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La esfericidad de la Tierra protagoniza el negacionismo científico de la era digital

En la era digital, donde el acceso a la información se encuentra a un solo click, aún hay personas que siguen rechazando la evidencia que la ciencia promueve. Este fenómeno, conocido como negacionismo científico, se manifiesta en diversas áreas, desde la vacunación hasta el cambio climático o la forma de la Tierra. Aunque la ciencia trabaja diariamente en publicar estudios y datos que respondan a cuestiones sociales, muchas personas optan por desconfiar y creer en teorías alternativas. ¿Qué les motiva a rechazar la ciencia a favor de teorías no verificadas?

Fuente: Sara Adán/ Fundación Descubre

astronomía , Negacionismo científico , Tierra redonda


Internacional |
01 de octubre de 2024

En pleno siglo XXI, donde el conocimiento científico ha alcanzado logros históricos, persisten corrientes de pensamiento que rechazan muchos de los hechos básicos y ampliamente comprobados por la ciencia, apostando por la pseudociencia. No todo el mundo que cuestiona algún resultado científico muestra una actitud negacionista; el negacionismo consiste en la promoción de una forma de pensar basada en el rechazo tajante a los resultados y estudios que se publican. Uno de los ejemplos más representativos es el mito de la Tierra plana.

El ser humano, en la actualidad, ha demostrado de muchas maneras la esfericidad de la Tierra. Los viajes espaciales, o los más de 5000 satélites que diariamente envían fotografías del planeta desde diferentes perspectivas, son algunas de las muchas pruebas irrefutables sobre esto. Sin embargo, hay un grupo de la población que aún percibe cada una de estas demostraciones como falsas. Aparentemente, esta teoría podría ser digna de épocas pasadas, donde la ciencia aún se encontraba en fases preliminares. Sin embargo, desde el inicio de los primeros estudios, una de las demostraciones más básicas fue la forma redonda de la Tierra ¿Por qué hay quien desconfía de un razonamiento cuyo estudio tiene más de 2000 años de historia?

La Tierra es redonda desde hace más de 2000 años

En la Antigüedad, la falta de tecnologías avanzadas y la limitada capacidad de viajar largas distancias eran algunas de las razones que motivaban a tener dudas sobre la esfericidad terráquea. Sin embargo, desde los inicios de la civilización, figuras como Aristóteles o Anaximandro de Mileto marcaron el comienzo de la exploración científica para dar forma a la Tierra. Sus estudios sentaron las bases para futuras investigaciones que confirmarían sus suposiciones.

Antes de los primeros estudios, en la antigua Grecia, había quienes concebían la Tierra como un plato liso que contenía el agua sin que se saliera por sus lados, teoría que defendía Tales de Mileto, una figura muy relevante en la historia por ser considerado como el padre de la filosofía y la ciencia. Sin embargo, la primera persona de la que hay constancia de que sugirió la forma no plana del planeta fue Anaximandro de Mileto (616 a.C – 546 a.C), precisamente el alumno de Tales. Este estudioso defendía la idea de que la Tierra era un cilindro que contaba con gravedad. Aunque no acertó exactamente con la forma real, sí rompió con la idea de considerarla plana, teoría en la que le sucedió Aristóteles (384 a.C – 322 a.C) al defender en su tratado ‘Sobre el Cielo’ que la Tierra debía ser redonda, basándose en algunos argumentos como la sombra que arrojaba en la Luna. A pesar de este gran descubrimiento, aún quedaban errores en su hipótesis, ya que sostenía que la Tierra era el centro del universo y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban alrededor de ella, según explica la NASA.

Otra figura relevante en esta línea fue Eratóstenes (276 a.C – 194 a.C), la primera persona que calculó la circunferencia del planeta, quien, para conseguir la cifra, contrató a personas que midieran la distancia entre Alejandría y Asuán, resultando ser de 800 km y 7 grados entre ambas ciudades, lo que le permitió conseguir una cifra cercana a 40.000 km para el perímetro terrestre, con un error de solo 0.02% con respecto a la cifra definitiva actual. Posteriormente, estudiosos como Ptolomeo (100 d.C – 170 d.C) o Copérnico (1473-1543) tomaron estas ideas y las ampliaron.

Para corroborar la idea de que hace más de 2000 años que la ciencia es conocedora de que el mundo es redondo, la propia Biblia hacía referencia a esto en Isaías 40:22: «Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar».

Sin embargo, a pesar de todas estas figuras relevantes en la historia de la ciencia, hay quienes aún piensan que fue Cristóbal Colón la persona que descubrió la forma definitiva de la Tierra en su viaje a las Indias. Cuando le plantea su viaje a los Reyes Católicos, la noción de que la Tierra es redonda ya estaba consolidada, era norma, de hecho, toma como datos las estimaciones de Ptolomeo para planear la ruta. Además, no se ha descubierto ningún comentario en las cartas de Colón que aludiera a que hubiera tenido que convencer a nadie de que la forma del Planeta, y la mayoría de las fuentes científicas que se conservan de la Edad Media ya reconocen la esfera terrestre.

