Estudian la producción de energía limpia a partir de las sobras del vino
En este proyecto, en el que participa el Grupo de Investigación ‘Nuevos Materiales Inorgánicos’, del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Málaga, han descubierto que el tinte extraído de las sobras del proceso de vinificación capta la luz solar inyectando electrones al semiconductor, capaces de atravesar el circuito externo, produciendo una corriente eléctrica renovable y sostenible.
Fuente: Universidad de Málaga
Conseguir energía limpia a partir de las sobras del vino ya es posible. De hecho, la primera célula fotovoltaica realizada con residuos de la vinificación se ha presentado hoy en la feria ‘Vinitaly’ de Verona, el mayor evento de estas características de toda Italia.

La primera célula fotovoltaica realizada con residuos de la vinificación se ha presentado en la Feria ‘Vinitaly’ de Verona (Italia).
Se trata de ‘CHEERS’, un proyecto de la Universidad de Venecia ‘Ca’Foscari’, financiado por la Comisión Europea a través del Fondo Social Europeo, en el que también participa el Grupo de Investigación ‘Nuevos Materiales Inorgánicos’, del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Málaga (UMA). La Universidad de Udine y la Vinícola Serena también son socios del mismo.
El profesor de la Universidad de Málaga Enrique Rodríguez-Castellón ha estado presente en el encuentro, junto con la profesora Elisa Moretti, del departamento de Ciencias Moleculares y Nanosistemas de la Universidad Ca’Foscari’. Ambos han explicado que lo que se busca con este estudio es recuperar y transformar la basura del procesamiento y la clarificación de los vinos para la construcción de células fotovoltaicas con colorantes orgánicos, las denominadas células de Gräetzel.
Según los expertos, el tinte extraído de las sobras del proceso de vinificación capta la luz solar inyectando electrones al semiconductor, capaces de atravesar el circuito externo, produciendo una corriente eléctrica renovable y sostenible.
Una alternativa a los sistemas tradicionales, que se basan en células de silicio, más económica, sostenible y eficiente, ya que permiten un reciclaje con bajo impacto ambiental, recuperando las sobras del vino y transformándolas en un recurso ecológico capaz de producir energía renovable.
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