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«Con AIDA probaríamos la eficiencia de una colisión para desviar asteroides»

Fuente: SINC


25 de mayo de 2015
El profesor Adriano Campo Bagatin de la Universidad de Alicante es miembro del coordinating commitee de la misión AIDA. / Inst. Univ. de Física Aplicada a las Ciencias y la Tecnología /UA

El profesor Adriano Campo Bagatin de la Universidad de Alicante es miembro del coordinating commitee de la misión AIDA. / Inst. Univ. de Física Aplicada a las Ciencias y la Tecnología /UA

En 2022 el asteroide Didymos se aproximará a la Tierra. No impactará contra nuestro planeta, pero será un buen momento para acercarnos y probar tecnologías que ayuden a desviar este tipo de objetos peligrosos. Una de las propuestas es la misión AIDA de la Agencia Espacial Europea y la NASA, un proyecto en el que se ha embarcado el profesor Adriano Campo Bagatin (Valencia, 1962) desde la Universidad de Alicante.

¿En qué consiste la misión AIDA (Asteroid Impact and Deflection Assessment )?

El objetivo es  medir nuestra capacidad tecnológica actual para evitar posibles impactos de asteroides contra la Tierra en el futuro. Para ello se lanzarán dos naves hacia Didymos, un asteroide de unos 800 metros de ancho que, además, tiene un satélite de entre 100 y 150 m de diámetro orbitando a 1,2 km de distancia. En 2022 será el momento de máxima aproximación de este asteroide binario a nuestro planeta.

¿Y cuándo se lanzarían las naves?

Si se aprueba la misión, en octubre de 2020 despegará la sonda espacial AIM (Asteroid Impact Mission) dirigida por la Agencia Espacial Europea (ESA) para estudiar de cerca el asteroide. Después, en julio de 2021 se enviará el proyectil DART (Double Asteroid Redirection Test) gestionado por la NASA para que el año siguiente, en octubre de 2022, impacte sobre el satélite del asteroide a unos 6.5 km/s.

¿Qué podemos aprender si tiene éxito?

Concepto de la misión AIDA, con sus dos naves, y un asteroide binario como objetivo. / ESA

Concepto de la misión AIDA, con sus dos naves, y un asteroide binario como objetivo. / ESA

Está previsto que un módulo soltado desde AIM aterrice en el pequeño satélite para, entre otras tareas, estudiar su estructura interna con tomografía radar. Pero, sobre todo, el impacto de DART sobre el satélite permitirá medir los cambios de su órbita en torno a Didymos, el cuerpo principal. Así se podrá comprobar la eficiencia de utilizar una colisión para desviar cualquier asteroide –de dimensiones similares a este– que tuviera una órbita de colisión con la Tierra.

¿Cómo se ha gestado este proyecto?

Nace como continuación de otro presentado a la ESA hace más de 10 años, denominado Don Quijote, donde también se planteaba mandar primero una sonda llamada Sancho para estudiar un asteroide –se valoraron varios, entre ellos 99942 Apophis– y luego el ‘impactador’ Hidalgo. Pero la agencia europea tuvo esta propuesta en stand-by durante mucho tiempo por falta de financiación. Hace un par de años la NASA se interesó por este tipo de misión y empezó a concretar el concepto.

¿Y en qué fase está ahora?

Desde principios de este año el proyecto está en una fase de estudio denominada B1 por parte de ESA, y en su etapa homóloga respecto a la NASA. Hace unas semanas se formalizó el equipo de dirección o coordinating commitee (con cinco investigadores europeos y cinco estadounidenses), del que formo parte desde que me invitaron el pasado octubre. El año que viene, en 2016, tanto la ESA como la NASA tomarán la decisión definitiva acerca de la misión.

¿Qué relaciona a su grupo de investigación con este proyecto?

En el grupo de Ciencias Planetarias del departamento de Física, Ingeniería de Sistemas y Teoría de la Señal de la Universidad de Alicante al que pertenezco llevamos a cabo estudios sobre la estructura interna de asteroides basados en simulaciones numéricas, en concreto las que se llaman de N-cuerpos, muy usadas en astrofísica. Por otra parte, en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) analizamos el movimiento de ida y vuelta del material superficial –como rocas y polvo–  en asteroides que, como Didymos, son menores de 10 km y rotan muy rápidamente, en menos de 3,5 h. Ambos aspectos están resultando de interés para las misiones espaciales a asteroides, en particular en el caso de AIDA.

¿Y cuál es su papel en la misión?

En principio, coordinar uno de sus cuatro grupos de trabajo, el que se ocupa del estudio detallado del sistema binario Didymos: aspectos como sus propiedades físicas, dinámicas, su estructura interna, diversas mediciones… Aunque ha surgido una dificultad para nuestro grupo, ya que justo la semana en que nos formalizaban nuestra participación, el Ministerio de Economía y Competitividad nos ha denegado la ayuda trienal que solicitamos en octubre, precisamente para llevar adelante nuestra parte en el proyecto. De momento, hemos reclamado la decisión.


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