misión Rosetta completa con éxito su entrada en órbita en torno al cometa 67P

Fuente: Instituto de Astrofísica de Andalucía


06 de agosto de 2014
Con una resolución espacial de 5,5 metros por píxel, las imágenes más recientes de la superficie 67P muestran con un detalle único una superficie extremadamente compleja, con multitud de estructuras con bordes afilados, precipicios y otras regiones que parecen lisas. Los científicos creen que la actividad del cometa desarrollada en su anteriores pasos por el Sistema Solar interno ha formado estos extraños paisajes. Fuente: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA

Con una resolución espacial de 5,5 metros por píxel, las imágenes más recientes de la superficie 67P muestran con un detalle único una superficie extremadamente compleja, con multitud de estructuras con bordes afilados, precipicios y otras regiones que parecen lisas.
Los científicos creen que la actividad del cometa desarrollada en su anteriores pasos por el Sistema Solar interno ha formado estos extraños paisajes. Fuente: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA

Tras recorrer casi seis mil cuatrocientos millones de kilómetros a través del Sistema Solar, la sonda Rosetta (ESA) ha completado con éxito una de sus maniobras clave y ya se encuentra en órbita en torno a su objetivo, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. La operación permitirá, por primera vez, observar in situ cómo un núcleo cometario despliega su actividad y desarrolla la coma y las colas que aportan a los cometas su aspecto característico.

Esta maniobra constituye un hito en la exploración espacial, pero no será el único que brindará Rosetta: además de mantenerse en órbita en torno a 67P y acompañarlo en su viaje hacia las regiones internas del Sistema Solar, la nave liberará un módulo robótico que se posará sobre el núcleo del cometa y se anclará a él para estudiarlo. Rosetta, además, es la primera misión que alcanza la órbita de Júpiter empleando paneles solares como principal fuente de energía.

«Pensar que uno estuvo trabajando con algo, que lo tuvo entre sus manos, y que ha llegado a la órbita de Júpiter, ha despertado tras más de treinta meses de la hibernación y está acompañando a un cometa en su órbita hacia el Sol es verdaderamente gratificante», señala Luisa María Lara, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en la misión y trabajó en la calibración de la cámara OSIRIS a bordo de Rosetta.

Rosetta aportará información sobre las características del cometa que no podríamos obtener desde Tierra. «Los cometas pueden ayudarnos a responder preguntas fundamentales sobre la formación del Sistema Solar, la procedencia del agua terrestre e incluso sobre el aporte de moléculas prebióticas a nuestro planeta -destaca Lara (IAA-CSIC)-. Pero debíamos despejar muchas incógnitas sobre, por ejemplo, la densidad, composición o estructura interna de estos objetos, y solo podíamos hacerlo visitando uno».

Una de estas incógnitas reside en comprender los mecanismos que convierten los núcleos cometarios, en ocasiones denominados bolas de nieve sucias, en «estrellas con cabellera», como las denominaron los griegos. Un fenómeno conocido globalmente como actividad cometaria y que se produce cuando los cometas se acercan al Sol, sus hielos subliman y se libera el polvo.

Maniobra para entrar en órbita

La misión Rosetta, gestada en los años ochenta del siglo pasado y aprobada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en 1993, constituye un importante desafío tanto científico como tecnológico. El viaje de Rosetta comenzó el 2 de marzo de 2004, cuando despegó desde el Puerto Espacial Europeo en Kourou, en la Guayana Francesa. Desde entonces Rosetta ha dado cinco vueltas en torno al Sol y ha realizado tres maniobras de asistencia gravitatoria con la Tierra y una con Marte para ganar velocidad y alcanzar una órbita similar al cometa 67P.

Fuente: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA

Fuente: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA

La maniobra de entrada en órbita ha requerido igualar la velocidad de la nave y la del cometa, unos 55.000 kilómetros por hora. Rosetta ha dibujado tres arcos a una distancia de unos cien kilómetros del cometa y otros tres a una cincuenta kilómetros, lo que ha ido acercando la nave a la distancia -unos treinta kilómetros- en la que la gravedad del cometa es suficiente para mantener la nave en órbita.

El cometa que parecía un patito de goma 

La forma del cometa 67P, que en observaciones preliminares desde Tierra parecía similar a un balón de rugby, ha constituido una sorpresa mayúscula. Las imágenes tomadas por la cámara OSIRIS el pasado 14 de julio desde una distancia de unos doce mil kilómetros mostraron un aspecto nunca visto en un cometa. 67P muestra dos regiones diferenciadas y, según la orientación, su forma recuerda a la de un patito de goma.

En los próximos meses los científicos esperan determinar las propiedades físicas y mineralógicas del cometa, lo que ayudará a decidir si las dos partes del cometa eran antes dos cuerpos individuales o si la peculiar forma se debe a un proceso de erosión.

Participación española

Rosetta es una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) con participación de sus países miembros y de la NASA. Diversas instituciones españolas han tomado parte en el desarrollo de la misión Rosetta, particularmente el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que participa en dos de los once instrumentos que forman la dotación científica de la nave: OSIRIS y GIADA. El primero comprende dos cámaras de alta resolución (una de campo estrecho y otra de campo ancho) que estudiarán, respectivamente, el núcleo del cometa y el gas y polvo que lo rodean. OSIRIS proporcionará una completa historia tanto de la estructura del núcleo como de los cambios en la superficie y su evolución desde el comienzo de la actividad. El instrumento ha sido desarrollado por un consorcio internacional formado por institutos y laboratorios de seis países, entre los que se encuentran tres españoles: el IAA, el INTA, la Universidad Politécnica de Madrid.

Por su parte, el instrumento GIADA, el único de la misión dedicado al estudio de las características del polvo, dispone de tres tipos de sensores que medirán la masa, velocidad, momento y flujo de las partículas de polvo, datos de primera importancia en la física de los cometas. El IAA forma parte del consorcio GIADA (constituido por cuatro centros de investigación europeos) y es el responsable de la electrónica –adquisición y procesamiento de datos, software de vuelo, etc- en términos de diseño, desarrollo, producción y comprobación durante todas las fases del programa.

 Contacto:

Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC)
Unidad de Divulgación y Comunicación
Silbia López de Lacalle – sll[arroba]iaa.es – 958230532
http://www.iaa.es
http://www-divulgacion.iaa.es

 


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