La Estación Experimental del Zaidín crea un método de prevención de infecciones bacterianas en plantas
Fuente: Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC)
Un grupo de investigadores del departamento de Microbiología del suelo y Sistemas simbióticos de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), centro perteneciente a la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado un método de prevención y control de infecciones bacterianas.
Las infecciones bacterianas pueden causar enfermedades más o menos graves en plantas y animales, incluyendo al ser humano. La importancia de la prevención, control y en su caso tratamiento de las infecciones causadas por bacterias patógenas en seres humanos es obvia.
Igualmente importante es prevenir y controlar las enfermedades causadas por bacterias en animales ya que algunas de estas infecciones pueden generar desde grandes perdidas en el sector ganadero, a intoxicaciones alimentarias o incluso la transmisión de la enfermedad al hombre.
Por otro lado, las enfermedades de plantas causadas por bacterias o bacteriosis son responsables de importantes pérdidas en agricultura. Aunque las bacterias fitopatógenas generalmente no pueden causar enfermedades en animales, en los últimos años hay evidencias que indican que frutas, hierbas, hortalizas, y en especial las verduras de hoja verde, son auténticos reservorios de bacterias enteropatógenas como Salmonella enterica o Escherichia coli.
El origen de la infección puede ser diverso, siendo el agua de riego, la principal vía de contaminación. Puesto que este tipo de alimentos se suelen consumir crudos o con muy poca elaboración. La presencia en ellos de este tipo de patógenos constituye un riesgo para la salud humana.
Invención
María José Soto Misffut, Joaquina Nogales Díaz, José Olivares Pascual y Juan Sanjuán Pinilla son los inventores de un método, que ha sido patentado por el CSIC, cuya finalidad es prevenir e incluso controlar infecciones bacterianas en una planta o en un cultivo, así como en productos (alimentos crudos, soluciones de lavado, material de uso hospitalario) e instalaciones susceptibles de contaminación por bacterias, mediante aplicación de metilcetonas alifáticas de cadena larga, fundamentalmente 2-tridecanona (2-TDC), presente en hojas de plantas silvestres de tomate entre otras plantas y también se puede encontrar en animales como ciervos, abejas e incluso es producido por bacterias. El producto se aplica en concentraciones ínfimas que no son tóxicas y permiten evitar la infección sin producir un efecto bactericida (destrucción de bacterias).
Esta invención proporciona un nuevo agente para la prevención y control de infecciones bacterianas que causan enfermedades tanto en plantas como en animales y seres humanos. Tal como explica María José Soto, una de las inventoras e investigadora de la EEZ-CSIC “nuestro método de aplicación de la puede ser utilizado tanto en el campo de la Química, Farmacia y más concretamente en el campo de la Agricultura. Este producto puede emplearse como fitosatinario destinado a reducir enfermedades en plantas causadas por bacterias, y prevenir enfermedades alimentarias causadas por la ingestión de productos vegetales frescos contaminados con bacterias patógenas”.
“También se puede realizar su aplicación en el campo de la Medicina y en el de Sanidad, para prevenir y tratar infecciones bacterianas de importancia clínica y veterinaria en animales y personas, así como en instalaciones susceptibles de contaminación por bacterias, como es la Industria alimentaria” concluye María José Soto.
Control de enfermedades bacterianas
La forma mas común de proteger las plantas frente al ataque de patógenos ha estado basada en el uso masivo de pesticidas, lo que conlleva un daño, creado por estos compuestos químicos, al medio ambiente así como sus riesgos potenciales para la salud animal y humana. Estos hechos llevaron a este grupo de investigación granadino de la EEZ-CSIC a la búsqueda de soluciones alternativas para la protección de los cultivos.
Las bacterias fitopatógenas son el agente causal de numerosas enfermedades en plantas y dichas enfermedades son normalmente difíciles de controlar por lo que las medidas van dirigidas fundamentalmente a la prevención.
