Un trabajo de la UPO revela que la educación de las mujeres impulsa su presencia en política
Un estudio con participación de la Universidad Pablo de Olavide demuestra que elevar el nivel educativo femenino aumenta de forma significativa la representación política de las mujeres en los parlamentos regionales europeos.
Fuente: Universidad Pablo de Olavide
En las últimas décadas, la participación política de las mujeres ha crecido en todo el mundo, pero el camino hacia la paridad sigue siendo largo. En 2021, las mujeres ocupaban solo el 26 % de los escaños parlamentarios a nivel global y menos del 6 % de las jefaturas de gobierno. Según el Global Gender Gap Index del Foro Económico Mundial, la brecha de género en la esfera política es la más profunda de todas las dimensiones analizadas, más que en educación, salud o participación económica.
Una de las claves para disminuir esta diferencia está en la educación. Cuando las mujeres estudian más, la democracia se vuelve más igualitaria. Esa es la principal conclusión del artículo científico Bridging the gender gap: Women’s education and political representation, publicado en Economics of Education Review, y firmado por Luna Bellani (Ulm University, IZA y AXA Research Lab on Gender) y Marisa Hidalgo, profesora de Análisis Económico de la Universidad Pablo de Olavide. El trabajo encuentra que un incremento de un punto porcentual en la proporción de mujeres con estudios secundarios eleva en torno a un 21 % la cuota de mujeres electas en los parlamentos regionales.

Mapa comparativo de 2004 y 2018 donde se aprecia la fuerte heterogeneidad territorial y el avance generalizado de la representación femenina en Europa.
Las investigadoras combinaron datos de nueve países europeos (Austria, República Checa, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia) entre 2003 y 2018. Al cruzar la proporción anual de mujeres electas en parlamentos regionales —obtenida del Gender Statistics Database del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE)— con actitudes políticas y roles de género, además de información detallada sobre características sociodemográficas (incluida los años de estudio) a nivel individual —observados por el European Social Survey (ESS)—, identifican un efecto causal. Mediante un modelo econométrico con variables instrumentales, las autoras han aprovechado las reformas educativas que ampliaron la escolarización obligatoria en los años sesenta y setenta —reformas que afectaron a distintos países en momentos diferentes—, tratándolas como ‘experimentos naturales’ que permiten identificar un efecto causal de la proporción de mujeres que alcanzan un nivel educativo sobre la representación femenina en los parlamentos regionales.
«El uso de variables instrumentales nos permite identificar el efecto de la educación sobre aquellas personas que, de no haberse aplicado la reforma, habrían dejado los estudios antes, los denominados ‘compliers’», afirma Marisa Hidalgo. En la muestra analizada, una de cada cuatro mujeres de esas generaciones no superó el nivel educativo previo a la reforma, frente a uno de cada diez hombres. Las principales beneficiarias de la extensión de la escolaridad fueron jóvenes de hogares con menos recursos (padre en desempleo, familias monoparentales) y, en su mayoría, con progenitores sin estudios (92 %). «Por tanto, el aumento del 21 % en la representación política femenina que documentamos refleja, sobre todo, el efecto positivo de prolongar la educación entre las mujeres que partían de entornos más desfavorecidos. Mejorar su nivel educativo no solo amplió sus oportunidades personales y laborales, sino que también tuvo un impacto duradero en la participación de mujeres en la vida pública y en política».
La importancia de contar con iniciativas que reduzcan la brecha de género existente en política ha sido una de las principales motivaciones del estudio llevado a cabo por Hidalgo y Bellani. «Nos llamó la atención la abundancia de literatura mostrando evidencia de los beneficios asociados a la participación de la mujer en los procesos de toma de decisiones colectivas y, sin embargo, la escasez, por no decir ausencia, de trabajos sobre diseño de políticas públicas dirigidas a reducir la enorme brecha de género en este ámbito, sobre todo en países desarrollados», afirma Marisa Hidalgo.
Mayor interés político y actitudes más igualitarias
Además del resultado principal, Hidalgo y Bellani indagan en las posibles causas, que podrían tener un componente de oferta (más mujeres con ambición y preparación política) y de demanda (electorados e instituciones más receptivos). Así, encuentran que las mujeres con mayor educación declaran más interés por la política y adoptan actitudes más igualitarias sobre los roles de género, cambios que no se observan en los hombres con el mismo aumento educativo. Estos mecanismos ayudan a entender por qué los parlamentos con poblaciones femeninas más educadas cuentan con más mujeres.
Referencia:
Bellani, L., & Hidalgo-Hidalgo, M. (2025). ‘Bridging the gender gap: Women’s education and political representation’. Economics Of Education Review, 104, 102605.
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