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“La erupción muestra que la vida de la isla continúa, aunque desde la perspectiva humana es una desgracia”

Vulcanólogos, petrólogos, sismólogos y geólogos están viajando a La Palma para seguir de cerca la erupción. Entre ellos está el catedrático Eumenio Ancochea, dispuesto a prestar toda la ayuda posible junto a su grupo de la Universidad Complutense de Madrid, y que se dedicará a estudiar el avance de las coladas de lava.

Fuente: Agencia SINC


Islas Canarias |
23 de septiembre de 2021

Recién llegado a la isla de La Palma junto a un equipo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el geólogo Eumenio Ancochea Soto (Madrid, 1950) atiende a la llamada in extremis, antes de adentrase en un territorio sin cobertura asolado por el paso de las coladas de lava.

El geólogo Eumenio Ancochea tomando muestras del frente de la colada de lava del volcán de Cumbre Vieja en La Palma. / Foto cedida por el científico.

“Estamos todos aquí para trabajar en lo que se requiera en cada momento”, afirma contundentemente a SINC a la espera de recibir el reparto de funciones. Para el catedrático del departamento de Mineralogía y Petrología de la UCM, esta es la segunda erupción que vive en La Palma, aunque la primera –la del volcán de Teneguía en 1971–, le sorprendió estudiando la carrera en la Facultad de Geología en Madrid y no pudo desplazarse.

“Los estudiantes nos quedamos en Madrid y los medios eran otra cosa distinta. Lo vivimos porque nuestros profesores se fueron a la isla y fueron quienes controlaron el seguimiento de la erupción”, recuerda.

¿Qué aprendió de esos profesores?

Como alumno esa erupción la viví con cierta distancia, pero cuando acabé la carrera seguí trabajando con los que sí habían estado allí. Conozco a todos ellos y he trabajado con ellos toda la vida.

Ahora es su turno. ¿Qué tareas desempeñará como geólogo en Cumbre Vieja?

Nuestro equipo se centrará en las funciones más geológicas dentro de un orden, es decir que nos acercaremos a ver cómo van evolucionando las coladas, su velocidad, etc. Nosotros no trabajamos con sismos, pero hemos venido a hacer lo que podamos para ser útiles.

¿Para ello recogerán muestras?

Aún no lo sabemos. Quien coordina todo es el Instituto Geográfico Nacional y estamos a su disposición. El primer día nos dedicamos a hacer observaciones del cráter y de sus explosiones, no de las coladas. Cogimos muestras de lapilli –pequeñas rocas fragmentadas expulsadas a la atmósfera–.

El equipo de geólogos de la UCM en La Palma. / Foto cedida por Eumenio Ancochea

Esta es una oportunidad única para usted. ¿De alguna manera podrán corroborar décadas de estudio?

Como aquí en La Palma no ha habido ninguna erupción en 50 años, desde el punto de vista geológico no te dedicas tanto a seguir erupciones. Esta ha sido una casualidad. Por eso, lo que ha estudiado nuestro grupo de la Complutense ha sido ver cómo ha funcionado esta y las otras islas canarias volcánicamente a lo largo de su historia para hacernos una idea de qué puede pasar.

En este sentido, ¿qué indica la nueva erupción sobre la evolución de La Palma?

Primero que sigue estando activa y que sigue creciendo. Es su desarrollo normal. Cada una de las islas canarias se puede haber formado por centenares de miles de erupciones. Así que, desde el punto de vista del geólogo, una erupción más muestra que la vida de la isla continúa. Desde la perspectiva humana es una absoluta desgracia, y las escenas aquí son aterradoras por el daño personal, pero para los geólogos, que nos movemos a escala de centenares de miles o millones de años, es solo un puntito en la evolución de la isla.

Sí, pero al final entre una y otra erupción en La Palma han pasado “solo” 50 años, un lapso de tiempo mucho más corto a nivel geológico…

Cierto, pero es el normal. Si una erupción da un espesor de colada de 10 metros y ocurre una cada 50 años, ¿cuánto tiempo necesitamos para formar una isla como La Palma? Te puedes hacer una idea, y eso que la erupción actual no ha cubierto toda la superficie de la isla. La Palma surge sobre un suelo oceánico de 3.000 metros de profundidad y tiene casi 2.500 metros de altura. En total son unos 5.500 metros de colada y para formarlos se necesitan muchas erupciones. Así que una cada 50 años es un ritmo normal para la evolución de la isla.

Pero a nivel humano nos siguen sorprendiendo.

Bueno, al llegar a la isla nos encontramos con un campesino que nos dijo que había nacido en 1942, y por lo tanto esta era la tercera erupción que vivía. Vivió una a los 7, a los 29 y a los 79 años. Así que hay gente de una determinada edad, más de 72 años, y de La Palma que, como él, ha vivido tres erupciones. Ellos saben el daño que causa y lo malo que es, lo que pasa es que cuando pasan 50 años te olvidas. Crees que no te va a pasar nunca.

Pero pasa y las lenguas de lava arrasan con casas enteras…

Ya, en la erupción del Teneguía hubo más suerte porque sucedió en una zona de la isla en la que no había casas. La destrucción que causó fue total, pero no provocó daños a las fincas de la gente. Obviamente sí al que le pasó por su terreno, pero no había casas como ahora, ni destrozó como lo está haciendo ahora. Sin embargo, la del volcán San Juan en 1949 fue más parecida a esta. Pero en ese momento, la densidad de población de la isla era mucho menor que ahora.

Se refiere al poder de destrucción, pero en cuanto a la explosividad son las tres del mismo estilo ¿verdad?

Sí, son muy parecidas. El tema es que los españoles vivimos en las islas desde hace unos 500 años, así que de las erupciones que hubo en época prehispánica no tenemos datos ni de los efectos que tuvieron en la población de los guanches. De esta isla solo tenemos datos de siete erupciones y con eso poco podemos decir. Lo que sí podemos afirmar es que se parecen todas mucho y que era de esperar que si se producía una erupción fuera algo similar a esta, aunque todos esperábamos que sucediera más al sur en zona no habitada. Pero ha habido mala suerte.

Como esta, ¿es de esperar que se produzcan otras en las próximas décadas?

En la isla de La Palma calculamos que de media se produce una cada 53 años, pero hubo un periodo de más de 230 años en el que no hubo ninguna… Y, sin embargo, entre la de 1949 y 1971 pasaron 22 años. Por lo tanto, no lo podemos saber en absoluto. Ahora a lo mejor vuelve a pasar que hasta dentro de dos siglos no ocurre ninguna o dentro de 20 años hay otra.

¿Existirán más medios para entonces para que la población esté más preparada?

Claro, ya no es solo avisar a la gente con tiempo, a lo mejor tendrían que, en su momento cuando se hace en un ayuntamiento una planificación territorial, tenerlo en cuenta. Pero es muy difícil porque no puedes prohibir que la gente construya sus viviendas, y cultive sus fincas. Aunque en la Península lo vivimos menos, en Canarias en general saben el problema que tienen y desde hace muchos años eso está planificado. Las medidas de emergencia y las vías de evacuación están funcionando perfectamente. Está trabajando tanta gente en esta crisis que se ve que saben cómo manejarla. Eso no se vio en absoluto en 1971. Aquí la capacidad de medios que está implicada con las autoridades llama la atención para bien.


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