Alertan de los efectos de la minería y los vertidos tóxicos accidentales en el cinturón pirítico ibérico
Un estudio liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) ha analizado el papel de la afluencia Atlántica en el transporte y acumulación de sedimentos contaminados por metales pesados desde el golfo de Cádiz hasta el mar de Alborán. La señal de alerta por parte de la comunidad científica llega en un momento de posible reapertura de la mina de Aznalcóllar (Sevilla), 26 años después del devastador vertido tóxico ocurrido en esta explotación.
Fuente: Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC)
Un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) ha alertado de los efectos de la actividad minera en el cinturón pirítico ibérico. El trabajo también examina el impacto de vertidos accidentales de residuos tóxicos mineros, como el derrame ocurrido en la mina de Aznalcóllar (Sevilla) hace ahora 26 años, considerado uno de los mayores desastres medioambientales de la historia de España.
El estudio, publicado recientemente en Marine Pollution Bulletin, analiza el papel de la afluencia atlántica en el transporte y acumulación de sedimentos contaminados desde el Golfo de Cádiz hasta el noroeste del mar de Alborán. Esto es, el transporte de agua atlántica que entra al Mar de Alborán a través del estrecho de Gibraltar, procedente del golfo de Cádiz.
Para la elaboración del trabajo, el equipo científico analizó los metales pesados en sedimentos acumulados en el noroeste del mar de Alborán durante los últimos dos siglos. Así, advirtieron que los niveles de zinc (Zn), cobre (Cu) y plomo (Pb) aumentaron significativamente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con el incremento de las concesiones mineras en el cinturón de pirita del suroeste de la Península Ibérica.

Suelo de la zona de la mina de Aznalcóllar (Sevilla) tras el desastre medioambiental ocurrido hace ahora 26 años.
Así mismo, el equipo empleó trampas de sedimento para para monitorear de forma continuada el sedimento descendente en la columna de agua. Esto permitió detectar un aumento de contaminantes en los sedimentos transportados por la afluencia atlántica durante los meses posteriores al accidente de Aznalcóllar en el año 1998 y durante episodios de crecidas de los ríos que desembocan en el golfo de Cádiz.
La catástrofe medioambiental de Aznalcóllar
Este año se cumplen 26 de la rotura de la balsa de residuos de la mina de Aznacóllar, un incidente que dejó al estuario del Guadalquivir con elevadas concentraciones de metales y metaloides. Entre otros, esto tuvo importantes implicaciones para el sector pesquero y agrícola, que junto a científicos y organizaciones ecologistas, se oponen ahora a la reanudación de la actividad minera en la zona.
A diferencia de la anterior, la empresa que gestiona hoy la corta minera ha tratado de diferenciarse del modelo anterior diseñando una explotación subterránea sin balsa de residuos, si no con una tubería de 30 kilómetros a través de la cual se pretenden transportar los metales pesados procedentes de la actividad minera diluidos en agua hacia el estuario del Guadalquivir.
Según la comunidad científica, este modelo no es mejor que el anterior, pues no tiene en cuenta ni la hidrodinámica ni la fisicoquímica de las aguas del estuario y el golfo de Cádiz, y tampoco considera el impacto sobre los ecosistemas costeros y marinos. No obstante, el proyecto se encuentra ya en la fase final de tramitaciones, pendiente de que la Junta de Andalucía le conceda la Autorización Ambiental Unificada, que es la puerta de entrada para recibir otros permisos necesarios.
Referencia:
Palanques, A., Puig, P., Masqué, P., & Isla, E. (2024). ‘Influence of the Atlantic inflow on trace metal enrichments in sediments and particulate matter of the NW Alboran Sea (SW Mediterranean)’. Marine Pollution Bulletin, 202, 116403.
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