Los cambios de distribución de las especies en búsqueda de climas favorables podrían ser perjudiciales para la biodiversidad
Un estudio internacional con participación de Monserrat Vilá, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Estación Biológica de Doñana (EBD), concluye que cuando una especie realiza un cambio en su distribución geográfica con el fin de alcanzar un clima más beneficioso para su supervivencia, no sólo se debe asumir que ha sido un triunfo para la conservación de la biodiversidad, sino que se deben tomar en cuenta los efectos ecológicos y los posibles costes para las comunidades receptoras.
Fuente: CSIC Andalucía
Un amplio estudio internacional con participación de Monserrat Vilá, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Estación Biológica de Doñana (EBD), concluye que cuando una especie realiza un cambio en su distribución geográfica con el fin de alcanzar un clima más beneficioso para su supervivencia, no sólo se debe asumir que ha sido un triunfo para la conservación de la biodiversidad, sino que se deben tomar en cuenta los efectos ecológicos y los posibles costes para las comunidades receptoras. La investigación ha aparecido en el último número de Nature Climate Change.
Recuerda esta revisión que el cambio climático está provocando que las especies cambien sus áreas de distribución. Las valoraciones sobre estos cambios han sido fundamentalmente positivas, por el hecho de que las especies en cuestión logran su supervivencia. No obstante, partiendo de la Ecología de las Especies Invasores, esta investigación ha girado el enfoque y no sólo ha abordado a la especie que cambia su distribución y sobrevive, sino que también ha reparado en los impactos de las comunidades receptoras.
El equipo científico internacional sugiere utilizar una herramienta elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, denominada Valoración del Impacto Ambiental de los Taxones Exóticos (EICAT por sus siglas inglesas), y que a grandes rasgos consiste en identificar las características comunes con las invasiones de alto impacto en las comunidades receptoras. Con este conocimiento se podrían predecir los “impactos potenciales” de las especies que cambian su distribución, y servir así como instrumento de gestión y evaluación ambiental.
En opinión de Piper D. Wallingford, investigadora de la Universidad de California en Irvine y coautora del estudio, “cuanta más información tengamos será mejor. Podemos sopesar los riesgos tanto para las especies que cambian su área de distribución como para las comunidades a las que se desplazan y luego utilizar esas evaluaciones para desarrollar una estrategia». En ese sentido, enfatiza la investigación que con la excepción de algunas especies problemáticas, pocos estudios han evaluado los impactos en la comunidad y en el ecosistema de las especies que buscan un clima más beneficioso en nuevas zonas.
Dos perspectivas en la búsqueda del consenso
Apunta Toni Lyn Morelli, investigadora de la Universidad de Massachusetts y también coautora del estudio, que se han dado dos perspectivas sobre este tema. Por una parte, desde la Biología de la Conservación, se ha considerado beneficioso para la Biodiversidad la mejora de la conectividad, es decir, fomentar la creación de corredores para que las especies puedan seguir su clima preferido. En otras palabras, favorecer los cambios de distribución. Por otra parte, los especialistas en especies invasoras apuntan que las especies que llegan a nuevos territorios pueden ser problemáticas.
Enfatiza Morelli que no ha habido mucho diálogo entre ambas posturas. “Tengamos un diálogo. Vamos en contra de dos décadas de sabiduría establecida y esperamos algún retroceso, pero realmente cualquier discusión será útil. No estamos diciendo que ninguna especie deba moverse. De hecho, la mayoría de las especies tendrán que moverse para evitar las extinciones por el cambio climático. Pero veamos lo que eso significa».
Concluye el equipo que es importante considerar los efectos ecológicos de las especies que cambian de área de distribución tanto en términos de los beneficios para la persistencia de esas particulares especies, como de los posibles costes para las comunidades receptoras. Además de las instituciones ya mencionadas, también han participado en este equipo internacional personal científico de las universidades de Michigan (EE.UU), Purdue (EE.UU), New Hampshire (EE.UU), Exeter (Reino Unido), el Mount Holyoke College (EE.UU) y el Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos.
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