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LOS NUEVOS EXPLORADORES DE LA ANTÁRTIDA


22 de diciembre de 2011

Fuente: Luz Rodríguez / Programa de Formación de Monitores en Materia de Divulgación del Conocimiento.

 

En estos días se conmemora el centenario de la llegada de Roald Amundsen al Polo Sur. Con la conquista del noruego comenzó la aventura fascinante de adentrarse en una tierra inexplorada. En estos cien años, la comunidad científica ha puesto los ojos en este continente, el cuarto más grande del mundo, rico en fauna, volcanes y recursos naturales. Desde 1994 el Instituto Andaluz de Geofísica (IAG), dependiente de la Universidad de Granada participa, activamente, en las campañas científicas destinadas a conocer más a fondo lo que esconde esta tierra, uno de los poco lugares todavía por explorar del planeta. El estudio del IAG es uno de los 16 proyectos científicos que se están desarrollando este año en la base española.

Base española "Gabriel de Castilla" en  Isla Decepción. Foto: E. CarmonaEn el archipiélago de las Shetland del Sur se encuentra Isla Decepción, lugar donde se ubica la Base Antártica Española del Ejército de Tierra Gabriel de Castilla. En este conjunto de islas se concentra la actividad científica de España, que cuenta con el apoyo logístico de los militares destinados a esta base y es el destino al que llegan, tras un largo e intenso viaje, los investigadores españoles que participan en las campañas científicas en la Antártida. Estas campañas se desarrollan anualmente y están coordinadas por el Programa de Investigación Polar del Ministerio de Ciencia e Innovación. El objetivo de los científicos granadinos es estudiar y vigilar la actividad sísmica en Isla Decepción, un volcán que permanece activo.

La Antártida se encuentra a 12.142 kilómetros de la capital granadina. Enrique Carmona, investigador del IAG ha estado en ocho ocasiones en la Antártida. Su vocación por la geología le ha llevado a ejercer como geofísico y a dedicarse a su gran pasión, los volcanes y los terremotos. Todas las campañas científicas antárticas en las que ha participado han estado vinculadas al estudio de la sismicidad volcánica. “Estudiamos el volcán de Isla Decepción como si fuera un laboratorio natural, para así poder aplicar estos conocimientos en otros volcanes, como en la reciente erupción de El Hierro.” Los científicos del IAG “vigilan” el volcán para establecer un control ante su posible reactivación. A finales de los 60 hubo varias erupciones que provocaron daños en varias bases científicas.

Investigadores del IAG estudian la actividad sísmica en la Antártida. Foto: E. CarmonaPara Carmona queda poco del espíritu aventurero de Amundsen y Scott en los científicos actuales: “Posiblemente los primeros españoles que, allá por los 80, construyeron las bases de España, tuvieran algo de aventura. Hoy en día, los avances tecnológicos permiten que las cosas en la Antártida sean más fáciles. Hay mejores vestimentas y mejores comunicaciones”. De sus numerosas estancias en la base española, “creando pequeñas familias”, Enrique destaca la evolución y ampliación de sus instalaciones, así como una mejor comunicación con España gracias a Internet.

El día a día

La vida y el trabajo de los científicos en la base están determinadas por las condiciones meteorológicas, extremas en invierno y más benignas durante el verano austral, de octubre a marzo. La temperatura media anual es de –50 º. “Te levantas con horarios parecidos a los de la ciudad -comenta Enrique Carmona- y si el clima lo permite, sales a trabajar al exterior. Se suele regresar sobre la hora de comer y la tarde la dejas para trabajar y procesar los datos. Después de la cena llega el momento de compartir tus experiencias de esa jornada con tus compañeros de la base”.

Este trabajo es fundamental para conocer el comportamiento interno de los volcanes así como para la seguridad de los científicos –69 científicos españoles pasarán este año por la base – y de los turistas que visitan estas tierras. Según la Asociación Internacional Antártica de Tuor Operadores (IAATO) fueron cerca de 38.000 los visitantes del continente blanco durante 2010-2011.

Los colores de la Antártida: blanco, azul y gris

Cuando el granadino Demetrio Calle viajó a la Antártida, hace esta semana tres años, una de las cosas que más le llamó la atención a su llegada a este remoto lugar fue el silencio. “Nunca había visto, mejor, oído, nada igual. Acostumbrados a nuestra sociedad en donde todo es ruido, llegar a un lugar así y disfrutar de su silencio es una sensación indescriptible”.

 

Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada, viajero incansable, sintió, ya desde pequeño, la fascinación por la Antártida, surgida “viendo las películas de aventuras en el hielo o los documentales polares”. La oportunidad de cumplir este sueño infantil vino “por casualidad”, a raíz de un proyecto de investigación educativa en el instituto de secundaria Los Manantiales,en Torremolinos, donde ejerce como profesor de Biología y Geología. Del largo viaje destaca el paso por el estrecho de Drake “terrible, a causa del movimiento del barco por el oleaje” y el pasar la Navidad tan lejos, “con una fiesta en el barco, nevando sobre la cubierta y brindando con vino caliente”.

Grupos de científicos, militares y turistas viajan, cada año, a la Antártida. Foto: D. CalleComo biólogo la experiencia le resultó muy enriquecedora. En los meses de verano austral las tierras heladas del continente cobran vida, “hay miles de pingüinos, focas, albatros moviéndose ante nuestros ojos, es un espectáculo difícil de olvidar”. La aventura le marcó. Sus conocidos dicen que llegó “cambiado”. “La verdad es que después de haber estado en un sitio como la Antártida, todo lo ves de forma diferente. Te das cuenta de que existen lugares en este mundo por los que merece la pena luchar y trabajar lo que haga falta para conservarlos. Y eso es lo que trato de hacer con mis alumnos, despertarles ese sentimiento de conservación hacia los espacios naturales”. Con este afán divulgativo organiza conferencias, proyecciones y exposiciones fotográficas sobre su experiencia antártica. Sus alumnos le dicen que cómo se le puede ocurrir «ir allí, con el frío que hace» y se sorprenden por que haya tanto seres vivos en un medio tan inhóspito.

De vuelta no sólo se trajo una vivencia increíble, sino también un gran número de instantáneas captadas con su cámara, de la que no se separa en todos sus viajes a lo largo y ancho del mundo, viajes que muestra en los diversos blogs que escribe. 168 de estas fotografías fueron recopiladas en un libro, ANTÁRTIDA. Visiones de un continente para un futuro sostenible, donde plasma la riqueza paisajística y la vida de este lugar tan especial.

A Demetrio le encantaría volver a la Antártida y está dispuesto a vivir de nuevo la experiencia de navegar por el estrecho de Drake. Le preocupa el futuro de este aparente rincón apartado del mundo. “Algunos países ven en el horizonte una posible explotación de los recursos mineros, pesqueros y turísticos del continente. En esas condiciones será muy poco probable conservar adecuadamente el entorno de la Antártida. Todo dependerá de los gobernantes y de la resistencia de las personas y organismos que deseamos que permanezca igual”.

 

Más información:

 

Instituto Andaluz de Geofísica- Universidad de Granada
Enrique Carmona
Teléfono: 958 24 35 56
e-mail: ecarmona@iag.ugr.es

Demetrio Calle
www.cienciaydocencia.ieslosmanantiales.com/
e-mail: demetriocallemartinez@hotmail.es


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