Un sistema de ventilación prueba su eficacia para reducir infecciones hospitalarias
Ingresar en un hospital por una determinada dolencia o infección y contraer durante la estancia otra diferente por la que se acude al centro hospitalario no es habitual, debido a la eficacia de los sistemas de prevención, pero tampoco se trata de un hecho aislado. Frente a esto, investigadores de la Universidad de Córdoba han estudiado el riesgo de infección en un sistema de ventilación diferente, -denominado ventilación por desplazamiento- en el que el aire se impulsa a bajas velocidades en la zona en la que se sitúa el propio paciente.
Fuente: Universidad de Córdoba
Las infecciones nocosomiales, así se conocen a aquellas que se contraen en el centro y no son por tanto el motivo del ingreso, suponen un auténtico reto sanitario. Ahora, un grupo de investigación del área de Máquinas y Motores Térmicos de la Universidad de Córdoba ha probado la eficacia del sistema de ventilación por desplazamiento que reduce aquellas infecciones que se transmiten por vía aérea, como, por ejemplo, sarampión, tuberculosis o klebsiella, patógenos que pueden causar severas complicaciones en pacientes con defensas bajas o inmunodeprimidos.
Más del 90% de las instalaciones en hospitales y otros edificios utilizan lo que se denomina ventilación por mezcla, según explica uno de los autores principales del estudio, el profesor Manuel Ruiz de Adana. Estos sistemas impulsan aire nuevo en la parte superior de la zona de la habitación no ocupada por el paciente. Posteriormente, este aire se mezcla con el aire de la habitación y se diluyen los contaminantes.
Frente a esto, el grupo de investigación ha estudiado el riesgo de infección en un sistema de ventilación diferente, -denominado ventilación por desplazamiento- en el que el aire se impulsa a bajas velocidades en la zona en la que se sitúa el propio paciente. El aire de la habitación, expuesto a contaminantes, es literalmente “desplazado” y asciende a la parte superior de la misma debido a su calentamiento en la habitación. Se trata de un sistema en el que los contaminantes, en lugar de diluirse, se arrastran de un lado a otro de la habitación hasta desaparecer por las rejillas de extracción. De esta forma, se genera un flujo de aire limpio, tipo “pistón”, en la zona dónde se sitúa el paciente y el personal sanitario.
“No podremos controlar los hábitos de prevención de las personas pero sí el aire que respiran”, explica el profesor Ruiz de Adana. Para ello, el grupo ha analizado el potencial que tiene este método de ventilación para el control de infecciones por vía aérea mediante maniquís térmicos equipados con sistemas de respiración y ha realizado numerosos ensayos experimentales inyectando el contaminante que simula el patógeno tanto en el pulmón del propio maniquí como en distintos puntos del local.
Tras evaluar y medir distintos parámetros, el estudio, realizado en el marco del proyecto de investigación TRACER, ha concluido que el sistema de ventilación por desplazamiento puede reducir el riesgo de exposición a los patógenos que se transmiten por vía aérea con respecto a otros tradicionales. Se trata de un mecanismo de ventilación, explica el investigador Ruiz de Adana, cuyo origen se sitúa en los países nórdicos, países en los que, debido al clima, las personas pasan mucho tiempo en el interior de edificios. Sin embargo, “no suele usarse en los hospitales y no se había estudiado a esta escala y para este caso concreto”.
Según la normativa establecida por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades, los sistemas de ventilación deben renovar por completo el aire de una habitación de hospital 12 veces a la hora con el objetivo de reducir infecciones por vía aérea. Con el nuevo sistema de ventilación propuesto, según los datos arrojados por el estudio, sólo sería necesaria una renovación del aire de 9 veces a la hora, sin que el riesgo de infección se vea alterado, por lo que, además de un beneficio para la salud, el sistema también reportaría un beneficio energético.
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