UN ESTUDIO AVALA EL CULTIVO DE RICINO EN ANDALUCÍA PARA USO INDUSTRIAL
Fuente: AndaluciaInvestiga.com – J. García Orta
La planta del ricino es conocida desde la antigüedad, no sólo por la alta toxicidad de sus semillas sino, además, porque su aceite ha sido siempre muy valorado como purgante. Un aceite que, en la actualidad, tiene también su utilidad en la fabricación de todo tipo de productos, desde pinturas o barnices hasta lubricantes y líquidos de freno. No obstante, el gran potencial del ricino está todavía por conocer y explotar. Científicos del Instituto de la Grasa (CSIC), junto con investigadores de la Universidad de Almería y del Instituto de Agricultura Sostenible (CSIC) han realizado un estudio exhaustivo de esta planta, y la sitúan como la mejor adaptada al cultivo en Andalucía para la producción de ácidos grasos destinados al uso industrial.
Enmarcada en una línea de trabajo más amplia, el Profesor de Investigación Rafael Garcés lidera desde 2005 una investigación que busca asentar la base del conocimiento sobre la síntesis de triglicéridos en algunas oleaginosas de uso común (plantas de cuya semilla o fruto se puede extraer aceite) y, sobre todo, en algunas especiales como el ricino o el echium. La idea clave es la obtención de ácidos grasos inusuales en su aceite para usarlos en aplicaciones industriales. Para ello, lo que hemos estado haciendo durante todo el proyecto ha sido estudiar las posibles variables, caracterizar un mutante alto oleico de ricino, ver cómo sintetiza los ácidos grasos, los triglicéridos, así como estudiar qué enzima está mutada y cómo afecta a su síntesis de aceite apunta el investigador.
Aunque los resultados son todavía preliminares, el responsable del proyecto afirma que el trabajo realizado hasta ahora sirve para definir la planta del ricino como la mejor candidata. En este sentido, el mutante alto oleico sería bueno para el biodiesel, pero también para la síntesis de plásticos, para fabricar gomas de automóviles, para detergentes o para lubricantes biodegradables apunta el investigador.
Pero para que el ricino haya sido seleccionado como la planta más adecuada, antes ha tenido que cumplir con una serie de características. La primera de ellas es que exista seguridad de que la planta que produzca los ácidos grasos inusuales esté completamente fuera del circuito alimentario. No puede haber jamás confusión ni en la forma de la planta ni en la semilla, que provoque que animales o personas puedan consumirla o que el agricultor la siembre por error, y con el ricino tenemos la seguridad de que no va a ser confundido por nadie , señala Garcés.
Pese a no ser originario de España, el ricino está totalmente adaptado a las condiciones normales de Andalucía, creciendo de manera silvestre en multitud de lugares. A esto se le suma su potencial productor. Y es que el 50% del peso de la semilla es aceite, con lo cual posee una riqueza grasa superior a la de las principales oleaginosas que se cultivan hoy día, sin haber sido todavía mejorada de verdad subraya el responsable.
En esta línea, un estudio realizado a nivel europeo, y en el que ha participado el grupo del Instituto de Agricultura Sostenible, apunta a que el ricino cultivado en la zona mediterránea puede alcanzar una producción de unos 1.000 kilos por hectárea, y cerca de 4.000 kilos en zonas de regadío. De ahí se extraería un aceite que, en condiciones normales, sería rico en ricinoleico. No obstante, el proyecto liderado por Rafael Garcés trabaja en la caracterización y mejora genética de un mutante de ricino ya disponible, capaz de producir un aceite alto-oleico, y otras líneas modificadas, más adecuadas para su uso industrial.
Sustituto del petróleo
Con la planta del ricino ya identificada y caracterizada, el siguiente paso que estos investigadores quieren dar en futuros proyectos sería concretar una modificación para que genere directamente ácidos grasos especiales que sustituyan a productos de síntesis química, derivados sobretodo del petróleo.
El biodiesel está muy bien, pero la superficie que hay que sembrar es demasiado alta para ser eficiente; sin embargo, si conseguimos que la planta directamente nos produzca un ácido graso ya transformado de manera que nos dé un producto químico final, vamos a ahorrar mucho en petróleo afirma Garcés. Con esto, el ricino no se establece sólo como el ideal de producción, sino también como una materia prima con la que se ahorraría mucha energía.
Cuando se trabaja con petróleo, primero hay que obtenerlo, refinar una parte para combustible y otra para la obtención de polímeros, con lo que se gasta mucha energía señala el investigador, quien apunta que con nuestro producto, alcanzamos directamente esa segunda fase, no necesitamos refinar, por lo que además de reducir entre tres o cuatro veces el consumo de energía, se ahorraría también mucha agua y otros elementos implicados en el proceso.
Descargue aquí la imagen de esta noticia:
Rafael Garcés junto a su grupo de investigación del Instituto de la Grasa
Más información:
Rafael Garcés Mancheño
Dpto. Fisiología y Tecnología de Productos Vegetales
Tlf: 95 461 1550
Email: rgarces@cica.es
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