Investigadores desarrollan una aplicación que simula cómo será la pérdida de suelo por erosión en 100 años
Un equipo de la Universidad de Córdoba ha desarrollado un kit de herramientas digitales que simula la pérdida de suelo por erosión en función del clima y las prácticas agrícolas que se apliquen en las próximas décadas. Se trata de unas herramientas sencillas y visuales, que han sido validadas científicamente para identificar qué factores influyen en la erosión de la zona y diseñar estrategias que mitiguen sus efectos.
Fuente: Universidad de Córdoba
La erosión es un problema para la seguridad alimentaria de Europa. El cambio climático está potenciando fenómenos extremos –como sequías prolongadas o lluvias torrenciales– que fomentan la pérdida de suelo por erosión. Además, las prácticas agrícolas que ayudan a conservar el suelo, como la rotación de cultivos, las cubiertas vegetales, o la siembra directa, siguen ser lo habitual.
Como parte del proyecto iMPACT-erosion, un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba ha desarrollado un kit de herramientas digitales para que responsables políticos, personal investigador y gestores de la tierra agrícola puedan prevenir la erosión del suelo de manera más eficaz. Las herramientas –que se pueden probar en la página web del proyecto–permiten hacer simulaciones del grado de erosión según la zona, el clima, las prácticas agrícolas o las distintas formas de gestionar el suelo. Además, se basan en la ecuación de RUSLE, la fórmula universal para calcular la pérdida de suelo.

La web del proyecto iMPACT-erosion donde se pueden hacer simulaciones del grado de erosión de la zona.
Estas herramientas son sencillas y visuales, y han sido validadas científicamente para identificar qué factores que influyen en la erosión de la zona y diseñar estrategias que mitiguen sus efectos. Por tanto, podrían ser útiles para quienes toman decisiones que afectan a la conservación del suelo pero carecen de formación especializada en erosión.
“El suelo en sí es como un depósito de agua”, señala Andrés Peñuela Fernández, que lidera el proyecto junto con Tom Vanwalleghem y es investigador en el departamento de Agronomía de la UCO. “Si se pierde el suelo, ese depósito baja de capacidad”, aclara. “Se puede plantar vegetación entre los olivos durante parte del año”, explica en referencia a las cubiertas vegetales, “esa protección del suelo evita la erosión y además hace que el agua infiltre más, y luego ese agua va a estar disponible para la planta en épocas más secas”, añade.
Además de empeorar el efecto de la sequía y reducir la fertilidad del suelo, la erosión contamina las aguas cercanas al cultivo y puede formar cauces incipientes o cárcavas, que también generan pérdidas. “Se van ensanchando y provocan incluso pérdidas de árboles”, o “que la maquinaria pueda pasar”, pone como ejemplos Peñuela.
Para ilustrar el problema de la pérdida de suelo en agricultura, el equipo de investigación de la UCO junto con la European Conservation Agriculture Federation (ECAF), además está promoviendo el concepto de Huella de Suelo, que representa cuanto suelo se “consume” en la producción de cultivos. Este concepto pretende concienciar y transmitir –ya no sólo a los agricultores, sino a los consumidores y a quienes formulan políticas agrarias– el impacto que tienen las prácticas agrícolas en la sostenibilidad del suelo y cómo la agricultura de conservación puede reducir dicha huella.
Sin embargo, este concepto aún no es conocido, y muchos de los programas y modelos que calculan la pérdida de suelo por erosión requieren un conocimiento muy avanzado para poder traducir los resultados en estrategias concretas. Lo que lleva a algunos responsables a tomar decisiones sin tener en cuenta los datos y factores que se conocen sobre la erosión.
Para evitar este problema, las herramientas del proyecto iMPACT- erosion se han diseñado con un enfoque didáctico pensado para aprender desde cero, con gráficas interactivas y sin necesidad de descargar ningún software específico.
Otra ventaja de estas herramientas es que permiten hacer simulaciones a largo plazo –50 o 100 años– de manera robusta. Algo esencial para poder considerar los distintos escenarios del cambio climático en las simulaciones.
La mayoría de los modelos actuales usan datos recientes para calcular sus predicciones a futuro. Los de este proyecto, en cambio, se han desarrollado con datos históricos a largo plazo (varias décadas), que se han obtenido mediante dos medidas diferentes: en las peanas de los olivos y en el contenido de plutonio en el suelo.
“A finales de los 50 – 60 se hicieron muchos ensayos nucleares”, señala Peñuela. “En todo el planeta el contenido de plutonio viene de esos ensayos“, explica, “si comparas el contenido de plutonio de un suelo erosionado, con el de un suelo que no está erosionado, puedes estimar cuánto suelo se ha perdido”. Además, el equipo de investigación ha realizado un análisis de sensibilidad global (GSA) para comprobar que los parámetros del modelo son correctos, y que los resultados representan los procesos de erosión correctamente.
El proyecto, que ha sido financiado con fondos Horizonte Europa, entra ahora en su fase final en la que difundirá sus resultados con la colaboración de la Asociación Española Agricultura de Conservación de Suelos (AEACSV) y la ECAF.
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