Cambio climático y despoblación se reafirman como las principales preocupaciones para las zonas de montaña en Europa
Un estudio elaborado por la Universidad de Córdoba implica a medio millar de agentes locales de 23 regiones montañosas para identificar vulnerabilidades y proponer estrategias para minimizarlas. En Andalucía señalaron la sequía, las plagas y la pérdida de población.
Fuente: Universidad de Córdoba
En Europa las zonas de montaña suponen alrededor del 36% del total del territorio y son el hogar del 16% de la población, pero su importancia es capital para el conjunto del continente. De ellas depende la disponibilidad de bienes básicos como el agua, cumplen una función clave en el secuestro de carbono y son espacios de biodiversidad.
Por si fuera poco, en estos sistemas montañosos se desarrollan las cadenas de valor de diferentes productos de consumo, especialmente alimenticios. Se trata por tanto de complejos y valiosos sistemas socio-ecológicos que se ven amenazados por factores diversos y diferentes a los que afectan a otras zonas. Para arrojar luz sobre estas especificidades e idear estrategias de adaptación, un equipo de la Universidad de Córdoba ha recurrido a quienes mejor conocen el terreno: los agentes locales que viven y trabajan en esas zonas de montaña.
En el marco del proyecto MOVING, coordinado por la Universidad de Córdoba, este equipo ha analizado la vulnerabilidad de 23 zonas montañosas de 16 países europeos apoyándose en una metodología participativa que implica a las comunidades de cada zona relacionadas con las cadenas de valor de sus productos más representativos.
“En cada territorio se ha creado una plataforma multiactor en la que se ha invitado a participar al sector agrícola y ganadero, a personal de los centros de investigación, representantes políticos, empresas, asociaciones e instituciones”, explica la catedrática del Departamento de Economía Agraria, Finanzas y Contabilidad María del Mar Delgado, que lidera el proyecto. A través de encuestas, talleres y entrevistas con más de 500 agentes locales, el equipo ha logrado conocer su percepción sobre las vulnerabilidades de cada zona y el impacto que tienen estos estreses o amenazas sobre el producto final.
De los resultados de este trabajo, pionero a nivel europeo por la extensión del territorio analizado, se extrae que, si bien los elementos que afectan a estos espacios varían según las características de cada zona, son los cambios en el clima y en la demografía los que más impacto están teniendo en las zonas de montaña.
Tal y como explica el investigador Pablo González, del Departamento de Ingeniería Forestal de la UCO, “aspectos como la falta de precipitaciones o los eventos meteorológicos extremos, así como la despoblación de zonas rurales y los cambios de uso del suelo, están afectando de manera importante a las cadenas de valor de productos de zonas de montaña”. Del estudio se desprende que las zonas montañosas de Turquía y Bulgaria, Sierra Morena y determinadas sierras de Portugal son las que detectan más impacto.
En el caso de Andalucía el proyecto se centró en Sierra Morena y la cadena de valor de los productos ibéricos y en las Sierras Béticas y el aceite de oliva de olivar de montaña. En ambos casos, el elemento más importante reseñado por los agentes locales fue la sequía o los cambios en los patrones de precipitación. En el caso de Sierra Morena, las plagas y especies invasoras y la sobreexplotación de recursos por una excesiva carga ganadera fueron también preocupaciones principales. En cuanto al olivar de montaña, otro de los elementos señalados fue la pérdida de población en zonas rurales.
Más de 160 mecanismos de adaptación
La buena noticia, explica González, es que el impacto que estos cambios generan puede reducirse si se incorporan mecanismos de adaptación. En el transcurso del proceso participativo impulsado por el proyecto MOVING, los agentes locales identificaron más de 160 mecanismos de adaptación de distinta índole, que van desde la implementación de prácticas agrícolas y ganaderas sostenibles hasta la apuesta por la investigación aplicada o el desarrollo de políticas efectivas, especialmente por parte de la Unión Europea.
“Cuando incorporamos esa capacidad de adaptación, el impacto se reduce a más de la mitad”, explica González, que matiza que no todos los mecanismos propuestos cuentan con la misma aplicabilidad. No obstante, “aquellos que sí consideramos factibles, algunos de los cuales se están aplicando ya, podrían reducir hasta un 50% la vulnerabilidad general de los sistemas”.
El equipo responsable del proyecto sostiene que uno de los aspectos más relevantes del proceso participativo llevado a cabo es la posibilidad que ofrece a los agentes locales para reunirse, escucharse, debatir e intercambiar impresiones y conocimientos. Además, el estudio recoge sus percepciones y lo que están dispuestos a cambiar, lo que permite implicar a las comunidades y cadenas de valor en el diseño y puesta en marcha de estrategias que ayuden a reducir la vulnerabilidad de las zonas de montaña y, con ello, la del conjunto de Europa.
Referencia:
González-Moreno, Pablo; Schmitt, Emilia; Moreno-Ortiz, Javier; Pinto-Correia, Teresa; Guiomar, Nuno & Delgado-Serrano, María del Mar. ‘Assessing the vulnerability of mountain value chains to environmental and social drivers in Europe: A land-use and stakeholder-based approach’. Ambio (2025).
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