Analizan la actividad sísmica de los volcanes submarinos de la Antártida
El proyecto BRAVOSEIS, que lidera la Universidad de Granada, investiga la actividad de los volcanes submarinos del Estrecho de Bransfield. En la campaña 2018-2019 se instaló una red sísmica compuesta por 45 estaciones sísmicas y se realizaron estudios de geofísica marina a lo largo de unos 1500 kilómetros de perfiles sobre los volcanes submarinos, para entender la estructura tridimensional tanto a nivel local como regional. En la campaña 2019-2020 van a recoger los instrumentos desplegados y a extraer los datos almacenados.
Fuente: Universidad de Granada
El proyecto “BRAVOSEIS: Estudio sismológico de los volcanes submarinos del Estrecho de Bransfield (Antártida)” es un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia y Universidades. Está liderado por la Universidad de Granada, en colaboración con grupos nacionales y extranjeros, y se desarrolla en el periodo 2017-2020.
El Estrecho de Bransfield está situado entre la Península Antártica y las islas Shetland del Sur, en las que España tiene dos Bases Antárticas. Es una zona de extensión que está dando lugar a la apertura de un rift oceánico, es decir, una fractura en la corteza por la que puede ascender material del interior. Uno de los fenómenos asociados a este proceso es el desarrollo de volcanismo activo. En el Estrecho de Bransfield hay varios edificios volcánicos, y la mayoría son todavía submarinos (exceptuando las islas Decepción, Penguin, y Bridgeman).
El proyecto BRAVOSEIS investiga la actividad de esos volcanes submarinos del Estrecho de Bransfield, de los que se sabe muy poco. En la campaña 2018-2019 se instaló una red sísmica compuesta por 45 estaciones sísmicas (15 sismómetros de banda ancha, 24 sismómetros de fondo oceánico y 6 hidrófonos de anclaje). Además, se realizaron estudios de geofísica marina (batimetría, perfiles sísmicos, gravimetría, magnetismo) a lo largo de unos 1500 kilómetros de perfiles sobre los volcanes submarinos, para entender la estructura tridimensional tanto a nivel local como regional.
Estos equipos llevan ya un año completo adquiriendo datos y registrando los movimientos sísmicos, soportando las duras condiciones de la Antártida. En la campaña 2019-2020, que se está desarrollando las estas semanas, los investigadores van a recoger los instrumentos desplegados y a extraer los datos almacenados.
“Para ello disponemos de la logística y los medios que aporta la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, y el apoyo del buque oceanográfico Hespérides. En cuanto dispongamos de los datos, podremos empezar a trabajar en el análisis y la interpretación de las señales registradas”, destaca el investigador principal del proyecto, Javier Almendros González, del Instituto Andaluz de Geofísica.
El conocimiento generado supondrá un avance muy importante tanto a nivel teórico como práctico, de especial interés en esta zona donde se concentra la mayor densidad de bases científicas de toda la Antártida.
En esta campaña participan dos miembros de la Universidad de Granada (Javier Almendros y Francisco Carrión, del Instituto Andaluz de Geofísica), que en estos momentos se encuentran embarcados en el Buque de Investigación Oceanográfica (BIO) Hespérides junto con el resto del equipo. Los trabajos in situ se desarrollarán hasta el próximo 26 de febrero, y al día siguiente volarán de vuelta a Punta Arenas (Chile), y llegarán a Granada en torno al 1 de marzo.
En el proyecto colaboran también investigadores pertenecientes a instituciones nacionales y extranjeras. Entre ellos hay que resaltar la participación de la Universidad de Washington, Universidad de Nueva York – Queens College, National Oceanographic and Atmospheric Administration, y Woods Hole Oceanographic Institution de Estados Unidos; así como del Geoforschung Zentrum Potsdam (GFZ) y el Alfred Wegener Institute (AWI) de Alemania. A nivel nacional participan colaboradores de varias instituciones, como la Universidad de Jaén, el Instituto Geográfico Nacional, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Geológico y Minero de España, etc.
Proyecto de vigilancia sísmica en la Isla Decepción
Además, desde mediados de diciembre de 2019 también se está desarrollando el proyecto de vigilancia sísmica de la actividad volcánica en la isla Decepción, en el que los investigadores de la UGR están involucrados desde hace 25 años.
En este proyecto, los científicos utilizan métodos sísmicos para cuantificar el nivel de actividad volcánica, lo que resulta fundamental para la seguridad de la base Gabriel de Castilla y de los turistas que visitan la zona. La actividad sísmica es un indicador del estado dinámico en el que se encuentra un volcán, y se suele emplear como herramienta de evaluación para gestionar los niveles de alerta volcánica.
El nivel de sismicidad registrado se viene incrementando ligeramente en los últimos años, lo cual, junto con otros indicadores como cambios en la deformación, flujo de gases o temperatura superficial, “nos recuerda que la isla Decepción es un volcán activo y que hay una probabilidad real de que ocurra una erupción volcánica en el futuro”, destaca Almendros.
A mediados de diciembre, dos miembros de este grupo de la UGR (Alejandro Moreno y Joan Parera) se desplazaron hasta la isla Decepción. Han instalado una red sísmica local formada por seis sismómetros y una antena sísmica de pequeña apertura, con transmisión de datos en tiempo real. Actualmente otras dos investigadoras (Vanessa Jiménez e Itahisa González) se encuentran también en la Antártida, para reemplazar al equipo inicial y continuar con el trabajo hasta finales de marzo, cuando se cierre la base y finalice la campaña antártica.
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