La combinación de gallinaza y alperujo genera un abono de calidad y sin malos olores
Un estudio de la Universidad de Córdoba combina estiércol de pollo, residuos de olivar y paja de cereal para obtener compost estable y de calidad, con beneficios económicos y ambientales.
Fuente: Universidad de Córdoba
El crecimiento de la población y el aumento del consumo generan un incremento de la cantidad y variedad de residuos. La investigación viene, desde hace años, buscando estrategias de valorización de esos residuos que, bajo el paraguas de la economía circular, reporte beneficios medioambientales, sociales y económicos a la sociedad.
En el plano agrícola, durante las últimas décadas se ha producido una intensificación y concentración de la actividad agrícola y ganadera en zonas muy localizadas, originando problemas en la gestión de los residuos generados.
En este sentido, un equipo de investigación multidisciplinar de la Universidad de Córdoba liderado por la investigadora del grupo de Ingeniería Química Mª Ángeles Martín e integrado por investigadores de ese grupo y con la participación del investigador Adolfo Peña Acevedo del grupo de Hidrología e Hidráulica Agrícola, se han centrado en la búsqueda de soluciones a los residuos agrícolas generados en la provincia de Córdoba.

Equipo de investigación multidisciplinar de la Universidad de Córdoba liderado por la investigadora del grupo de Ingeniería Química Mª Ángeles Martín e integrado por investigadores de ese grupo y con la participación del investigador Adolfo Peña Acevedo del grupo de Hidrología e Hidráulica Agrícola.
La industria avícola en la provincia genera grandes cantidades de estiércol de gallina, un residuo conocido como gallinaza que hay que tratar adecuadamente por motivos medioambientales.
Sumando la gallinaza a los subproductos de dos cultivos predominantes en la provincia como son el olivo y el cereal, el equipo investigador ha conseguido generar un abono orgánico resultado de la valorización de estos residuos a través del proceso de ‘co-compostaje’ (degradación controlada de residuos orgánicos mezclando residuos orgánicos sólidos). De esta manera, se obtiene un producto de alto valor agronómico a partir de residuos agrícolas.
La evaluación de la viabilidad técnica de co – compostar gallinaza, alperujo y restos de poda de olivo con paja de cereal en la planta de compostaje Coto Bajo de Córdoba implicó un seguimiento del proceso en términos de calidad y estabilidad del producto final, así como del impacto oloroso derivado del tratamiento, ya que uno de los principales problemas de los fertilizantes a partir de estiércol es la emisión de olores desagradables.
Para evitar el mal olor se incluyó, como novedad en el estudio, un tratamiento fermentativo de la mezcla previo al proceso de co-compostaje que facilitó la descomposición de la materia orgánica y minimizó las emisiones olorosas.

Para evitar el mal olor se incluyó, como novedad en el estudio, un tratamiento fermentativo de la mezcla previo al proceso de co-compostaje.
La combinación de ambos tratamientos (fermentativo y co-compostaje) ha permitido obtener un producto final higienizado, estable y de calidad con el consiguiente beneficio ambiental y económico que se deriva de la valorización de residuos.
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