Definen los posibles efectos de haber adelantado el confinamiento en España
La profesora Cristina Borras de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la Universidad de California, University College London y Loyola, han presentado un estudio en el que definen los efectos que hubiera tenido adelantar un día el confinamiento en España. Para ello, se han basado en la evolución en el número de pacientes infectados registrados en las distintas comunidades autónomas y en la distancia entre el comienzo del brote y la fecha de confinamiento.
Fuente: Universidad de Sevilla
La profesora Cristina Borras, del departamento de Economía e Historia Económica de la Universidad de Sevilla, en colaboración con representantes de la Universidad de California, University College London y Loyola, han presentado un estudio en el que definen los efectos que hubiera tenido adelantar un día el confinamiento en España.

En el estudio, los expertos han considerado otras variables regionales como la composición del empleo, la distribución por edad de la población o el número de camas de hospital.
Para ello, se han basado en la evolución en el número de pacientes infectados que se ha registrado en las distintas comunidades autónomas y en la distancia entre el comienzo del brote en cada una de ellas y la fecha de confinamiento.
Cuando el Gobierno decretó el confinamiento el 14 de marzo, en Aragón, Asturias, Madrid, País Vasco, Castilla La Mancha, Cataluña, Navarra y La Rioja habían transcurrido al menos tres días desde el comienzo del brote (contabilizado a partir de que hubiera al menos tres casos por cada 100,000 habitantes). Por el contrario, en Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Comunidad Valenciana, Extremadura, Castilla-León, Galicia y Murcia habían pasado menos de tres días. Los autores del estudio observan que el confinamiento no consigue frenar suficientemente el crecimiento de la mortalidad en el primer grupo de regiones. Sin embargo, para el segundo grupo de regiones, la mortalidad alcanzó niveles inferiores a los registrados por el primer grupo, incluso si se considera el retraso de tres días en cuanto a la evolución de la epidemia con respecto al primer grupo.
Los investigadores también han estudiado los datos diarios para las 17 comunidades autónomas desde el 20 de febrero hasta el 13 de abril (918 observaciones). Con ellos, han analizado variación regional con respecto a la posición de cada comunidad en la curva de propagación del virus cuando se introdujo el confinamiento.
Asimismo, han considerado otras variables regionales como la composición del empleo, la distribución por edad de la población o el número de camas de hospital. Y todos estos datos les han permitido estimar el efecto de la velocidad en la adopción de medidas contra la pandemia sobre el número de muertes diarias por COVID-19. Sus resultados indican que un aumento de un día en la velocidad de intervención reduce las muertes por COVID-19 entre 25 y 26 puntos porcentuales por cada 100.000 habitantes.
Dado que la mortalidad media por COVID-19 es de 0,67 por cada 100,000 habitantes, los investigadores sostienen que adelantar las medidas de confinamiento un día hubiera reducido la mortalidad media por COVID más de un 35%.
Últimas publicaciones
Un equipo de investigación de la Universidad de Cádiz ha creado REDIBAGG, un método que acelera el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial hasta un 70%, al utilizar menos datos pero sin perder precisión. La técnica tiene potencial para analizar grandes volúmenes de información en campos tan diversos como la medicina, la industria o las finanzas.
Sigue leyendoUn equipo de la Universidad de Córdoba en colaboración con otras entidades y equipos de investigación de España y Portugal, desarrolla un nuevo método que permite evaluar de manera sencilla el estado de calidad de las dehesas en función de una serie de buenas prácticas relacionadas con la biodiversidad, la productividad de los pastos o el manejo de la arboleda.
Sigue leyendoEl ayuno intermitente en días alternos no solo ayuda a adelgazar: un estudio de IBIMA demuestra que este patrón alimentario, al remodelar la microbiota intestinal y frenar la inflamación sistémica, mejora de forma significativa la memoria, la atención y el control inhibitorio en adultos con obesidad. La investigación allana el camino hacia una “nutrición de precisión para el cerebro”.
Sigue leyendo