Los primeros agricultores de la Península tenían la piel clara y los ojos oscuros
Fuente: SINC
Un equipo internacional de investigadores ha secuenciado el primer genoma completo de un agricultor ibérico, que es también el primer genoma antiguo de toda el área mediterránea. Este nuevo genoma permite conocer los cambios genéticos característicos de la migración neolítica en el sur de Europa que provocó el abandono del modo de vida cazador-recolector.
El estudio está dirigido por el Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Pompeu Fabra, en colaboración con el Centre for GeoGenetics de Dinamarca. Los resultados se publican en la revista Molecular Biology and Evolution.
Los primeros agricultores que entran en Europa hace unos 8.000 años procedentes de Oriente Próximo se expanden por el continente siguiendo dos rutas distintas: una hacia Centroeuropa que remonta el curso del Danubio y otra hacia la Península Ibérica que sigue la costa mediterránea. Estos últimos agricultores desarrollan su propia tradición cultural: la cerámica cardial, llamada así por la característica decoración incisa realizada con los bordes de conchas de bivalbos del género Cerastoderma(antes Cardium).
Hasta el momento se disponía de datos genómicos de varios individuos pertenecientes a la ruta interior encontrados en Hungría y Alemania, pero se carecía de genomas completos de la ruta mediterránea. Esto es debido en parte a las condiciones climáticas del sur de Europa, que dificultan la conservación del material genético.
El equipo investigador, dirigido por Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva, ha secuenciado el genoma de una mujer neolítica a partir de un diente datado en 7.400 años y procedente de los niveles cardiales de la cueva denominada Cova Bonica, en Vallirana, cerca de Barcelona.
Este yacimiento está siendo excavado por un equipo de la Universitat de Barcelona dirigido por Joan Daura, Montserrat Sanz, Mireia Pedro, Xavier Oms y Pablo Martínez. Asimismo, se han recuperado datos genómicos parciales de otros tres yacimientos: cova de l’Or (Alicante), cova de la Sarsa (Valencia) y Almonda (Portugal).
Gracias a este nuevo genoma, los investigadores han podido determinar que los agricultores de la ruta mediterránea y de la ruta interior son muy homogéneos y claramente derivan de una población ancestral común, que muy probablemente es la de los primeros agricultores que entran por Anatolia en Europa.
Según Iñigo Olalde, primer firmante del trabajo, «la secuenciación de este genoma ha sido posible gracias a nuevos avances tanto en las técnicas de extracción de ADN antiguo, como en las técnicas de construcción de librerías genómicas y de secuenciación masiva”.
Agricultores de piel clara y ojos oscuros
El análisis del genoma de Cova Bonica ha permitido reconstruir el aspecto físico de estos agricultores pioneros, que tenían la piel clara y los ojos oscuros. Esto contrasta con los anteriores cazadores mesolíticos que, como el hombre de La Braña en León –recuperado en 2014 por el mismo equipo investigador–, tenían la piel más oscura que los europeos actuales y los ojos azules.
Ambos individuos están separados por tan solo 600 años y 800 kilómetros; sin embargo, son muy distintos desde un punto de vista genético. Los ibéricos actuales derivan en gran parte de estos agricultores.
Para Carles Lalueza-Fox, «este estudio es solo el primer paso de un gran proyecto que pretende crear un transecto paleogenómico ibérico, desde el mesolítico hasta la Edad Media, para comprender la génesis de las actuales poblaciones ibéricas y detectar afinidades con movimientos poblacionales transeuropeos; hasta el momento disponemos de datos genómicos de medio centenar de individuos y queremos llegar a más de cien».
Referencia bibliográfica:
Olalde, I., et al. «A common genetic origin for early farmers from Mediterranean Cardial and Central European LBK cultures«.Molecular Biology and Evolution. Doi: 10.1038/nn.4074
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