Advierten que durante la cuarentena construiremos muchas ‘memorias de destello’, recuerdos muy nítidos que nos acompañarán toda la vida
Investigadoras del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada, expertas en memoria y lenguaje, señalan que este tipo especial de recuerdos se construyen alrededor de acontecimientos únicos, sorprendentes y personalmente relevantes, como los que ahora vivimos.
Fuente: Universidad de Granada
¿Cómo recordaremos estos días de confinamiento por la crisis del coronavirus dentro de unos años? Científicas de la Universidad de Granada señalan que en estos momentos estamos construyendo las denominadas “memorias de destello”, un tipo especial de recuerdos que suelen tener un carácter afectivo intenso y que se recuerdan con una gran nitidez.
Alejandra Marful, Daniela Paolieri y Teresa Bajo, investigadoras del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada y expertas en aprendizaje y memoria, recuerdan que las memorias de destello se construyen alrededor de acontecimientos únicos, sorprendentes y personalmente relevantes, como los que ahora vivimos, “de forma que en el futuro tendremos memorias muy vívidas de ellos y podremos dar muchos detalles que en principio podrían parecer irrelevantes”.

Durante la cuarentena construiremos muchas ‘memorias de destello’, recuerdos muy nítidos que nos acompañarán toda la vida.
¿Dónde estábamos cuando nos enteramos del estado de alarma? ¿Con quién estábamos? ¿Qué ropa llevábamos puesta? “Aunque no son los únicos recuerdos que perdurarán en nuestra memoria, lo que ahora vivimos lo recordaremos de forma persistente durante tiempo”.
Pero, ¿cómo registra nuestro cerebro estos acontecimientos? La evidencia científica muestra que las situaciones nuevas producen un aumento de la dopamina (un neurotransmisor) en el hipocampo del cerebro, y si estas situaciones además están asociadas a estrés social también hay un cambio en las conexiones entre el hipocampo y otras zonas del cerebro como la amígdala, el tálamo o la ínsula.
“El hipocampo es la zona del cerebro que interviene en fijar nuestros recuerdos, y este aumento en dopamina o en la fuerza de las conexiones con otras áreas, hace nuestros recuerdos más persistentes y emocionales”, explican las investigadoras de la UGR. Por esta razón, estas memorias de eventos únicos asociadas a estrés suelen tener alto contenido emocional, especialmente cuando los acontecimientos afectan a nuestra vida personal y a la de las personas que nos rodean.
Recuerdos cada vez más positivos
Afortunadamente, nuestro cerebro es adaptativo y con el tiempo nuestro recuerdo se volverá más positivo. La investigación muestra que las personas mayores tienden a recordar eventos pasados de forma más positiva e incluir más detalles positivos que negativos. “De esta manera, a medida que pase el tiempo, el recuerdo de este período dará más importancia a momentos positivos: risas, mensajes, anécdotas en los balcones de nuestra casa, etc. Aunque no conocemos exactamente el mecanismo por el que esto sucede, hay evidencia que muestra que, al menos en parte, se produce porque los recuerdos positivos contribuyen a nuestro bienestar; de manera que los compartimos con más frecuencia con otras personas y esto tiene consecuencias a nivel cerebral”, indican las investigadoras.
Desde el Laboratorio Memoria y Lenguaje de la UGR, en el que trabajan Marful, Paolieri y Bajo, han hallado evidencias científicas que indican que cuando intentamos recordar parte de un acontecimiento que tiene diferentes facetas, los aspectos más intensos y fuertes competirán por el recuerdo, y la corteza prefrontal de nuestro cerebro se activará para bloquear los recuerdos que no deseamos y para facilitar la recuperación de los detalles que sí queremos recordar.
“Si, por ejemplo, queremos recordar una anécdota de una tarde en el balcón, nos vendrán a la memoria otros muchos aspectos asociados a este tiempo, y el esfuerzo por recordar esa anécdota concreta inhibirá el recuerdo de otros aspectos negativos de nuestro encierro y contribuirá a hacer más positivo nuestro recuerdo”, destacan Marful, Paolieri y Bajo.
Estas investigadoras de la UGR apuntan que muchos proyectos en marcha en distintos laboratorios del mundo trabajan para evaluar y extender esta capacidad de nuestro cerebro para olvidar recuerdos poco deseados y ayudar a personas que han sufrido eventos muy negativos.
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