El investigador del Centro de Astrobiología (CAB-CSIC-INTA), Jesús Maíz, argumenta que la reina Isabel convocó una comisión formada por especialistas en astronomía y en geografía para estudiar el viaje que proponía Colón. En base a esta información, los consejeros de la reina decretaron que la isla de Cipango, a donde este navegante quería llegar atravesando el Atlántico, se encontraba a más de 20000 kilómetros de distancia, no a 5000 como pensaba el aventurero. De manera que su cálculo era erróneo. No obstante, los Reyes Católicos apoyaron la iniciativa.

Entonces, ¿por qué Colón ha pasado a la historia como un visionario sobre la tierra redonda? La biografía del aventurero publicada en 1828 por Washington Irving inventó con gran detalles conversaciones entre los Reyes Católicos y Colón, una obra que caló tanto en la sociedad que aún en el siglo XXI hay quienes piensan que a él le debemos este descubrimiento, un hecho que Jesús Maíz describe como «un secreto a voces. Basta con indagar un poco en la historia para comprobar que en la Edad Media eran muy pocos los que creían que la Tierra era plana, y que Cristóbal Colón no tuvo que convencer a nadie de ello. Al contrario, el navegante partió con unas coordenadas equivocadas, aunque su error sirvió para que se descubriera un nuevo continente».

A lo largo de la historia, estas primeras evidencias han ido desarrollándose y ampliándose apoyadas en las nuevas tecnologías, estudios científicos de calidad y a los propios viajes espaciales. Si bien la gran mayoría de la sociedad conoce y asume este hecho, hay un sector minoritario de la población que «no lo cree». Intentaremos conocer y analizar las razones que los llevan a mantener esta postura.

Argumentos de las personas que no creen en la esfericidad de la Tierra frente a la evidencia científica

Los razonamientos que defienden una tierra plana van desde el visionado de las estrellas, la no visibilidad de una curvatura en el horizonte o la propia etimología de la palabra ‘planeta’. Para comprender sus razones, vamos a analizar sus argumentos:

Primera fotografía de la Tierra 22 kilómetros por encima del nivel del mar

Primera fotografía de la Tierra 22 kilómetros por encima del nivel del mar / University of Maine

    1. «El horizonte parece plano»: esta teoría afirma que si la Tierra fuera redonda, el horizonte se curvaría desde nuestra perspectiva. La ciencia explica que, a nuestra escala, es imposible percibir esa curvatura. Para ello habría que observar desde elevadas alturas. Ya en 1935 se tomó la primera fotografía que evidenciaba este hecho, concretamente la tomó el comandante de una expedición en globo aerostático, Albert W. Stevens, batiendo el récord de mayor altura que el ser humano había alcanzado, 22 kilómetros sobre el nivel del mar. Asimismo, si la Tierra fuera plana podríamos ver, con la ayuda de un telescopio, cualquier zona sin relieve, desde Cataluña podría verse Italia sin problemas. La vista desde lugares altos de Andalucía, como Sierra Nevada en Granada o la gaditana Torre Tavira puede ofrecer una perspectiva que revela la curvatura de la Tierra.
    2. «La gravedad no puede sostener el peso de los océanos». Las personas que niegan la forma redonda de nuestro planeta mantienen la imposibilidad de que, en una Tierra esférica, se puedan sostener tantas masas de agua sin que se derramen. La ciencia confirma que la fuerza de la gravedad, descrita por primera vez por Isaac Newton es suficientemente fuerte como para atraer los mares y océanos. Para el terraplanismo la gravedad no existe y, por tanto, caminamos sobre el suelo debido a la constante aceleración que experimenta la Tierra. La defensa terraplanista de la aceleración como alternativa a la gravedad contrasta con su negación de la aceleración de Coriolis, un efecto debido a la rotación terrestre y que se manifiesta en la dinámica de las masas atmosféricas o en experimentos tan simples y conocidos como el del péndulo de Foucault, que se puede observar en muchos museos de ciencia.
    3. «Las imágenes espaciales son falsas». Los seguidores de esta teoría conspirativa consideran trucadas las fotografías del planeta desde el espacio. Hay numerosas imágenes tomadas desde el espacio procedentes de múltiples fuentes, entre las que se encuentran algunas tan fiables como la NASA, la ESA o la Agencia Espacial China. Del mismo modo, existen cámaras instaladas en la Estación Espacial Internacional (EEI) donde se realizan emisiones en directo mientras la estación orbita alrededor del planeta. Además de estas pruebas gráficas, los propios astronautas que han viajado al espacio y han visto la Tierra desde fuera proporcionan este testimonio, respaldando la autenticidad de estas imágenes. Sobre esto, la Flat Earth Society responde con lo siguiente: «Las agencias espaciales del mundo están involucradas en una conspiración que finge viajes y exploración espaciales» y, añaden, «si una persona mirara la Tierra desde lo alto, esperaría ver una forma circular donde brilla el área de luz del sol. Esto explica por qué las fotografías a gran altura generalmente están curvadas para producir la ilusión de un horizonte redondo».
    4. «El experimento del nivel de Bedford». Una de sus máximas es este experimento llevado a cabo en el siglo XIX por Samuel Rowbotham, que observó un barco alejándose en el canal recto del río Old Bedford y afirmó que continuó siendo visible a lo largo de 6 millas, argumentando que, si la Tierra fuera redonda, debería haber desaparecido. Con el paso de los años, personas como Alfred Wallace repitieron el experimento para comprobar su veracidad, dando como resultado que la observación de las banderas del barco a tan larga distancia se debía al fenómeno de la refracción, que puede hacer que los objetos se vean más altos de lo que realmente están, producido por la atmósfera de la Tierra y el reflejo del agua.
    5. «El cielo nocturno no se mueve». El terraplanismo promueve la idea de que la estrella polar no se mueve y que la bóveda celeste es estática. La realidad es otra: las estrellas giran en diferente sentido según el hemisferio, además las constelaciones sí se mueven y nosotros con ellas. Hay un experimento sencillo que toda persona que tenga un smartphone puede probar y que consiste en usar el modo timelapse de la cámara toda la noche para observar el recorrido circular de las estrellas que confirma este movimiento. El Observatorio Astronómico de Calar Alto dispone de cámaras en directo durante las 24 horas del día que muestran a todo el usuario que lo desee el cielo en cualquier momento diurno y nocturno. Ahí se puede observar sin problema el cielo nocturno y el movimiento terrestre.
Cielo nocturno en timelapse

