La supervivencia y fecundidad de los barqueros acuáticos están relacionadas con el parasitismo y el estrés por salinidad
Un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), ha confirmado que las poblaciones de los insectos acuáticos conocidos como Barqueros de agua están sometidos a múltiples impactos entre ellos las invasiones, la acción antrópica, el cambio global y el parasitismo.
Fuente: CSIC Andalucía
Un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), ambos centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla y Madrid respectivamente, ha confirmado que las poblaciones de los insectos acuáticos conocidos como Barqueros de agua están sometidos a múltiples impactos entre ellos las invasiones, la acción antrópica, el cambio global y el parasitismo.
Según los datos de la investigación, que aparece en el último número de la revista PLOS ONE, la combinación entre las infecciones de parásitos y el aumento de la salinidad de las aguas podrían estar afectando más de lo que se creía a la supervivencia y fecundidad de estos insectos.
Según Vanessa Céspedes, investigadora de la EBD y autora principal del estudio, las extracciones de agua para el uso agrícola y urbano, así como el cambio climático están aumentando la salinidad en los sistemas acuáticos del Mediterráneo, y es probable que dicho incremento “tenga un efecto relevante en las interacciones entre parásito y hospedador, así como implicaciones importantes para las comunidades de insectos y ácaros acuáticos (parásitos)”. Las especies de barqueros de agua que se han estudiado, “Sigara lateralis y Corixa affinis, tienen un papel regulador clave en el ecosistema siendo de los grupos de insectos los más abundantes en sus hábitats, son presa y depredador de otros organismos” contextualiza la investigadora.
Para el estudio, los barqueros de agua, un grupo de insectos de la familia Corixidae formado por más de 300 especies, fueron recolectados en una de las Infraestructuras Científicas y Técnicas (ICTS) gestionadas por el CSIC, la Reserva Biológica de Doñana, en Huelva. Se tomaron tanto ejemplares sanos como infectados por un ácaro, el ectoparásito de la especie Hydrachna skorikowi. Posteriormente fueron tratados en el laboratorio para comprobar cómo la presencia de ácaros y la variación de la salinidad afectaban a su supervivencia, la fecundidad y el desarrollo del juvenil de los insectos.
“Con el trabajo de laboratorio se determinó, por una parte, que los barqueros de agua infectados por al menos una larva de ácaro acuático tuvieron una menor tasa de fecundidad y una baja supervivencia tanto en adultos como en fase juvenil. Por su parte, los juveniles infectados por tan solo un ejemplar de ácaro no lograron completar la muda hasta la edad adulta”, apunta Céspedes. “También hemos comprobado que la salinidad de las aguas temporales juega un importante papel en la disminución la fecundidad y la supervivencia de los insectos acuático porque les genera mucho estrés”, explica la investigadora.
Últimas publicaciones
Esta es una de las conclusiones del estudio que ha realizado un equipo de ciantíficos de la UGR con ratones de laboratorio y que ha detectado también el impacto de estos químicos en la proliferación de la obesidad infantil. La investigación ha examinado qué ocurre cuando ratonas embarazadas y sus crías están expuestas a esta sustancia. Además de una ganacia de peso y grasa en el embarazo y la lactancia, se han observado alteraciones en la microbiota intestinal de los ejemplares empleados.
Sigue leyendoUn equipo de investigación andaluz junto con expertos de Reino Unido comprueba que el contenido en compuestos antioxidantes de estos organismos marinos mitiga la emisión de metano hasta un 40%, en una digestión simulada en rumiantes.
Sigue leyendoUn equipo de investigación del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba (IAS-CSIC) ha analizado más de un centenar de muestras de quinoa cultivada en Andalucía y Extremadura durante dos años. El estudio ha demostrado que tanto el contenido de antioxidantes como grasas saludables depende en gran medida de la genética de la planta, lo que permitirá seleccionar aquellas variedades con mayor valor nutricional que mejor se adapten al clima del sur de España.