Entre los agentes químicos que se usan para controlar este tipo de infecciones se encuentran los basados en cobre, pero no dan resultados satisfactorios cuando las condiciones ambientales son las óptimas para el desarrollo y la diseminación del patógeno. Además, es frecuente la aparición de bacterias resistentes a estos compuestos.
Otra forma de combatir las infecciones bacterianas en plantas consiste en usar antibióticos como la estreptomicina y la oxitetraciclina. El inconveniente de estos tratamientos es que no pueden usarse en plantas destinadas al consumo humano y animal, así como la aparición frecuente de resistencias. Otras alternativas son el uso de péptidos antimicrobianos bien producidos por organismos vivos, bien sintéticos.
Una nueva alternativa
El compuesto es 2-tridecanona (2-TDC), una metilcetona de larga cadena alifática, producida de forma natural por plantas, animales y bacterias, biodegradable y respetuoso con el medioambiente. La capacidad de las especies silvestres de tomate de producir cantidades significativas de 2-TDC, se ha relacionado con la alta resistencia innata de estas plantas frente al ataque de insectos herbívoros y ácaros, además, la 2-TDC ha sido descrita como repelente de mosquitos y se usa para el control de infestaciones por nematodos.
Y hasta ahora, nunca había sido probado su efecto en el control de infecciones bacterianas que se produce sin efecto bactericida, es decir, sin destruir ni atacar al crecimiento bacteriano, pero si a su actividad infectiva.
Las aplicaciones son múltiples: como fitosanitario para proteger a las plantas en épocas de riesgo de infecciones bacterianas que potencialmente pueden causarles daño o enfermedad. Se puede aplicar a alimentos, material quirúrgico y a instalaciones susceptibles de contaminación por bacterias: instalación de producción y tratamiento de alimentos, de contención, transporte y cuidado de animales, hospitales y centros sanitarios, cocinas, sistemas o torres de refrigeración, humidificadores, sistemas de aire acondicionado, etc. Como aditivo frente a infecciones bacterianas en productos de higiene oral (dentífricos, colutorios) o de higiene corporal (jabón de manos).
Más información:
María José Soto Misffut
Departamento de Microbiología del suelo y Sistemas simbióticos
Estación Experimental del Zaidín (EEZ)
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
E-mail: mariajose.soto@eez.csic.es
Tlf.: 958 18 16 00 Ext.: 150
Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i)
Silvia Alguacil Martín
Estación Experimental del Zaidín (EEZ)
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
E-mail: silvia.alguacil@eez.csic.es
Tlf.: 958 18 16 00 Ext.: 262
Últimas publicaciones
Científicos del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba han diseñado una metodología para analizar por separado los microorganismos que habitan sobre los fragmentos de acolchados plásticos que cubren el suelo en la agricultura intensiva y los que viven en las partículas de tierra que se quedan adheridas. El trabajo podría ayudar a identificar bacterias capaces de degradar este material y contribuir así a la búsqueda de soluciones biológicas para combatir su acumulación en el campo.
Investigadores de la Universidad de Málaga han desarrollado un algoritmo de Inteligencia Artificial (IA) que realiza un agrupamiento no supervisado de objetos similares evitando el etiquetado manual. Este modelo es capaz de detectar una gran diversidad de elementos en la zona de pistas de un aeródromo, desde personas hasta aviones. Otra de las novedades es su optimización para ahorrar tiempo de cálculo y energía en las tareas de identificación, de forma que permite su uso en dispositivos de bajo consumo.
Sigue leyendoEl estudio, liderado por el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada con la participación de la Universidad de Granada, reveló que las niñas con mayor exposición al bisfenol A presentaban un riesgo casi tres veces mayor de desarrollar sobrepeso u obesidad. El hallazgo destaca la necesidad de seguir investigando sobre la relación entre contaminantes ambientales y enfermedades metabólicas para mejorar el bienestar de la población infantil.
Sigue leyendo