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Un estudio plantea que aún es pronto para hablar del fin de la hegemonía americana

El profesor de la Universidad Pablo de Olavide Jonathan Pass, del Área de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, presenta una teoría de la hegemonía mundial con un enfoque neo gramsciano, con la que analiza la interacción compleja entre las fuerzas sociales internas y externas responsables de la evolución de la hegemonía estadounidense, prestando especial atención al nuevo papel que juega China en la esfera internacional.

Fuente: Universidad Pablo de Olavide


Sevilla |
16 de abril de 2019

El profesor de la Universidad Pablo de Olavide Jonathan Pass, del Área de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, presenta una teoría de la hegemonía mundial con un enfoque neo gramsciano, con la que analiza la interacción compleja entre las fuerzas sociales internas y externas responsables de la evolución de la hegemonía estadounidense, prestando especial atención al nuevo papel que juega China en la esfera internacional. Las conclusiones de su investigación han sido publicadas por la editorial Routledge (New York) en el libro ‘La hegemonía americana en el siglo XXI: una perspectiva neo neogramsciana’.

Jonathan Pass, investigador responsable del estudio.

“Por ahora yo diría que todavía es pronto para hablar del fin de la hegemonía americana: los cambios estructurales globales se producen lentamente y muchas veces de forma contradictoria”, explica el profesor Pass, que pone de ejemplo cómo con la crisis financiera de 2008 los inversores huyeron hacia el dólar y los bonos del tesoro americano. “Hasta que China lleve a cabo la plena internacionalización del renminbi, liberalice la cuenta de capital y abra su mercado interior a los inversores extranjeros – medidas con posibles repercusiones políticas internas importantes – es probable que Estados Unidos siga disfrutando de esta posición privilegiada”, añade.

Uno de los principales valores de la obra es el conjunto de aportaciones que realiza el autor en el marco teórico, y que ha sido también publicado en el artículo ‘Gramsci Meets Emergentist Materialism: Towards a Neo Neo-Gramscian Perspective on World Order’ en Review of International Studies (Cambridge University Press). Pass lleva a cabo una revisión de la perspectiva neogramsciana para ofrecer una teoría de la hegemonía mundial sofisticada, expresamente materialista, con raíces en el realismo crítico. “En el estudio de las relaciones internacionales- explica- existe una tendencia a conceptualizar la hegemonía como un sinónimo o de ‘dominación’ (basada en la coerción) o de ‘liderazgo intelectual y moral’ (una relación consensual e intersubjetiva) cuando en realidad los dos elementos siempre están presentes”.

En cuanto a la temática principal, ‘La hegemonía americana en el siglo XXI: una perspectiva neo neogramsciana’ se centra en el análisis de la hegemonía americana, buceando en los orígenes y en el proceso de construcción de este ‘liderazgo’ y describiendo, además, sus virajes y transformaciones en épocas de crisis. Jonathan Pass destaca que, en gran parte, las causas de la crisis actual de la hegemonía americana se encuentran en las contradicciones internas del régimen de acumulación neoliberal/financiera en la revolución conservadora que Estados Unidos ‘exportó’ desde mediados de los años setenta. No obstante, y aunque se esté debilitando su hegemonía, el autor deja claro que el país norteamericano todavía mantiene su dominio en sectores económicos clave como las finanzas, la informática, el comercio minorista o en industrias como la aeroespacial, farmacéutica y armamentística. Asimismo, resalta que tanto la hegemonía cultural como la militar siguen gozando de buena salud: “Por ahora nadie cuestiona la supremacía de Estados Unido en el sector audiovisual, la publicidad o las artes. Nadie duda de que cuenta con los medios de comunicación, redes sociales y universidades de élite más influyentes del mundo, y con fuerzas militares que superan con creces a cualquier rival en cuanto a la sofisticación o potencia de las armas y la proyección global de poder”.

El profesor explica que estamos viviendo lo que Gramsci llamó ‘interregnum’: una crisis creada cuando el orden antiguo está muriendo pero todavía no ha nacido el nuevo. “Cuando el sistema capitalista entra en crisis suelen ser ‘los de abajo’ los que terminan pagando las consecuencias. No es extraño que las clases bajas busquen soluciones fuera del ‘mainstream’. Dada la debilidad de la izquierda no resulta raro que sean los populismos de derechas como Trump, UKIP o Vox los que terminan captando muchos seguidores”, sostiene Pass.

En el libro, el investigador describe el auge de China como un “acontecimiento histórico” que genera una reestructuración fundamental del sistema capitalista global y que afecta a las relaciones de poder entre los Estados y dentro de ellos. Para evaluar si podría convertirse en una ‘potencia hegemónica mundial’, el autor analiza en el capítulo cinco su evolución en los últimos 40 años. “Lleva experimentando lo que Gramsci tachó como una ‘revolución pasiva’: una transformación socio-económica dirigida desde arriba. Durante prácticamente todo este tiempo se ha mostrado fiel a la máxima de Deng Xiaoping de ‘ocultar nuestras capacidades y tomarnos el tiempo’ en cuanto al orden mundial”, explica el profesor, quien añade que las cosas empiezan a cambiar para China con la crisis financiera de 2008, que dejó en evidencia la insostenibilidad de su modelo económico de desarrollo y el régimen de acumulación neoliberal/financiero. “Desde entonces, Beijing ha sido mucho más proactivo en la economía global, apoyando la expansión internacional de sus empresas, creando de sus propias instituciones multilaterales al margen del ‘trío’ de Bretton Woods, y lanzando de su Plan Marshall particular en Eurasia (Iniciativa del Cinturón de la Franja y la Ruta). Dichas medidas, huelga decir, no le han sentado nada bien a Washington”, sostiene el profesor.

Por último, otro de los argumentos clave del libro es el hecho de que la hegemonía mundial depende de la ‘internacionalización’ de las fuerzas sociales que emergen de las dinámicas del sistema de clase social nacional. El autor explica que el gran desafío para Xi Jinping es reconciliar el régimen oficial, nominalmente comunista, con la realidad socio-económica: un país capitalista salvaje con unos niveles de desigualdades económicas y regionales desorbitados. Sobre el panorama en los próximos años, Pass prefiere ser cauto: “No se pueden hacer predicciones sobre el futuro. Hay que recordar que la hegemonía no es un ‘estado’, sino un ‘proceso’. Históricamente, las transiciones hegemónicas son largas, complejas y bélicas. Mucho va a depender de cómo se desarrollen las grandes contradicciones dentro de China, especialmente la dinámica de su ‘revolución pasiva’.


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