Un estudio revela que las costras biológicas ayudan a proteger de la erosión a la Gran Murilla China
Investigadores del CSIC, la Academia de Ciencias de China y la Northern Arizona University han estudiado una sección de 600 kilómetros de la Gran Muralla China, y han comparado la erodabilidad de la tierra desprovista de costras biológicas usando ensayos mecánicos en el laboratorio. El estudio ha ayudado a identificar el papel fundamental de las costras biológicas de cianobacterias, musgos y líquenes en la conservación de este monumento de los procesos de erosión.
Fuente: Comunicación CSIC Andalucía y Extremadura
Las costras biológicas ayudan a proteger de la erosión a la Gran Muralla China. Así se desprende de un estudio en el que han participado un equipo internacional formado por miembros del CSIC, la Academia de Ciencias de China y la Northern Arizona University. Para ello los investigadores estudiaron una sección de 600 kilómetros de la Gran Muralla China, y compararon la erodabilidad de la tierra apisonada cubierta y desprovista de costras biológicas usando ensayos mecánicos en el laboratorio.
El estudio demostró el papel fundamental de las costras biológicas en la lucha contra la erosión de la Gran Muralla China. En comparación con la tierra apisonada desprovista de costras, la sección cubierta de biocostra redujo la porosidad y la erosionabilidad, al tiempo que aumentó la resistencia a la compresión y la estabilidad de los agregados de la misma. “Las biocostras, de origen natural, cubren gran parte de la Gran Muralla y protegen de la erosión este patrimonio de la humanidad”, concluye Bo Xiao, investigador de la Academia de Ciencias de China.
Grandes secciones de la Gran Muralla China fueron construidas con tierra apisonada, y en la actualidad hasta dos terceras partes de los restos de estas secciones se encuentran cubiertas por costras biológicas. “En los suelos de los ecosistemas terrestres, las costras biológicas ayudan a mantener la estabilidad del suelo y proporcionan un sinfín de servicios ecosistémicos como el secuestro de carbono y la fertilidad del suelo en zonas áridas y semiáridas” indica Manuel Delgado Baquerizo, líder del Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico (BioFunLab) del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) y coautor de esta investigación.
Estructura emblemática
La Gran Muralla China es una de las estructuras más emblemáticas e históricas construidas por la humanidad a lo largo de toda la historia. Esta estructura esta, sin embargo, altamente expuesta a la erosión de la lluvia y el viento lo cual está conllevando un importante deterioro de la misma. Secciones completas de la Gran Muralla están siendo colonizadas por vegetación, y en especial por costras biológicas de cianobacterias, musgos y líquenes, sobre todo en la región árida y semiárida por donde transcurre.
“Tradicionalmente la vegetación se ha percibido como perjudicial en la conservación de monumentos debido al deterioro causado por la actividad de las raíces y la biodegradación. Sin embargo, nuestro estudio pone este principio en cuestión en el contexto de la Gran Muralla China y sugiere que las costras biológicas actúan como una piel protectora de este emblemático monumento” destaca Manuel Delgado Baquerizo.
Referencia:
Yousong Cao, Matthew A. Bowker, Manuel Delgado-Baquerizo, Bo Xiao. ‘Biocrusts protect the Great Wall of China from erosion’. Science Advances. 2023.
Últimas publicaciones
Esta es una de las conclusiones del estudio que ha realizado un equipo de científicos de la Universidad de Granada con ratones de laboratorio y que ha detectado también el impacto de estos químicos en la proliferación de la obesidad infantil.
Sigue leyendoUn equipo de investigación andaluz junto con expertos de Reino Unido comprueba que el contenido en compuestos antioxidantes de estos organismos marinos mitiga la emisión de metano hasta un 40%, en una digestión simulada en rumiantes.
Sigue leyendoUn equipo de investigación del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba (IAS-CSIC) ha analizado más de un centenar de muestras de quinoa cultivada en Andalucía y Extremadura durante dos años. El estudio ha demostrado que tanto el contenido de antioxidantes como grasas saludables depende en gran medida de la genética de la planta, lo que permitirá seleccionar aquellas variedades con mayor valor nutricional que mejor se adapten al clima del sur de España.