Spirs, un proyecto para aumentar la seguridad de los dispositivos digitales sin almacenar las claves
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderará, a través del Instituto de Microeletrónica de Sevilla (IMSE), centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla, el proyecto europeo Security Platform for ICT System Rooted at the Silicon Manufacturing Process (Spirs),dotado con 5 millones de euros y que propone un sistema que regenera las claves sin necesidad de guardarlas y contribuye a la seguridad integral del sistema.
Fuente: CSIC Andalucía
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderará, a través del Instituto de Microeletrónica de Sevilla (IMSE), centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla, el proyecto europeo Security Platform for ICT System Rooted at the Silicon Manufacturing Process (Spirs), dotado con cinco millones de euros y cuya duración será de tres años.

El proyecto Spirs propone un sistema que regenera las claves sin necesidad de guardarlas y contribuye a la seguridad integral del sistema. / Pexels
Esta iniciativa, enmarcada dentro del programa marco Horizonte 2020 de la Unión Europea, permitirá el aumento de la seguridad en la conexión de dispositivos electrónicos a una red, de forma que el intercambio de información con la red se realice de modo seguro y preservando la privacidad de aquellos datos de contenido sensible. En el proyecto también participa el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información Leonardo Torres Quevedo del CSIC.
“La seguridad nace en el propio dispositivo a partir de lo que denominamos raíz de confianza. Este elemento es donde se basa la seguridad de todo el dispositivo electrónico. Normalmente los sistemas electrónicos han basado la confianza en claves criptográficas que suelen ser almacenadas en memorias no volátiles. Esto tiene una serie de problemas asociados porque un ataque a la memoria compromete la seguridad de todo el sistema”, explica la investigadora del CSIC y directora del proyecto Piedad Brox, del Instituto de Microelectrónica de Sevilla.
Este enfoque cambia en Spirs porque se va a diseñar e implementar una raíz de confianza que se basa en una función física no clonable que prescinde de la memoria para el almacenamiento de claves. Esa función física no clonable permite extraer un identificador digital único asociado al dispositivo electrónico en el que se integra, su huella dactilar. Su respuesta es única, reproducible e impredecible de manera que dos circuitos integrados diseñados exactamente de la misma manera y que han sido implementados en la misma tecnología generan respuestas totalmente distintas.
Este sistema puede usarse para la reconstrucción de claves criptográficas sin que sea necesario el almacenamiento de la clave. “Y esto es fundamental, ya que, si la clave no se almacena en memoria, sino que se regenera tantas veces como sea necesario, se añade un plus a la seguridad integral del sistema. De esta forma, si una información no está almacenada es más complicado que pueda ser adquirida a través de un ciberataque”, añade Piedad Brox.
“La pandemia ha precitado el uso de tecnología digital y Spirs nos ayudará a proteger la seguridad de nuestros dispositivos electrónicos ante amenazas cibernéticas”, concluye la investigadora del CSIC.
Últimas publicaciones
Investigadores de la Universidad de Granada en colaboración con la Universidad de Chile, desarrollan un sistema de diagnóstico pionero que discrimina automáticamente entre cuatro sustancias inyectables comunes. Este avance resulta especialmente relevante ante la creciente popularidad de los tratamientos de belleza inyectables, cuyos efectos secundarios pueden ser difíciles de gestionar cuando se desconoce la sustancia exacta que ha sido administrada.
Sigue leyendoInvestigadores de la Universidad de Cádiz han desarrollado una película biodegradable que aprovecha los compuestos naturales de este residuo agrícola para proteger los alimentos frente al deterioro. Con esta innovación se avanza hacia envases más sostenibles, que reducen tanto la dependencia del plástico convencional como el desperdicio de recursos en el campo.
Como publica el Real Instituto y Observatorio de la Armada en su web, la madrugada del domingo 26 de octubre, a las tres (las dos en Canarias), los relojes se atrasarán una hora y volverán a ser las dos. A partir de este día las jornadas serán más cortas en términos de luz diurna. Esta medida, que está regulada por directivas de la Unión Europea y es obligatoria para todos los países miembros, tiene defensores y detractores entre la propia comunidad investigadora y ha sido objeto de estudios científicos. Esté a favor o en contra de ella, el domingo no olvide comprobar que su reloj y otros dispositivos móviles se han ajustado al horario de invierno.
Sigue leyendo
 
        
 
        