Aplican dos plantas de las marismas de Huelva para captar metales en suelos
Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha determinado la idoneidad de dos tipos de arbustos de los estuarios onubenses en la captación de ciertos elementos como el zinc, el cobre o el níquel. Los expertos demuestran que su exposición a estos compuestos tóxicos no afecta a su germinación ni desarrollo, a excepción del crecimiento de su raíz, por lo que pueden ser buenos marcadores del nivel de contaminación de una zona.
Un equipo de investigación de las universidades de Huelva y Sevilla ha demostrado que dos tipos de arbustos autóctonos de las marismas onubenses son útiles en la biorremediación de suelos contaminados por metales pesados. Los investigadores han analizado cómo crecen en distintos niveles de exposición a estos elementos confirmando que acumulan grandes cantidades sin que se vea afectada su germinación, aunque sí el desarrollo de sus raíces.
La contaminación de suelos por metales pesados puede deberse a distintos motivos. A posibles vertidos industriales hay que sumar la propia geología de la zona, como es el caso de las marismas de Huelva. En ellas se depositan los elementos que son arrastrados por los ríos que pasan por la franja pirítica, como el Odiel o el Tinto. Las deposiciones se producen desde su formación por la acción natural de las corrientes.

El investigador de la Universidad de Huelva Adolfo Muñoz, autor del artículo, junto a otros científicos tomando muestras de campo.
Por este motivo, los expertos plantean el estudio de posible flora que pueda ser útil en el tratamiento de suelos contaminados por la acción del hombre. En el artículo ‘Metal effects on germination and seedling development in closely-related halophyte species inhabiting different elevations along the intertidal gradient’, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin se propone el uso de dos especies autóctonas de la zona, Sarcocornia perennis y Sarcocornia fruticosa.
Tras los estudios han confirmado que S. perennis, más habitual en las zonas bajas de la marisma, mostró mayor tolerancia que S. fruticosa, que suele encontrarse en las zonas más altas. ”Esto indica que una mayor exposición, ya que en las zonas bajas se acumula más níquel, cobre y zinc, provoca una mayor adaptación a los metales”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Huelva Adolfo Muñoz, autor del artículo.
Plantas que ‘comen’ metales
Según los resultados, el crecimiento de plántulas de S. fruticosa es un buen candidato para el desarrollo de ensayos ecotoxicológicos. Este arbusto proporciona una serie de marcadores según su forma de contaminación por metales, como puede ser el tamaño de su raíz, que indica el nivel de toxicidad acumulado.
Además, en otros trabajos, los expertos añaden a sus estudios la inclusión en la cadena de alimentación de estos metales. Si bien estas plantas contribuyen a estabilizar el suelo contaminado, suponen la alimentación de herbívoros que también ingieren los elementos acumulados en sus tejidos. Algunos de estos vegetales pueden llegar al ser humano por distintas vías, bien por el consumo indirecto o bien directamente.
De esta manera, los trabajos realizados proponen los marcadores de crecimiento para conocer el nivel de asimilación de estos metales contaminantes en estos arbustos. Además continúan sus estudios en la búsqueda de nuevos marcadores, tanto en estas como en otras especies del entorno.
Este estudio ha sido financiado por fondos procedentes del Plan Propio de la Universidad de Huelva.
Referencias
Israel Sanjosé, Adolfo F. Muñoz Rodríguez, Francisco Ruiz, Francisco Navarro, Enrique Sánchez Gullón, Francisco J.J. Nieva, Alejandro Polo, María D. Infante y Jesús M. Castillo. ‘Metal effects on germination and seedling development in closely-related halophyte species inhabiting different elevations along the intertidal gradient’. Marine Pollution Bulletin. 2022.
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