Un estudio destaca la naturalidad del cambio estacional de hora y cuestiona las críticas a esta práctica
Investigadores de la Universidad de Sevilla y la Universidad de Santiago de Compostela han analizado las respuestas a la consulta pública organizada por la Comisión Europea en 2018 sobre el cambio de hora. En sus conclusiones, destacan la naturalidad del cambio estacional de hora y cuestionan los fundamentos de la crítica moderna a esta práctica.
Fuente: Universidad de Sevilla
¿Cuál es la mejor hora para arrancar la jornada en vista de la variación de la hora del amanecer que se observa por encima de 30 grados de latitud? Este es el problema que analizan los profesores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y la Universidad de Sevilla (US), Jorge Mira Pérez y José María Martín Olalla en un estudio que acaba de publicar la revista Royal Society Open Science (RSOS) en el que analizan los fundamentos fisiológicos y sociales de la práctica del cambio estacional de la hora y revisan su impacto en la salud.
El estudio toma como ejemplo las ciudades de Bogotá y Nueva York, situadas sobre el mismo meridiano, pero a diferente latitud, para señalar que invierno el amanecer se retrasa 1h30m en la segunda ciudad. “Esto retrasa la vida en Nueva York durante el invierno, pero en primavera el retraso del amanecer ha desaparecido y la actividad puede iniciarse antes. El cambio de hora de primavera facilita esa adaptación”, señala Jorge Mira. El estudio recoge diversos ejemplos, actuales y pasados, de sociedades con actividad retrasada en invierno y adelantada en verano, en línea con el papel sincronizador de la luz matinal para nuestro organismo.

El estudio recoge diversos ejemplos, actuales y pasados, de sociedades con actividad retrasada en invierno y adelantada en verano.
“Las sociedades modernas tienen varios mecanismos de sincronización. Por ejemplo, el empleo de una hora estándar en una región amplia, o el empleo de horarios preestablecidos. El cambio de hora es otro mecanismo sincronizador, que adapta la actividad humana a la estación correspondiente”, señala Martín-Olalla. Lo autores indican que el primer fin de semana de abril y el primer fin de semana de octubre serían los más adecuadas para el cambio de hora.
El estudio publicado en RSOS revisa el impacto del cambio estacional de hora en la salud humana considerando dos tipos de efectos: los asociados con el cambio en sí, y los asociados con el periodo de vigencia de la hora de verano. Para el primer caso los autores señalan que los estudios publicados no han analizado epidemiológicamente el problema y que los indicios sugieren que el impacto es muy débil. “Un estudio muy completo en Estados Unidos reporta un 5% de aumento en accidentes de tráfico en la semana posterior al cambio de primavera, pero soslaya que de un año a otro los accidentes de tráficos semanales fluctúan un 15%. El cambio de hora tiene un impacto, pero es muy débil en comparación con los otros factores que influyen en el problema”, señala Mira.
“El cambio de hora ha funcionado durante cien años sin perturbaciones graves. El problema es que en los últimos años se ha asociado solo al ahorro de energía cuando, en realidad, es un mecanismo natural de adaptación”, resalta Martín-Olalla
En el segundo caso, los autores señalan que la polémica actual parte de una interpretación errónea del cambio estacional de la hora. Según Martín-Olalla y Mira el cambio de hora no es un salto de zona horaria, ni hace que la población viva ajustada al sol de otro lugar, ni que su ritmo de vida se vea desalineado respecto del sol.
“En cierta forma es al revés, el cambio de hora alinea el inicio de la actividad con el amanecer”, señala Mira. “En 1810 las Cortes de Cádiz ya hacían este tipo de adaptación estacional y no había husos horarios ni nada del estilo. Simplemente la vida social se reorganiza porque la duración del día en verano permite hacer rutinas matinales a horas que no son bienvenidas durante el invierno”, resalta Martín-Olalla.
Mira y Martín-Olalla critican con dureza los estudios que reportan efectos a largo plazo en el cambio estacional de la hora y que lo asocian con incremento del riesgo de cáncer, pérdida de sueño, obesidad etc. Señalan que estos estudios analizan y reportan los efectos de tener una hora común en una zona horaria de Estados Unidos o de Rusia, pero no dicen nada sobre el cambio estacional de la hora. “Se estudia lo que ocurre, por ejemplo, en Nueva York y en Detroit, en los extremos de la zona horaria de la Costa Este de Estados Unidos, pero en base a acumulados anuales de incidencias. La diferencia horaria entre una y otra ciudad es siempre la misma a lo largo del año. Por tanto, no se puede inferir que los efectos que reportan se asocien con el cambio de hora, que tiene naturaleza estacional”.
El estudio termina analizando por qué el cambio de hora triunfó en el siglo XX y qué dificultades enfrentan ahora las asociaciones médicas cuando pretenden eliminar la práctica y adoptar la hora de invierno permanente. Señalan que el efecto principal de la medida fue el aumento de las horas de luz durante el segmento de ocio en primavera y verano.
“La gente aceptó ir a trabajar antes en primavera y verano si con ello salía antes, y podía disfrutar más la tarde paseando, yendo al parque o la playa, parece una obviedad, pero hay que decirlo,” señala Mira. Por contra la eliminación del cambio de hora se enfrenta un dilema de difícil solución: adelantar la hora de entrada al trabajo cuando más se retrasa el amanecer o retrasar la hora de entrada al trabajo cuando más se adelanta el amanecer. “Las dos opciones van contra la fisiología humana,” señala Martín-Olalla que añade “por eso la eliminación del cambio de hora es complicada en Estados Unidos y en Europa”. Por su parte Mira indica “han abierto una caja de Pandora, han exacerbado las críticas a una práctica natural que funciona razonablemente bien y ahora temen que el remedio sea peor que la enfermedad”.
Referencia:
Martín-Olalla, José María y Mira, Jorge; 2025; ‘Assessing the best hour to start the day: an appraisal of seasonal daylight saving time‘; R. Soc. Open Sci.12240727.
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