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LAS BACTERIAS, NUEVAS PROTAGONISTAS DE LOS CULTIVOS EN ANDALUCÍA


01 de septiembre de 2011

Fuente: Patricia Ortiz caro / Programa para la Formación de Monitores en Materia de Divulgación del Conocimiento.

 

El sector agrícola es fundamental en Andalucía, de ahí la importancia de realizar proyectos de I+D que mejoren los métodos y sistemas utilizados. Ésta es la base que sostiene el proyecto NNTT-Abioagrin para el desarrollo de nuevas tecnologías y la mejora de la producción agrícola sostenible.

Representantes de todas las empresas que forman el consocio para  desarrollar el proyectoEl proyecto se centra en la selección y posterior aplicación de microorganismos naturales, no modificados genéticamente y aislados en los cultivos andaluces, para la obtención de biocompost, biofertilizantes, biocontroladores de enfermedades (fúngicas, bacterianas y plagas) y la combinación de fertilizantes químicos tradicionales con microorganismos. Este uso conjunto “puede permitir la captación de los fertilizantes químicos de forma más eficiente por parte de las plantas y minimizar el impacto ambiental”, indica Manuel Megías, Presidente de ResBioAgro y catedrático de Microbiología de la Universidad de Sevilla. “La verdadera innovación del proyecto se encuentra en el diseño de los sistemas de aplicación de los microorganismos, que es lo que aportará la eficacia de éstos”, subraya el director técnico del proyecto y también director de I+D de AMC Chemical, Khalid Akdi.

NNTT Abioagrin fue promovido por la Universidad de Sevilla, donde ya existía un grupo de investigación formado, en 1988, por los departamentos de Microbiología de las facultades de Farmacia y Biología. En 2009 se mantuvieron las primeras reuniones en la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) con una treintena de empresas para tratar de constituir un consorcio que abordase la propuesta de disminuir racionalmente el consumo de insumos químicos en agricultura. Cuatro empresas están en el proyecto desde sus inicios: Fundación Caja Rural del Sur, AMC Chemical, AGQ Labs y la spin-off ResBioAgro, que surgió del proyecto Renupia (Recursos Nutricionales para la Producción Integrada de Arroz), financiado por la la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) y la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), y desarrollado por este grupo de investigadores y empresas andaluzas.

A esas cuatro empresas se unieron, posteriormente, Biomasa Peninsular, Fertiberia y SAT Grufesa, dando como resultado el consorcio que desarrolla la investigación con la colaboración de diversas entidades como las universidades de Sevilla y Córdoba, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (CSIC), el Centro de innovación y tecnología agroalimentaria (Citagro) y el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE). Su objetivo es la búsqueda de alternativas respetuosas con el medio ambiente, así como la actuación sobre cultivos de alto interés económico y social para Andalucía: hortícolas, olivar, maíz, arroz y frutos rojos.

Dentro de este consorcio, cada una de las empresas es responsable de una de las seis actividades en las que se divide el proyecto: aislamiento de microorganismos, producción de compost, desarrollo de bio-agro-insumos, nuevos diseños de sondas de succión para la aplicación de los inoculantes, estudios de impacto medioambiental y aplicación de los productos obtenidos.

Los fitosanitarios

 
Khalid Akdi, destaca que un aspecto importante de NNTT Abioagrin radica en el uso que en agricultura se realiza de ciertos productos y tratamientos como los pesticidas que generan problemas económicos y medioambientales. Por ejemplo, en la desinfección de suelos, “práctica fundamental sobre todo para el cultivo de hortícolas y fresas”, se utilizan biocidas y fumigantes de síntesis química. Actualmente muchos de esos tratamientos químicos ya no se comercializan por su toxicidad. De hecho, la UE, en 1991 (Directiva 91/414/CEE), autorizó el uso de sólo un 26% del total de mil fitosanitarios comunes en la agricultura europea. En 2009, el Reglamento (CE) 1107/2009 convirtió esas prohibiciones en norma de obligado cumplimiento entre los estados miembros de la UE.

