Relacionan el aumento de compuestos de cloro y yodo con el párkinson
Investigadores de la Universidad de Sevilla han comprobado el exceso de ciertos compuestos y proteínas denominados halogenados en suero, saliva y líquido cefalorraquídeo de pacientes que sufren la enfermedad. El aumento de estas sustancias en el organismo podría ser una nueva diana para diagnosticar la enfermedad. Los estudios se han realizado tanto en ratones como en muestras humanas.
Investigadores de la Universidad de Sevilla han relacionado la alteración de unos compuestos, localizados en el suero, líquido cefalorraquídeo y saliva, con la enfermedad de Parkinson. Estas sustancias del propio organismo, pero que en exceso pueden provocar la muerte neuronal, son denominadas halógenas, por contener elementos químicos encuadrados en este grupo de la tabla periódica, como el yodo, el cloro o el bromo. Los resultados de los estudios determinan que al aumentar las cantidades de estos compuestos se incrementa el daño del sistema nervioso en los enfermos.

Ovillos intraglandulares provocados por el depósito anormal de alfa-sinucleina inducido por los compuestos halogenados. Reservados todos los derechos de esta fotografía por Emilio Fernández Espejo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Parkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años y, aunque sus causas son aún desconocidas, los expertos apuntan que se debe a una combinación de factores genéticos, ambientales y de envejecimiento.
El principal trastorno de la enfermedad es la destrucción de neuronas dopaminérgicas, que se encuentran en una región del cerebro conocida como ganglios basales. Además, las investigaciones de la última década han detectado la presencia de proteínas anómalas en el organismo de los enfermos. En esta línea, los científicos han constatado en el artículo ‘¿Presenta la enfermedad de Parkinson una haloenzimopatía?’, publicado en la revista Neurología, que algunas moléculas halogenadas, aquellas que contienen elementos como el yodo, cloro o bromo, están alteradas. Esto supone una mayor profundización en las causas y síntomas de la enfermedad a nivel clínico y lo propone como una nueva diana para su diagnóstico.
Muchos compuestos del organismo contienen halógenos por lo que se les llaman halogenados. Entre ellos destacan los producidos por las denominadas células blancas y microglía, que forman parte del sistema inmunitario, así como otras presentes en el tiroides, las glándulas salivares o la mama. Su existencia es necesaria para ciertas funciones celulares, como la defensa antimicrobiana, pero en exceso pueden ser tóxicas y provocar la muerte celular.
Los estudios en el laboratorio han permitido identificar cambios en la creación y eliminación de estas sustancias en suero, saliva y líquido cefalorraquídeo de pacientes con enfermedad de Parkinson. “Esto indica la presencia de lo que llamamos autohalogenación acelerada, es decir, demuestra que existe una alteración en enzimas que sintetizan o eliminan estos compuestos de forma anómala. Estas moléculas son muy oxidativas, es decir, degradan rápidamente a las células, por lo que podrían estar contribuyendo a la aparición o aceleración de la enfermedad”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Sevilla Emilio Fernández Espejo, autor del artículo.
Una enfermedad aún desconocida
Tras diez años de estudios con pacientes en el Hospital Universitario Macarena de Sevilla, en colaboración con el Hospital Universitario de Valme, los expertos han detectado en suero, líquido cefalorraquídeo y saliva estos compuestos que afectan directamente al sistema nervioso, tanto al central como al periférico.
Aunque estas sustancias halogenadas son fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, un exceso puede provocar la muerte de las neuronas por estrés oxidativo, esto es, cuando sufren oxidación y se quedan sin los nutrientes para el desarrollo de sus funciones. La clave, según indican los expertos, podría estar en la acción de las enzimas responsables de la síntesis y eliminación de estos compuestos. Al descontrolar su trabajo producen más compuestos oxidativos que degeneran las células nerviosas. Así, la aparición de los síntomas de la enfermedad también se acelera.
Algunas de las enzimas estudiadas en las muestras de la investigación han sido la tiroperoxidasa (TPO), contenida en el tiroides, la peroxidasa salival, en las glándulas salivares y la lactoperoxidasa (LPO), presente en la mama y cerebro. Los expertos detectaron un incremento en suero y líquido cefalorraquídeo de hasta el 35% de TPO y el 43% de LPO, además de un aumento de proteínas anormales que presentan fuerte halogenación, sobre todo de cloro.
Esto indica que hay estrés halogenativo en los pacientes, lo que hace que las células dopaminérgicas se dañen y mueran con mayor celeridad debido a la acción de los compuestos halogenados cuando se encuentran en cantidades excesivas.

La enfermedad de Parkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años. Sus causas son aún desconocidas.
Además, han replicado el análisis en ratones confirmando que estas sustancias aumentan y dañan en la misma medida que en el ser humano. A través de la técnicas inmunológicas, también han podido demostrar que los compuestos halogenados inducen el depósito anormal de alfa-sinucleina, una proteína que provoca ovillos neuronales, debido a su mal plegamiento, y que es característica de la enfermedad, además de producir daños en el intestino y en las gándulas salivares.
El trabajo ha sido financiado por la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía y el proyecto ‘Estudios sobre PARK9 (ATP13A2) en enfermos de párkinson Idiopático’ de la Sociedad Andaluza de Neurología.
Referencias
Emilio Fernández Espejo. ‘¿Presenta la enfermedad de Parkinson una haloenzimopatía?’. Neurología. 2019
Más información:
FUNDACIÓN DESCUBRE
Departamento de Comunicación
Teléfono: 954239422
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