Destacan los beneficios de ir a clase a pie o en bicicleta también con el coronavirus
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han demostrado que ir a clase andando o en bicicleta mejora la salud individual, la autoestima y la autonomía de los niños, beneficios que aumentan ante la pandemia al reforzar los sistemas inmunológicos y cardiovascular, los más afectados por el COVID-19. El grupo de trabajo PROFITH, dedicado a analizar y promocionar la actividad física como herramienta de salud en los niños, ya ha demostrado con diferentes estudios los beneficios de ir a clase a pie o en bicicleta, que se denominada desplazamiento activo.
Fuente: Universidad de Granada
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han demostrado que ir a clase andando o en bicicleta mejora la salud individual, la autoestima y la autonomía de los niños, beneficios que aumentan ante la pandemia al reforzar los sistemas inmunológicos y cardiovascular, los más afectados por el COVID-19.

La bicicleta produce distanciamiento social y caminar es seguro con mascarilla, dos formas de desplazarse en los que mantener la distancia con los compañeros es más sencillo que un autobús escolar.
El grupo de trabajo PROFITH, dedicado a analizar y promocionar la actividad física como herramienta de salud en los niños, ya ha demostrado con diferentes estudios los beneficios de ir a clase a pie o en bicicleta, que se denominada desplazamiento activo.
La experta en el campo Palma Chillón, de este grupo de estudio de Granada, explica que las peculiaridades del COVID-19 no solo mantienen los beneficios de estos desplazamientos activos, sino que además los incrementa.
«Este tipo de desplazamientos beneficia a la salud individual de los niños, que aumentan su actividad física total, y tienen un impacto social al reducir la contaminación», detalla Chillón.
Esta profesora del departamento de Educación Física y Deportiva recuerda que las investigaciones realizadas por PROFITH en la última década han demostrado que este desplazamiento mejora la salud física y reduce el riesgo de mortalidad por causa cardiovascular.
«Incluso generan mejor autoestima, menos tasas de estrés, los niños son más autónomos, con mejor toma de decisiones, y tiene un impacto en la salud social, lo que les permite moverse de manera más independiente», recalca Chillón.
Más allá de los beneficios para la salud
A estos beneficios, Chillón suma un aspecto social y ambiental por el que se disminuye la contaminación, vital en ciudades como Granada con la tercera peor tasa del país, y se «limpian» las puertas de los colegios, puntos con un aumentos de hasta el 20 % de polución durante la entrada y salida de clase.
«Ir al colegio en bicicleta o caminando tiene un ahorro de coste en la circulación o la contaminación que se genera al buscar aparcamiento, y todo eso impactará en un futuro coste sanitario», añade esta experta, que ha recordado que las alergias y el asma se han convertido en las principales dolencias de los menores.
«En tiempos de COVID es fundamental, y hemos debido aprovechar el tiempo de parón para la reflexión, desde el planteamiento familiar, para cambiar la forma de ir al colegio porque la actividad física les hace más fuertes, les protege»,asegura Chillón.
«El coche no tiene que ir a la puerta del colegio, se puede dejar a una distancia y que un tramo lo dediquen a esta forma de salud», ha recomendado la investigadora, que apuesta por seguir otros modelos europeos como los de Holanda o Bélgica, con carriles bici y las «calles 30», en las que el ciclista es otros vehículo que va en el centro para ser visible.
Chillón recalca que la bicicleta produce distanciamiento social y caminar es seguro con mascarilla, dos formas de desplazarse en los que mantener la distancia con los compañeros es más sencillo que un autobús escolar.
«Mejora el rendimiento físico, fortalece el sistema inmunológico y a su vez reduce la contaminación, también relacionada con el COVID», resume.
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