Manuel Megías, catedrático de Microbiología de la Universidad de Sevilla y presidente del Consejo de Administración de la empresa, indica que por ejemplo, las plantas de leguminosas disponen de unos órganos que son fijadores del nitrógeno (fundamental para el desarrollo de las plantas) y dentro de ellos tienen unas bacterias, los rizobios, que son las que realizan esa captación del nutriente y “sólo los microorganismos pueden realizar esa función”. De ahí la importancia de aislar estas bacterias para colaborar en el desarrollo de los cultivos utilizando menos cantidad de agroquímicos y sustituirlos por “procesos típicamente biológicos”. Desde hace una década, los expertos trabajan con el sector arrocero de la provincia de Sevilla. “Nos planteamos buscar microorganismos beneficiosos, en las propias marismas para desarrollarlos y utilizarlos en incrementar el rendmiento de cosechas”. Así se concibió el proyecto Renupia (recursos nutricionales producción integral del arroz, incentivado por la Corporación Tecnológica de Andalucía), germen de ResBioAgro que surgió de la transferencia de tecnología de aquel proyecto.

“Al aplicar fertilizante al suelo, nitrógeno, fosforo o potasio, el 50% se pierde. De lo que queda, la planta aprovecha tan sólo un 30-40%. El objetivo sería tratar de reducir a la mitad el uso de los insumos añadiendo microorganismos que permiten aprovechar mejor la alimentación de los cultivos y disminuir en mas de un 50% la contaminación de los recursos ambientales, por el uso abusivo de insumos químicos en la actualidad”, explica el profesor Megías. Otra contribución de las bacterias consiste en facilitar con mayor eficiencia captación de los fertilizantes químicos por parte de las plantas, indica.

Biocompost vegetal

 

Además, el proyecto pretende “valorizar la utilización de grandes cantidades de residuos derivados de los cultivos (olivar, hortícolas, maíz, arroz y frutos rojos.) para elaborar compost (abono orgánico) de biomasa vegetal que permita disminuir el uso de fertilizante nitrogenados, entre otros”, indica Akdi.“De esta manera los desechos vegetales se aplicarían como materia orgánica en los mismos cultivos que los generan, permitiendo una sostenibilidad del sistema agrícola.
Actualmente, los residuos de las cosechas se queman o se entierran, con el consiguiente impacto medioambiental que supone. Esa materia orgánica “es muy buena, por la relación carbono-nitrógeno que tiene”, destaca Megías, “pero hay un problema: tiene poco nitrógeno y demasiado carbono, por lo que tendremos que incrementar la cantidad de nitrógeno y fósforo mediante la aplicación de microorganismos que aceleran el compostaje y aumentan la concentración de ambas sustancias”. Además, la obtención de compost vegetal se aplicará al cultivo de procedencia. “Por ejemplo, los residuos de fresas irán destinados a las plantaciones de fresas y así con el resto de cultivos propios de Andalucía”, subraya el profesor y fundador de ResBioAgro.

La obtención de biocompost vegetal supondría la creación de empleo y la generación de riqueza local mediante la instalación de fábricas locales de tratamiento de residuos vegetales para generarlo. A estos desechos también se les aplicarán microorganismos, que aceleran el compostaje e incrementan el nitrógeno y el fósforo que necesitan los cultivos para desarrollarse.

En la actualidad “la necesidad de incrementar la productividad y garantizar la seguridad en el suministro de alimentos ha incrementado el potencial de uso de compuestos de origen biológico en la agricultura”, afirma Akdi, y este aspecto es lo que quieren aumentar. De lo que se trata es de disponer de una agricultura sostenible, que pasa por el uso racional de los insumos químicos (fertilizantes, abonos, plaguicidas, etc) y permitir un control eficaz de enfermedades y plagas con un incremento aceptable en los rendimientos de las cosechas y los beneficios económicos y sociales del entorno.

NNTT Abioagrin cuenta con un presupuesto de 2.732.807 euros, es un proyecto de tres años de duración (2010 -2013) y está financiado en un 75% por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).

 

Más información:

 

Dr. Manuel Megías Guijo
Universidad de Sevilla

ResBioagro
E-mail: megiasg@us.es


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