Desarrollan una tecnología pionera para biodegradar plásticos con enzimas y reciclar aviones
En este estudio en el que participa la Universidad de Cádiz, su tecnología pretende conseguir una biodegradación controlada de los materiales compuestos termoestables mediante el uso de enzimas. La idea principal es que las mejores candidatas a enzimas se diseñen mediante Evolución Dirigida para adaptarlas al proceso de degradación. Las reacciones se escalarán dentro de reactores químicos industriales. Tras este proceso, se recuperan las fibras de carbono de los composites, se estudian los subproductos del proceso de degradación y se desarrolla su valorización.
Fuente: Universidad de Cádiz
Tras 18 meses de andadura, el proyecto europeo Bizente, coordinado por Aitiip Centro Tecnológico con la participación de la Universidad de Cádiz, continúa desarrollando una tecnología pionera que permitirá biodegradar mediante enzimas compuestos termoestables que hasta ahora no eran reciclables. El objetivo es recuperar fibras de carbono y resinas que puedan ser reutilizadas. Bizente es una solución innovadora y sostenible, que ayudará a reducir en un 40% las emisiones de plásticos termoestables no biodegradables al medio ambiente, evitando su destino actual: el almacenamiento en vertederos y la incineración.

Esta investigación plantea la recuperación de materiales y ayudar a reducir en un 40% las emisiones al medio ambiente.
Se calcula que en 2030 llegarán al final de su vida útil unos 12.000 aviones y 12.000 aerogeneradores, según anuncian sus expertos promotores. Se trata de un problema que afecta también a otros sectores estratégicos, como el ferroviario, la construcción y la electrónica. Teniendo en cuenta que “en todo el mundo se generan anualmente unas 430.000 toneladas de residuos compuestos, la tecnología de Bizente, basada en la ingeniería de proteínas, será capaz de descomponer al menos el 27% del total de estos residuos”. Además, al sustituir la incineración por la biodegradación, el impacto se reflejará también en una reducción de las emisiones de CO2 liberadas durante la incineración. Una “alternativa revolucionaria que responde a los retos de economía circular y sostenibilidad a los que se enfrenta Europa”.
Investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinados por la profesora Juana María Arellano, y pertenecientes a los grupos de RNM-345: Toxicología Ambiental y Analítica y TEP-181: Tecnología del Medio Ambiente, participan en este proyecto europeo que lidera la entidad española, Aitiip Centro Tecnológico de Aragón, una fundación privada dedicada a la I+D+i en materiales y procesos orientados tanto a la sociedad como a la industria. Además, forman parte de esta iniciativa la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), los centros de investigación Evoenzyme (España), European Composite Recycling Technology (Dinamarca), las empresas Specific Polymers (Francia) y Biosphere (Italia); y el aeropuerto de Teruel, Acciona Construcción y Aernnova, como usuarios finales de la tecnología resultante.
Bizente, con una duración estimada de 48 meses (2020-2024), es un proyecto pionero financiado por la Unión Europea en el marco de la Iniciativa Horizonte 2020, con un presupuesto general de 3,18 millones euros, incluyendo 2,5 millones de la Comisión Europea.
Su tecnología pretende conseguir una biodegradación controlada de los materiales compuestos termoestables mediante el uso de enzimas. La idea principal es que las mejores candidatas a enzimas se diseñen mediante Evolución Dirigida para adaptarlas al proceso de degradación. Las reacciones se escalarán dentro de reactores químicos industriales. Tras este proceso, se recuperan las fibras de carbono de los composites, se estudian los subproductos del proceso de degradación y se desarrolla su valorización.
Los polímeros que pueden ser degradados por las enzimas son principalmente el poliéster, el poliuretano (PUR) o el tereftalato de polietileno (PET). El mecanismo de degradación es la oxidación o la hidrólisis. Este trabajo científico propone una alternativa que extiende el proceso biocatalítico a un nuevo tipo de materia prima: tres resinas termoestables (epoxi, poliéster y vinil éster) que no han sido abordadas anteriormente en la cadena de valor del plástico. Esta innovación abre nuevos mercados y oportunidades.
Bizente, en el que participan 10 socios de cinco países, es el primer proyecto aprobado por la Unión Europea para el tratamiento de materiales compuestos una vez que han llegado al final de su vida útil.
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