Sin ser letal, la enfermedad es bastante común y se identifica por la aparición en las hojas de una especie de pústulas blancas que van cambiando de color hasta dar un aspecto marrón que deteriora la parte afectada dejándola inútil para el consumo. La similitud con los hongos ha favorecido que los tratamientos contra este tipo de roya blanca repitan modelos diseñados como tratamientos funguicidas. Sin embargo, la necesidad de encontrar soluciones a largo plazo que eviten la reducción de la cosecha ha puesto a trabajar a la comunidad científica internacional.
La revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS) publica el trabajo de un equipo integrado por investigadores de ocho universidades y centros de investigación europeos liderados por el Sainsbury Laboratory en Norwich (Reino Unido) y entre los que se encuentra Amey Redkar, investigador del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba.
Este equipo que ha conseguido identificar múltiples genes de resistencia al Albugo cándida. Son genes del tipo «nucleotide-binding leucine richrepeats» (NLR) y han sido identificados utilizando una planta modelo habitual en los laboratorios de biotecnología vegetal: la Arabidopsisthaliana, que permite extrapolar resultados a otros cultivos. De hecho, la identificación de esos genes que hacen resistentes a la roya blanca permitirá diseñar nuevas estratégicas de mejora genética de distintas especies vegetales cultivadas.
Se trata, pues, de un nuevo logro de la investigación básica con claras aplicaciones biotecnológicas. Una línea de trabajo en la que se ha especializado el equipo de investigación en el que trabaja actualmente Amey Redkar y que dirige el catedrático de Genética de la Universidad de Córdoba Antonio Di Pietro. Concretamente, Redkar forma parte del proyecto Foundation, financiado por el programa de la Unión Europea “Marie Sklodowska-Curie Actions», que pretende estudiar los mecanismos de infección de Fusarium oxysporum, un hongo patógeno importante que causa marchitez vascular en más de cien especies cultivadas, entre las cuales están el tomate y el plátano. Concretamente, el equipo de la UCO pretende identificar nuevos mecanismos de infección que sirvan como dianas para reducir los daños causados por esta especie patógena.