‘Foodtransitions’ evidencia la necesidad de recursos públicos para garantizar una alimentación sostenible
Un proyecto de investigación en el que ha participado la Universidad de Córdoba explora los impactos ecológicos de la deslocalización alimentaria y revela cómo la población vulnerable se expone a alimentos de baja calidad nutricional pese a la disponibilidad de productos frescos.
Fuente: UCC+i Universidad de Córdoba
Las políticas participativas son necesarias para garantizar sistemas alimentarios sostenibles que permitan el acceso a alimentos saludables, pero no son suficientes. Esta es al menos una de las principales conclusiones del Informe sobre Gobernanza de las Políticas Alimentarias Urbanas, realizado por investigadoras de la Universidad de Córdoba (UCO) en el marco del proyecto ‘Foodtransitions’, cuyo principal objetivo es fomentar la transición ecológica en ciudades españolas mediante la promoción de redes alimentarias sostenibles.

En grandes ciudades, el autoabastecimiento de alimentos que provienen del entorno provincial no supera el 5%. Imagen: Pixabay.
El análisis, en el que han participado las investigadoras del Área de Sociología Mamen Cuéllar Padilla y África Jiménez, resalta que, aunque las políticas participativas son “esenciales” para alcanzar modelos alimentarios sostenibles, requieren “un respaldo de recursos y políticas públicas a medio y largo plazo y de forma sostenida en el tiempo”. Aunque se han implementado “mecanismos de gobernanza multi-actor, su efectividad es aún limitada”, detalla el informe. Por ello, para lograr un cambio estructural, y según concluye la investigación, “es esencial que la alimentación sea una política municipal en sí misma, y que esté integrada en políticas urbanas más amplias, como el clima, vivienda, transporte, servicios sociales o salud”.
El proyecto ‘Foodtransition’ cuenta con la participación de una decena de instituciones, lideradas por la Universitat de Barcelona y el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC. Entre sus principales objetivos se encuentran el de evaluar los sistemas alimentarios urbanos y su impacto en la seguridad y sostenibilidad, analizar la efectividad de las políticas alimentarias y proponer estrategias que lideren la transición hacia sistemas más sostenibles.
De esta forma, el trabajo ha puesto sobre la mesa que en las dos mayores ciudades españolas, Madrid y Barcelona, la población más vulnerable sigue expuesta a alimentos de baja calidad nutricional pese a la disponibilidad de elementos frescos. Según destaca el informe, estas ciudades “se han convertido en entornos obesogénicos”, donde el acceso a alimentos poco saludables es más fácil y económico, especialmente para las poblaciones vulnerables y en las zonas de elevada presión turística. Además, se han identificado ciertos «desiertos y pantanos alimentarios», es decir, áreas donde el acceso a productos frescos y ecológicos es limitado y en las que “se impide de manera estructural que puedan darse dietas saludables y sostenibles”.
En ciudades como Madrid o Valencia, según destaca la investigación, el autoabastecimiento de alimentos que provienen del entorno provincial no supera el 5% y la deslocalización de la cadena alimentaria “genera importantes impactos ecológicos”. Por ello, el trabajo subraya la necesidad de diversificar la producción local y “planificar las infraestructuras agroalimentarias” para adaptarse a la capacidad ecológica del territorio.
Según las conclusiones del proyecto, para avanzar hacia la seguridad alimentaria sostenible, “es crucial fortalecer las políticas alimentarias urbanas y mejorar la cohesión entre el sistema agroalimentario y el territorio”. Para ello, es necesario “situar la alimentación en la agenda política e involucrar a múltiples actores sociales en procesos de gobernanza participativa”
Referencias:
Todas las publicaciones del proyecto FOODTRANSITIONS están disponibles en abierto en este enlace.
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