EL RICINO COMO FUENTE DE NUEVOS BIOLUBRICANTES
Fuente: AndaluciaInvestiga.com – Rocío Gómez Rodríguez
Investigadores almerienses, liderados por el doctor Federico García Maroto, participan en un macroproyecto orientado a la producción de nuevos biolubricantes a partir de la planta de ricino y destinados a la industria del motor. Dicha investigación está coordinada por el doctor Rafael Garcés del Instituto de la Grasa de Sevilla, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Desarrollo de nuevas variedades de ricino y sus aceites es el título del subproyecto en el que participan los investigadores almerienses junto a las Universidades de Málaga y Sevilla, el Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba y el propio Instituto de la Grasa. La base de este estudio, consiste en mejorar genéticamente las plantas de ricino y utilizarlas como factoría para la producción de aceites biolubricantes.
La elección de la planta de ricino para el desarrollo de este proyecto responde a que, a pesar de ser considerada tradicionalmente como problemática debido a su contenido en ricino, uno de los venenos más potentes que se conocen, esta peculiaridad le aporta una ventaja. Y es que, los aceite derivados de su producción quedan automáticamente desligados de la industria alimentaria para consumo humano. Esto evita problemas, tales como el ocurrido con el aceite de colza, donde el accidente se debió a una mezcla de aceites de consumo humano con aceites de carácter industrial.
Bioingeniería, un sin fin de posibilidades
Los investigadores almerienses, liderados por el doctor Federico García Maroto, participan en el estudio a través de la clonación y caracterización de una serie de genes. Dichos genes son los responsables de sintetizar los lípidos que resultan útiles para la obtención de plantas transgénicas de ricino que produzcan aceites con el perfil de ácidos grasos adecuado para su utilización como lubricante. Concretamente, se deseaba obtener un aceite con mayor concentración en ácidos grasos moninsaturados (oleico y palmitoleico), que son los compuestos requeridos para catalogar un aceite como biolubricante.
Otro de los objetivos a alcanzar por el equipo de García Maroto, se orientó a la identificación y caracterización de secuencias génicas reguladoras específicas, denominadas promotores, que dirijan la expresión de dichos genes a las semillas de las plantas transgénicas de ricino. Un promotor es una porción concreta del gen responsable de que el producto deseado se produzca o acumule en un determinado tejido u órgano. En el caso del ricino, se persigue que la modificación de los ácidos grasos se acumule en la semilla sin afectar a otras partes de la planta, evitando de esta forma efectos agronómicos negativos. Es muy importante, en ingeniería genética, no sólo conseguir determinados productos sino que se obtengan en el lugar precisado o identificado como más idóneo, asegura el responsable de este estudio.
Una vez han conseguido aislar y clonar los promotores deseados, se está comprobando con buenos resultados su comportamiento en plantas de tabaco. La utilización de esta especie para validar el método desarrollado, responde a que éstas suponen un sistema modelo utilizado tradicionalmente.
Por último, el equipo de científicos pretende poner a punto una técnica de introducción de genes en ricino que resulte eficiente y reproducible. Esto no es tarea fácil, ya que, según explica Federico García el ricino se considerada una especie recalcitrante, es decir, al introducirle los genes éstas se comportan de forma muy errática. Además, la eficiencia de la transformación es muy baja, por lo que los sistemas que desarrollemos deben estar optimizados al máximo con el fin de obtener un número suficiente de plantas transgénicas que nos permitan realizar la investigación de forma adecuada.
Otra vertiente del proyecto corre a cargo del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba y tiene como objetivo la mejora agronómica de las plantas de ricino. La intención reside en obtener variedades adaptadas a las condiciones de cultivo presentes en España y que éstas posean un alto nivel de rendimiento de aceite de elevada calidad para lubricantes. Este estudio, que se inició aproximadamente hace dos años, es financiado por el antiguo Ministerio de Educación y Ciencia y recibirá 157.139 euros para el desarrollo de este subproyecto en los próximos dos años, por lo que, a día de hoy los expertos se encuentran aún desarrollando las técnicas de transformación.
Un macroproyecto nacional
El estudio forma parte de un macroproyecto a nivel nacional dirigido a la generación de lubricantes amigables con el medio ambiente a partir de aceites vegetales de última generación y aditivos biodegradables, seleccionados por sus óptimas prestaciones para cada uso y que presenten una buena relación rendimiento/costo. En él participan cinco universidades la Universidad de Santiago, Málaga, Sevilla, Huelva y Almería- y siete empresas de capital privado- Verkol SA, Limagrain Ibérica, Compañía Oleicola de Refinación y Envasado S.A, Agria Hispania S.A, Abamotor Energía S.L, Gamesa Corporación Tecnológica y la Fundación Tekniker – cuyas actividades están relacionadas con la industria del motor.
La labor que desempeñan estas empresas consiste en el estudio de la eficacia de los biolubricantes que les proporcionan los investigadores, para lo que disponen del material y maquinaria necesaria para ello. Por ejemplo, se está probando su utilidad en el funcionamiento de distintos aerogeneradores.
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Más información:
Federico García Maroto
Tel.: 950 015 033
E-mail: fgmaroto@ual.es
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