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La dieta mediterránea reduce el riesgo de volver a sufrir infartos

Un estudio clínico realizado por la Universidad de Córdoba, el Hospital Universitario Reina Sofía y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) con 1002 pacientes con enfermedades coronarias prueba las ventajas de la dieta mediterránea frente a la dieta baja en grasas.

Fuente: Universidad de Córdoba


Córdoba |
02 de diciembre de 2020

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en los países desarrollados. Hay evidencias que muestran que factores relacionados con el estilo de vida, tales como la dieta, tienen influencia sobre el desarrollo de estas enfermedades. Pero, ¿tiene algún efecto sobre pacientes ya enfermos?

Aceite de oliva.

Un equipo de la Universidad de Córdoba, el Hospital Universitario Reina Sofía y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) ha publicado en la revista Plos Medicine un estudio comparativo del efecto en el endotelio -las paredes que cubren las arterias- de dos modelos de dieta saludables distintos en 1002 pacientes que habían sufrido previamente un infarto agudo de miocardio. El estudio de la evolución de estos pacientes se llevó a cabo a lo largo de un año.

El grupo de investigación ya había trabajado previamente en un estudio similar con pacientes sanos, sin embargo, esta es la primera vez que se hace con pacientes enfermos, con más probabilidad de sufrir nuevos infartos. «El nivel de daño endotelial predice la aparición de futuros eventos cardiovasculares, es decir, de infartos agudos de miocardio. Si podemos actuar en las fases iniciales impulsando la regeneración del endotelio y una mejor función endotelial, estaremos ayudando a prevenir la reaparición de infartos y enfermedades coronarias», explica José López Miranda, investigador del estudio y coordinador del grupo de investigación «Nutrigenómica y Síndrome Metabólico» del IMIBIC y formado por investigadores pertenecientes a la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía, a la Universidad de Córdoba (UCO) y al Ciber de Obesidad y Nutrición (CIBERobn).

Durante el estudio, a la mitad de los pacientes se les recomendó seguir una dieta mediterránea, basada en el uso abundante de aceite de oliva virgen, el consumo diario de fruta y verdura, un consumo semanal de tres raciones de legumbres, tres de pescado y tres puñados de frutos secos a la semana. Además, se le recomendó que redujeran el consumo de carne, especialmente la carne roja, y que evitaran las grasas adicionales como la margarina y la mantequilla y los alimentos ricos en azúcar.

Por el contrario, otro grupo recibió recomendaciones acerca de una dieta baja en grasas, basada en la limitación de todos los tipos de grasa, tanto animal como vegetal, y un aumento de la ingesta de carbohidratos complejos. Debían limitar el consumo de carne roja, elegir productos lácticos bajo en grasa, evitar los frutos secos y limitar el consumo dulces y pasteles.

En primer lugar, se analizó la capacidad de vasodilatación que tenían las arterias de los pacientes, muy importante para la adaptación a distintas circunstancias, como el ejercicio o en situaciones de estrés. En segundo lugar, se evaluó el nivel de daño permanente que se producía en el endotelio. Por último, se midió la capacidad de reparación de las arterias mediante los progenitores de células endoteliales, es decir, las células madre.

«Observamos que el modelo de alimentación mediterránea induce una función endotelial mejor, es decir, las arterias son más flexibles para adaptarse a distintas situaciones en las que se requiere un torrente sanguíneo mayor. Además, la capacidad regenerativa del endotelio era mejor y detectamos que se reducía drásticamente el daño en el endotelio, incluso en pacientes con riesgo severo», explica José López Miranda.

Aunque la dieta mediterránea, rica en ácidos grasos monoinsaturados, ya había sido probada como una buena estrategia para mejorar la función endotelial, así como para pacientes con sobrepeso y niveles altos de colesterol, esta es la primera vez que se demuestran los beneficios de seguir la dieta mediterránea en pacientes con enfermedades coronarias, ayudándoles a reducir la probabilidad de sufrir de nuevo otro infarto de miocardio.

El estudio se ha realizado en el marco del proyecto CVI-7450 «Análisis Nutrigenómico del efecto de una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen sobre el daño y capacidad regenerativa del endotelio y su valor predictivo del riesgo», financiado por la Conserjería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía.


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