Examinan el importante papel de una diminuta avispa que parasita a las moscas que atacan a los pollos de las aves
Un estudio de la Universidad de Granada destaca la crucial labor de este insecto, denominado Nasoniavitripennis, que ayuda a sobrevivir a los pollitos frente a estas moscas que se alimentan de su sangre, con importantes efectos negativos en su crecimiento y salud.
Fuente: Universidad de Granada
Los nidos de las aves conforman un ecosistema propio y muy diverso: si examinamos su interior podremos encontrar numerosas especies animales, insectos y ácaros en su mayoría, especializados en el reciclaje de plumas, heces, hojas y otros componentes orgánicos desechados por las aves.
Las garrapatas, ácaros y pulgas de los nidos se alimentan también de la sangre de las aves adultas y, sobre todo, de sus pollos. Entre todos los parásitos que podemos encontrar en los nidos destacan, por su singularidad y ciclo biológico, algunas especies de un grupo de moscas: los califóridos.
¿Por qué singulares? Porque las larvas de estas moscas se alimentan exclusivamente de la sangre de su hospedador. Las hembras de estas moscas ponen sus huevos en el interior de los nidos justo cuando los pollos eclosionan de sus huevos. Es entonces cuando las larvas se enganchan a la piel todavía desnuda de sus presas y comienzan a alimentarse de su sangre, con importantes efectos negativos en el crecimiento y la salud de los pollos.

Zona de estudio en el Parque Nacional de Sierra Nevada. Fotografía realizada por Jorge Garrido Bautista en la Balsa del Almiar, Soportújar (Granada).
Pero no todo son malas noticias para los pollitos. Existe una diminuta avispa, denominada Nasoniavitripennis, que les ayuda a superar con éxito esta delicada fase, pues parasita, a su vez,a las larvas de la mosca. Las hembras de la avispa depositan decenas de huevos en el interior de las moscas chupa sangre, de los cuales emergerán posteriormente diminutas larvas de avispa que se alimentarán de la propia mosca, crecerán en su interior y, finalmente, emergerán como adultos a través de un orificio que abren ellas mismas. Todo este proceso, evidentemente, provoca la muerte de la mosca.
Estudio en Sierra Nevada y en la Sierra de Ayllón
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Granada, la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, recientemente publicado en la revista Parasitology Research, muestra que estas avispas pueden parasitar hasta el 80% de las moscas que se alimentan de los pollos de aves.
El estudio se desarrolló en dos sistemas montañosos españoles, Sierra Nevada y Sierra de Ayllón, donde los científicos estudiaron la parasitación de moscas y avispas en los nidos de dos pequeñas aves: el herrerillo común y el papamoscas cerrojillo.
“Este diminuto insecto tiene más éxito en los nidos que tienen más pupas, lo que puede llegar a favorecer a los pollos de ambas aves”, señala Jorge Garrido, investigador del departamento de Zoología de la UGR y autor principal del trabajo.

El investigador Jorge Garrido Bautista, del departamento de Zoología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.
De acuerdo con estos resultados, los investigadores concluyen que el efecto de la avispilla podría llegar a regular las poblaciones de su hospedador,las moscas, reduciendo considerablemente su población. “Gracias a este mecanismo de control natural, los pollos se verían beneficiados indirectamente, ya que tendrían menos larvas extrayéndoles sangre”, continúa Garrido.

Pollos de herrerillo común fotografiados en una de las cajas nido situadas en la zona de estudio de Sierra Nevada. Fotografía realizada por Jorge Garrido Bautista.
Los investigadores señalan que el éxito reproductor de las aves parasitadas por la mosca podría verse incrementado en presencia de estas pequeñas avispas, lo que tendría, a su vez, consecuencias en el ecosistema entero.
“Un aumento de la población de ambas aves durante un período de tiempo concreto podría llevar a un aumento en el consumo de orugas y otros artrópodos consumidores de plantas y que forman parte de la dieta de los pollos. Esto, a su vez, conduciría en última instancia a una reducción de la herbivoría y al consecuente crecimiento de diferentes plantas”, concluye Garrido.
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