Cielo nocturno en timelapse / Freepik

¿Qué factores psicológicos intervienen en este tipo de creencias?

Los razonamientos anteriores solo son algunos de los argumentos que defienden la existencia de una Tierra plana, sin embargo, hay muchos más razonamientos propios adicionales que, en su web, explican incluso con infografías y contenido multimedia que respaldan sus particulares creencias, desde los patrones climáticos hasta la disposición de la Antártida. No es fácil tener una conversación con alguien cuyos ideales se basan en teorías contrarias a la ciencia, sin embargo, el profesor de Psicología Social de la Universidad de Granada (UGR), Fernando Blanco Bregón, arroja varios consejos que pueden ser útiles para la comprensión de este tipo de razonamientos:

  1. Aceptación grupal: Blanco Bregón hace hincapié en que este tipo de creencias van en grupo y no es recomendable llevar la contra a este sentimiento de pertenencia. Puede ser útil ofrecerles otro grupo como alternativa para forzar su salida, que interioricen o comprendan que no pasa nada por pensar de forma diferente.
  2. Confort psicológico: el profesor de Psicología Social afirma que hay estudios que avalan que es más fácil conseguir un cambio de actitudes cuando a esa persona no se le haga sentir atacada, sino comprendida.
  3. Autoconvencimiento: tal y como indica el experto, en muchas ocasiones es necesario que sea la propia persona la que se dé cuenta de su error. Mediante el planteamiento de preguntas, pueden aparecer incoherencias en el discurso interiorizado de esa persona, quien puede acabar abandonando la creencia por sí misma.
  4. Autoestima: si hacemos ver a la persona que los individuos inteligentes cuestionan sus creencias, estaremos motivando que esa persona también cuestione sus creencias, de lo contrario aparecerá la incoherencia.

La creencia desmedida en mitos que promueven el negacionismo científico pueden ocasionar problemas para la sociedad. En un mundo cada vez más tecnificado, es necesario que la ciudadanía posea un nivel de conocimientos científicos suficiente como para formarse opiniones sólidas acerca de la realidad natural y humana. El camino hacia la alfabetización científica no debe basarse en exponer los datos y conocimientos como hechos respaldados por el principio de autoridad, sino que debería fomentar el pensamiento crítico y la autonomía de cada individuo para razonar sobre la realidad por sí mismo. Ya decía Carl Sagan que la ciencia es más bien un modo de interrogar el mundo y no tanto una colección de datos. Quienes creen que la Tierra es plana, sustituyen una voz de autoridad, la de la ciencia, por otra sin base en la evidencia. El contacto con la realidad, el sentido crítico y la formación científica básica deberían bastar para desterrar creencias como estas.

En conclusión, el terraplanismo representa un fenómeno que, aún en el siglo XXI desafía la comprensión humana. A pesar de los más de 2000 años de estudio y evidencia científica que respaldan la esfericidad de la Tierra, la persistencia de esta creencia entre personas de todo el mundo pone de manifiesto la importancia de una alfabetización científica y la influencia de la desinformación entre nuestra sociedad. Si Tales de Mileto, que murió hace más de 2560 años convencido de la veracidad de sus pruebas sobre la forma del planeta, levantara la cabeza, su sorpresa e incredulidad traspasarían fronteras.


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