Destacan la importancia del entrenamiento de hipertrofia y fuerza resistencia como intervenciones terapéuticas complementarias en personas con diabetes
Una revisión sistemática de 82 artículos y meta-análisis de 43 artículos realizada por científicos de la Universidad de Granada muestra que estos tipos de entrenamiento tienen efectos beneficiosos sobre el control glucémico, condición física, y composición corporal en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (T2DM). En la actualidad, este tipo de diabetes es una de las causas indirectas de mortalidad más preocupantes.
Fuente: Universidad de Granada
Hoy en día, a pesar de los grandes avances que se han producido en el ámbito sanitario, la diabetes mellitus tipo 2 (T2DM) continúa siendo una de las causas indirectas de mortalidad más preocupantes alrededor del mundo. Con la intención de abordar esta epidemia global, el ejercicio físico ha sido propuesto por varias instituciones internacionales como primera línea de actuación debido a su bajo coste, y a sus beneficios más que apreciables a nivel multi-sistémico. De hecho, el ejercicio físico ha mostrado ser incluso más efectivo que algunos tratamientos farmacológicos para la prevención, control y tratamiento de la T2DM.

Resultados principales y posibles mecanismos relacionados con el control metabólico en personas con T2DM.Parece ser que ambos tipos de entrenamiento podrían inducir mejoras similares sobre el control metabólico principalmente a través de alteraciones cualitativas y cuantitativas en el musculo esquelético.EHT, entrenamiento de hipertrofia muscular; EFR, entrenamiento de fuerza-resistencia; EF, entrenamiento de fuerza; FM, fuerza muscular; HB1AC, hemoglobina glicosilada; LDL-C, lipoproteínas de baja densidad; HDL-C, lipoproteínas de alta densidad; GLUT, transportador de la glucosa.
Estudios recientes han destacado que el entrenamiento de fuerza (EF) es una herramienta con gran potencial para afrontar las posibles disfunciones metabólicas y neuromusculares relacionadas con T2DM. Sin embargo, debido a limitaciones y discrepancias metodológicas enestudios científicos previos, siguen existiendo dudas y conclusiones ambiguas acerca de los beneficios del EF en esta población. De hecho, y a pesar de su gran relevancia para el ámbito clínico, no existe evidencia meta-analítica examinando la eficacia de los 2 tipos de EF más frecuentemente empleados – el entrenamiento de hipertrofia (EHT) y el entrenamiento de fuerza resistencia- para el control de la diabetes.
En este contexto, el grupo de investigación PA-HELP (CTS-1018) de la Universidad de Granada, cuyo investigador principal es Manuel Delgado Fernández, ha liderado recientemente una revisión sistemática y meta-análisis publicada en la revista Obesity Reviews, con los objetivos principales de determinar los efectos del EHT y EFR sobre el control glucémico, condición física, composición corporal, perfil lipídico, presión arterial, inflamación, y calidad de vida en adultos con T2DM; y analizar qué tipo de entrenamiento de fuerza específico es más efectivo.
Complementariamente, los investigadores han evaluado los efectos del entrenamiento de fuerza general sobre dichos marcadores, y han identificado diversos factores que podrían explicar los efectos inducidos por el EF. Este estudio, liderado por Pedro Acosta-Manzano, María Rodriguez-Ayllón y Francisco M. Acosta, se llevó a cabo entre los años 2016 y 2019.

Los autores de este trabajo, en el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS) de la UGR. De izquierda a derecha, Pedro Acosta Manzano (autor principal del estudio), María-Rodríguez Ayllón, Francisco Acosta Manzano.
Efectos beneficiosos
Los autores observaron que tanto el EHT como de EFR son intervenciones terapéuticas con efectos beneficiosos similares sobre el control glucémico, condición física y composición corporal. El EHT también mostró efectos beneficiosos sobre el perfil lipídico, presión arterial e inflamación.
Además, confirmaron la eficacia del EF general sobre estos marcadores de salud. De la misma manera, es importante destacar que los efectos inducidos por el EF general, y por el EHT y EFR específicamente, fueron similares a los observados con el entrenamiento aeróbico. Por último, los autores también destacaron que diversos componentes del EF (por ejemplo, el volumen e intensidad de entrenamiento), algunas características de los pacientes (edad, composición corporal, etc.), y ciertas medicaciones podrían tener un efecto sobre el éxito de estas intervenciones en adultos con T2DM.
Esta información podría ser de gran utilidad no sólo en la elaboración de estrategias públicas, sino también en el ámbito clínico, para facilitar a los profesionales del ámbito de la salud la elección y recomendación de intervenciones relacionadas con el estilo de vida para los pacientes con T2DM.
Idealmente, el entrenamiento aeróbico y EF general deberían ser implementados juntos en la práctica clínica acorde a las recomendaciones de las instituciones de referencia. Sin embargo, cuando esto no sea posible, el EHT y EFR podrían ser usados como intervenciones terapéuticas complementarias-intercambiables dependiendo de las limitaciones físicas de los pacientes, de sus preferencias personales, y de la disponibilidad/adecuación de las instalaciones.
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