Analizan cómo el cerebro de las personas obesas funciona frente a la comida de forma diferente al de quienes tienen un peso saludable
Perder menos peso tras una dieta en la adolescencia está relacionado con que las áreas cerebrales de la motivación por comer y del efecto recompensante de la comida mantengan una conexión mayor, según un trabajo publicado recientemente por la Universidad de Granada.
Fuente: Universidad de Granada
Un grupo de investigación del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada (UGR) lleva años estudiando el exceso de peso desde una perspectiva neurocientífica, investigando qué papel juega exactamente el cerebro en ellos.
En un estudio recientemente publicado en la revista International Journal of Obesity, fruto de la tesis doctoral de Cristina Martín con adolescentes con exceso de peso, los investigadores de la UGR han revelado que perder menospeso tras una dieta en la adolescencia está relacionado con que las áreas cerebrales de la motivación por comer y del efecto recompensante de la comida mantengan una conexión mayor.
Este hallazgo se suma a los anteriormente obtenidos por el grupo Neuropsicología y Psiconeuroinmunología Aplicadas en su línea de investigación en adolescentes y adultos/as para mostrar cómo el cerebro de las personas con exceso de peso funciona de manera diferente al de las personas con peso saludable en todo lo relacionado con la alimentación.
“Ante comida altamente apetitosa y cuando las personas obesas tienen que tomar decisiones relacionadas con qué alimentos comer, a nivel cerebral se activan más los circuitos de la impulsividad y menos los de la reflexión”, explica Raquel Vilar López, investigadora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR y una de las autoras de este trabajo.
Diferente grosor en la corteza cerebral
Además de estas diferencias en activación cerebral, varias zonas del cerebro de las personas con exceso de peso se diferencian en cómo se conectan y en el grosor de la corteza cerebral. Estas diferencias, que podrían estar relacionadas con una alimentación muy elevada en grasas, tienen relación con la dificultad para seguir una dieta y realizar ejercicio físico, y por tanto con la pérdida de peso.

Ante comida altamente apetitosa y cuando las personas obesas tienen que tomar decisiones relacionadas con qué alimentos comer, a nivel cerebral se activan más los circuitos de la impulsividad y menos los de la reflexión.
En base a estos hallazgos, los investigadores Raquel Vilar y Alfonso Caracuel (departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación), en colaboración con dos grupos internacionales, han iniciado recientemente un proyecto para intervenir contra el exceso de peso.
Para ello combinan entrenamientos que, por separado, han mostrado eficacia para modificar aspectos alterados del funcionamiento de los circuitos cerebrales implicados en el sobrepeso y la obesidad, y que además, se pueden aplicar de forma online o presencial.
Últimas publicaciones
Un equipo de investigación de la Universidad de Cádiz ha diseñado un sistema que evalúa el volumen mensual de agua que se pierde evaporado en las presas andaluzas y lo han aplicado a 76 de ellas, cubriendo así todas las demarcaciones hidrográficas de Andalucía. Los expertos han combinado datos institucionales y toma de muestras in situ para además clasificar su eficiencia tras analizar factores morfológicos (extensión y profundidad del embalse), hidrológicos y de gestión.
Sigue leyendoLa investigadora de la Universidad de Sevilla Irene García Moya, experta en Psicología, conversa con estudiantes de secundaria del IES Polígono Sur sobre `Salud mental, nuevas tecnologías y adolescentes´. La Fundación Descubre y el Sevilla TechPark organizan el encuentro de divulgación científica con motivo de esta efeméride.
Un equipo internacional con participación del IACT-CSIC logra por primera vez crear jardines químicos de sulfato de calcio en un laboratorio. Estos jardines crecen en condiciones similares a las del planeta Marte primitivo, lo que podría llevar a equívocos a la hora de interpretar las imágenes de la superficie marciana.
Sigue leyendo