El ejercicio físico reduce los efectos secundarios del tratamiento oncológico en niños y adolescentes
Oncólogas pediatras del Hospital Universitario Virgen del Rocío y la Asociación Española para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (AEetc) ponen en marcha el proyecto ‘Capitán Volante’, que fomenta la práctica de deporte tras el ingreso de estos pacientes.
Fuente: Hospital Universitario Virgen del Rocío
La unidad de Oncohematología Pediátrica del Hospital Universitario Virgen del Rocío y la Asociación Española para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (AEetc) están trabajando en el proyecto ‘Capitán Volante’, una iniciativa que promueve la actividad física entre los menores que ingresan en la planta. El proyecto prevé llegar a una media de unos 50 niños en este su primer año en funcionamiento.
Aunque en los últimos años ha habido un incremento en la supervivencia al cáncer infantil, con hasta un 80% (según el tipo de tumor) en los países desarrollados, los pacientes que sobreviven a la enfermedad pueden padecer secuelas físicas, cognitivas, emocionales y sociales.

Los especialistas médicos que participan, entre los que se encuentran la jefa de servicio de Pediatría y Áreas Específicas del hospital Virgen del Rocío, Catalina Márquez, y la especialista en Oncología del mismo centro Gema Ramírez, cuentan también con el apoyo de un fisioterapeuta que se ha incorporado a la iniciativa gracias a la colaboración de la AEetc, presidida por Gloria Álvarez, y la Fundación La Caixa.
Hay evidencias científicas que demuestran que la práctica de ejercicio físico reduce los efectos secundarios del tratamiento oncológico, aumenta la sustancia blanca en el cerebro, reduce el riesgo de mortalidad en supervivientes de cáncer infantil y mejora la calidad de vida.
Por ello, a la vez que se confirma la patología y los especialistas del hospital sevillano indican las pruebas y el tratamiento médico a seguir, le proponen al paciente y sus familiares que participen en una entrevista para valorar sus gustos deportivos y sus hábitos. Esto incluye una serie de pruebas como una valoración nutricional, cardiológica, cognitiva, emocional y también física, a fin de preparar ‘una receta deportiva’ adaptada a cada niño.
Los menores que deciden participar en la iniciativa se clasifican en tres grupos. El primero de ellos lo integran los niños recién diagnosticados, que están con un tratamiento más intensivo; el segundo, los que reciben tratamiento en el Hospital de Día o en domicilio; y el tercero, los menores que ya han finalizado su tratamiento.
Las primeras pautas se dan en la planta o en consulta, ya que se organizan sesiones grupales en el Patio de Los Valientes cuando el tiempo lo permite. Después, el paciente continúa con los ejercicios en su domicilio y recibe un seguimiento en instalaciones deportivas adheridas al proyecto.
Un trabajo en equipo que va más allá del hospital
Los especialistas médicos que participan, entre los que se encuentran la jefa de servicio de Pediatría y Áreas Específicas del hospital Virgen del Rocío, Catalina Márquez, y la especialista en Oncología del mismo centro Gema Ramírez, cuentan también con el apoyo de un fisioterapeuta que se ha incorporado a la iniciativa gracias a la colaboración de la AEetc, presidida por Gloria Álvarez, y la Fundación La Caixa.
Igualmente, disponen de acelerómetros adquiridos gracias a convenios con entidades como Enterprise o Deporte vs. Cáncer infantil. Los niños se colocan estas pulseras durante el ejercicio ya que recogen diversos parámetros clínicos.
Esta información se vuelca posteriormente en un programa informático gracias a la colaboración de NTT Data, y se incluye después en la historia clínica de cada paciente. El análisis de estos datos permite al equipo de Capitán Volante valorar el ejercicio realizado y su impacto en la salud del niño.
Capitán Volante surgió para rendir homenaje a Edu García, el pequeño capitán por el que su padre Javier puso en marcha el proyecto Capitán Volante para apoyar a los niños con cáncer a través del deporte durante y después de su tratamiento. Así, va más allá de un mero programa deportivo. Como sus fundadores indican en su web, es un proyecto de vida que tiene como objetivo que el niño y/o adolescente que sobrevive al cáncer con secuelas se forme como deportista, participe en competiciones y, quizá algún día, llegue, incluso, a competir en unos juegos paralímpicos.
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