El registro de nieve en las cumbres de Sierra Nevada ofrece las primeras series de datos a medio plazo
Investigadores de la Universidad de Córdoba publica 14 años de registros meteorológicos en Sierra Nevada combinados con fotografías de distribución de la nieve. Además, la puesta en marcha de una metodología de monitorización en la que se usa la fotografía digital para completar la información meteorológica con las variables de superficie que capta la cámara permite validar esos datos y ver si hay niebla, si es exactamente lluvia o nieve lo que se produce en cada momento, cómo va derritiéndose la nieve formando rodales alrededor de los arbustos que actúan como pequeños ‘radiadores’ y una serie de datos que no se podrían obtener certeramente sin esas imágenes de detalle.
Fuente: Universidad de Córdoba
Cuando el grupo de investigación de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Universidad de Córdoba liderado por la catedrática María José Polo llegó en 2002 a Sierra Nevada no había ninguna estación meteorológica por encima de los 1.200 metros de altura, de manera que cuantificar todo lo que pasaba en el campo de la meteorología e hidrología entre esa cota y los 3.479 m del Pico Mulhacén tenía una gran incertidumbre.
Aprovechando el Refugio Poqueira, a 2.500m, se pone en marcha una primera estación meteorológica completa especial para nieve, rellenando así un hueco de instrumentación y una necesidad científica necesaria para comprender las dinámicas de la nieve en zonas de alta montaña mediterránea. Este fue el nacimiento de la Red Guadalfeo, una red de estaciones meteorológicas de alta montaña cuyos datos de monitorización de 14 años se ponen ahora a disposición de toda la comunidad investigadora a través de su publicación en la revista de acceso abierto Earth System Science Data.
La zona experimental elegida tiene un alto interés científico como zona semiárida de alta montaña, muy abrupta, representativa de mantos de nieve con dinámicas altamente variables y topografía. Encuadrada en la cuenca del río Guadalfeo incluye la zona de cabecera de la nieve y toda la cuenca portadora hasta el embalse de Rules que constituye un punto de cierre hidrológico por disponer de registros de aportes de agua diarios.
La primera estación, la de la zona de Poqueira, es la zona piloto de estudio de estos procesos y concentra un conjunto muy completo de instrumentación científica (medidor de equivalencia de agua de la nieve, parcelas de fusión) y permite realizar estudios de mucho detalle para caracterizar la física de los procesos de acumulación y ablación de la nieve. En el siguiente nivel, a escala de cabecera, está la red meteorológica completa que incluye una serie de estaciones adicionales en las que, además, se incluyen fotografías continuadas que permiten contar con imágenes de detalle de las distintas zonas con las que se pueden calibrar y validar datos de satélite. Por último, a escala de cuenca, se consigue cerrar el balance hídrico con los datos procedentes del embalse de Rules. De esta manera, partiendo del estudio que se lleva a cabo en la primera estación, se obtiene una zona de estudio de hidrología de alta montaña multiescala que permite validar los datos obtenidos a escala pequeña y extrapolar resultados a escalas de mayor dimensión.
La puesta en marcha de una metodología de monitorización en la que se usa la fotografía digital para completar la información meteorológica con las variables de superficie que capta la cámara permite validar esos datos y obtener aún más información. Gracias a los ‘timelapses’ obtenidos se puede ver si hay niebla, si es exactamente lluvia o nieve lo que se produce en cada momento, cómo va derritiéndose la nieve formando rodales alrededor de los arbustos que actúan como pequeños ‘radiadores’ y una serie de datos que no se podrían obtener certeramente sin esas imágenes de detalle.
Gracias a la inclusión de la fotografía se revelan mapas de distribución en planta de la nieve que, ahora, están a disposición de toda la comunidad científica junto con los datos meteorológicos obtenidos por las estaciones facilitando la tarea no sólo en el campo de la hidrología y la meteorología sino en el de la ecología y la botánica.
Mientras tanto, la red Guadalfeo sigue viva y creciendo gracias a que el grupo de investigación va implementando nuevas soluciones a huecos científicos que van detectando cada año.
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