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LA UNIVERSIDAD DE CÁDIZ ANALIZA EL USO Y SIGNIFICADO DE LAS MONEDAS DE LAS ANTIGUAS NECRÓPOLIS DE CÁDIZ, MÁLAGA E IBIZA


31 de enero de 2012

Fuente: Universidad de Cádiz

 

 

Investigadores del grupo HUM-440: El círculo el Estrecho. Estudio arqueológico y arqueométrico de las sociedades desde la Prehistoria a la Antigüedad Tardía de la Universidad de Cádiz, trabajan en el proyecto Moneda para el más allá. Estudio diacrónico del uso y significado de la moneda en las necrópolis de Gadir, Malaca y Ebusus.

 Los primeros estudios indican que muchas de las monedas encontradas en las tumbas excavadas podrían haber sido utilizadas a modo de talismán / Universidad de Cádiz

Este trabajo, que coordina la profesora Alicia Arévalo González, trata de documentar arqueológicamente la presencia de monedas en las necrópolis de las antiguas ciudades de Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga) y Ebusus (Ibiza), además de analizar su significado; todo ello sin perder de vista en ningún momento lo que ocurre en el resto de Hispania y en el contexto mediterráneo. Los primeros estudios parecen indicar que muchas de las monedas encontradas en las tumbas excavadas podrían haber sido utilizadas a modo de talismán y no como el óbolo de Caronte.

Para entender mejor este proyecto -financiado por el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (2010 – 2013) del extinto Ministerio de Ciencia e Innovación- es necesario tener en cuenta que, hasta la fecha, casi siempre se ha vinculado la aparición de la moneda en una tumba con el óbolo de Caronte, ya que estas monedas, puestas en la boca del cadáver, simbolizaban el pago que los difuntos debían realizar a Caronte para poder pasar a través del río Aqueronte al más allá.

 

No obstante, «no siempre la moneda en una tumba tiene que ser interpretada de esta forma. Aquí, en Cádiz, por ejemplo, es muy frecuente que aparezcan monedas cada vez que se excava una necrópolis y muchas se han mostrado dispuestas en determinadas partes del cuerpo del difunto como pelvis, pies o capacidad torácica, entre otras», como explica la profesora Alicia Arévalo. Así, «es posible que la moneda cumpliera otra función: el papel de talismán, de amuleto protector, ya que la moneda también estaba considerada un objeto sagrado al tener en ella representada la divinidad».

De igual forma, es importante indicar que, en la búsqueda de rasgos que definan y caractericen el mundo funerario, la moneda se presenta como un referente privilegiado al aportar datos significativos sobre sus creencias religiosas, sobre su función en el ámbito funerario y sobre sus diferentes usos en el ritual y en la liturgia desarrollada en torno al difunto. Estos aspectos no han sido tratados con profundidad hasta ahora, ya que «a menudo se aplica cierta vaguedad conceptual, derivada de un tratamiento poco sistemático y actualizado de los datos», puntualiza la profesora Alicia Arévalo. Para ello, se ha creado un equipo de investigación interdisciplinar de arqueólogos, filólogos y numismáticos que trata de reunir todas las evidencias arqueológicas disponibles al respecto y proceder a su interpretación histórica.

Además, desde el grupo de expertos se quiere señalar que «igual que existía la creencia de que al difunto había que darle comida para que éste partiera hacía el más allá, también había que darle un bien material como el dinero. De hecho, en Cádiz han aparecido los restos de lo que podría haber sido una especie de hucha junto a la que ha encontrado un conjunto de 34 monedas, todas ellas documentadas de manera fragmentada».

De este modo, puede existir una variedad de significados asociados a la moneda en el mundo funerario que en un primer momento el equipo de investigación ha centrado en Gadir (Cádiz). «Queremos comparar este caso con el de dos necrópolis púnicas más como Malaca (Málaga) y Ebusus (Ibiza) porque son ciudades de antigua raigambre semita», afirma la profesora Árevalo.

 

El intervalo cronológico del estudio se centra entre la fase tardo-púnica y finales del Mundo Antiguo, lo que permitirá valorar diacrónicamente el proceso a lo largo del tiempo, especialmente atendiendo a tres etapas: protohistórica (ss. IV -III a.C.), romana (s. II a.C. – III d.C.) y tardoantigua (ss. IV – VII d.C.). Y es que «únicamente contando con una perspectiva histórica amplia será posible advertir los cambios sobre el uso y significado de la moneda en el mundo funerario», añade.

Por tanto la idea de estos investigadores es cotejar lo ocurrido en estas necrópolis con otras que sean, por ejemplo, de tradición ibérica o celtibérica e investigar los cambios producidos a partir de la presencia romana.


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