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Terremotos: Investigar el pasado sísmico para anticipar futuras catástrofes

En el primer aniversario de los trágicos terremotos que sacudieron Turquía y Siria, se hace evidente la persistente amenaza sísmica que enfrenta nuestro planeta. Este recordatorio se entrelaza con la vulnerabilidad de las construcciones ante tales fenómenos y sus consecuencias agravadas por la escasez de recursos. En este contexto, Andalucía, ubicada en una zona de riesgo sísmico, se erige como un foco de atención e investigación, con un historial de terremotos que la ha llevado a convertirse en la primera comunidad autónoma en implementar un Plan de Emergencia ante el riesgo de maremotos.

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Almería, Andalucía, Cádiz, Granada, Huelva |
07 de febrero de 2024

Lo terremotos de magnitudes 7,8 y 7,5 que afectaron a Turquía y Siria hace un año fueron tan devastadores que  se cobraron la vida de más de 45,000 personas y provocaron la destrucción de innumerables edificaciones, dejando a los afectados a la intemperie bajo temperaturas invernales. Pero estos no han sido los únicos temblores que han causado daños importantes.

Los terremotos más devastadores de la historia reciente

Otros de los seísmos de los que se ha cumplido un año recientemente es el acecido el 1 de enero de 2024. Ese día, el mundo entero despertó con una desalentadora noticia: un terremoto de magnitud 7,6 sacude el oeste de Japón. El epicentro se sitúa en el noreste de Anamizu, pueblo perteneciente a la prefectura de Ishikawa. La Agencia Meteorológica de Japón, encargada de la monitorización de eventos sísmicos, confirma la magnitud y localización de este suceso, sumiendo al país en un estado de inquietud y evocando memorias dolorosas del devastador terremoto y posterior tsunami ocurrido en 2011. Este fue uno de los 5 mayores seísmos de la historia moderna y, aunque Japón sea uno de los países mejor preparados ante un seísmo, debido que a su ubicación geográfica en el Cinturón de Fuego del Pacífico lo convierte en un punto de elevada actividad sísmica, ni siquiera ellos pensaron que podría ocurrir un terremoto de tal envergadura: 9,1 MW. Según el Servicio Geológico de EE.UU, el seísmo desplazó la isla japonesa de Honshu 2,4 metros hacia el este. Cerca de 16.000 personas fallecieron y más de 8.400 desaparecieron según fuentes oficiales del país.

Un año antes, en el 2010, un seísmo de magnitud 7,3 sacudió Puerto Príncipe (Haití). Muchos aún recordarán esta tragedia que, a pesar de ocurrir en medio de una crisis mundial, tuvo una extraordinaria respuesta de la sociedad, que se volcó por ayudar a las familias afectadas. La ciencia no se quedó atrás, y es que solo desde Andalucía, más de 200 proyectos de investigación de diferentes áreas de conocimiento, desde genética hasta geología, concentraron todas sus energías y recursos en ayudar a los damnificados de Haití.

Tsunami daños

Daños provocados por un terremoto y su posterior tsunami. Fuente: Unsplash

El comúnmente conocido como ‘gran terremoto de Chile’, que tuvo lugar en la ciudad de Valdivia en 1960, es el mayor seísmo registrado hasta la fecha, con una magnitud de 9,5 MW. Más de 1600 personas fallecieron a causa de este terremoto, producido en la zona de contacto entre las placas de Nazca y Sudamérica. Sin embargo, el seísmo considerado como el más mortífero de la historia no es este, sino el de Shaanx (China) en 1556, de magnitud 8. Según los datos ofrecidos por la organización Our World in Data, dejó a su paso 830.000 muertos confirmados, además de incontables daños materiales con el derrumbe de templos, murallas y casi todas las viviendas de los más de 97 condados de China afectados.

Los terremotos, una de las manifestaciones geológicas más constantes de la Tierra, se mueven a un ritmo que trasciende nuestra escala temporal. Según datos del United States Geological Survey (USGS), en el año 2023 se registraron 141 terremotos moderados (magnitud 6 o más) y 18 de gran potencial destructivo (magnitud superior a 7). Jesús Ibáñez, catedrático, profesor e investigador del Instituto Andaluz Universitario de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos, señala que estos números no son inusuales a largo plazo. Además, desde 1905 se han registrado 1.496 terremotos de magnitud superior a 7, con un promedio de aproximadamente 13 por año, lo cual “se sitúa dentro de la norma”, apunta Ibáñez.

Hoy, en el primer aniversario de los seísmos de Turquía y Siria, aún afloran ciertos interrogantes. Turquía es un país con un alto desarrollo científico en el ámbito sísmico, con un código de construcción sismorresistente y un mapa de peligrosidad sísmica. Entonces, ¿por qué los daños provocados por estos temblores fueron tan extremos? Un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) publicó un artículo en el que se trató de dar respuesta a esta pregunta. Los investigadores apuntan a que la aceleración del suelo tras la activación de varias fallas alcanzó valores máximos similares a dos veces la aceleración de la gravedad. Sin embargo, hay otros factores que también entran en juego, como deficiencias en el diseño, construcción y mantenimiento de los edificios. Desde el punto de vista de la ingeniería estructural, existen algunas propuestas como el uso de construcciones prefabricadas o el diseño de un planeamiento urbanístico adecuado, para reconstruir en zonas afectadas y prevenir futuros desastres.

Daños terremoto

Daños provocados por un terremoto en Nepal en los años 30. Foto de Sanej Prasad Suwal en Pexels.

Los de Turquía y Siria no han sido los únicos desastres sísmicos ocurridos en el 2023. Marruecos aún está en proceso de recuperación tras el terremoto de magnitud 6,8 que azotó el pasado mes de septiembre el país. La devastación causada fue muy significativa, ya que el seísmo se produjo por la activación de una falla inversa de alto ángulo, que aunque no generó una rotura en la superficie, movilizó una gran parte de la corteza superior.  Al igual que en los terremotos de Siria y Turquía, la calidad de las construcciones y la falta de recursos han amplificado las consecuencias. Científicos de la Universidad de Granada, que llevan años estudiando la singularidad de la Cordillera del Atlas, donde se produjo el seísmo, alertaron de la alta probabilidad de réplicas durante los meses posteriores al temblor más destructivo del siglo XIX en Marrakech.

El seísmo de Marruecos llegó a sentirse hasta en cinco provincias de Andalucía, región considerada como una de las zonas con mayor peligrosidad sísmica de la Península Ibérica.

Bajo la superficie: ¿dónde hay placas tectónicas en España?

Aunque el riesgo de sufrir terremotos en España no es tan alto como en otros países, existen zonas con una mayor sismicidad que otras.

Mapa de peligrosidad sísmica de España 2015 (en valores de aceleración. Fuente: Instituto Geográfico Nacional

Como se puede observar en el mapa de peligrosidad sísmica de España, publicado por el Instituto Geográfico Nacional, junto a la zona de los Pirineos y las Islas Canarias, el sureste de la Península Ibérica es la zona con mayor riesgo sísmico debido a su proximidad al límite entre las placas euroasiática y africana. Más concretamente, expertos de la Universidad de Granada y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT), señalan que los terremotos en esta zona se deben a la aproximación continua de 4 a 5 milímetros al año entre ambas placas.

Ya en 1884 un seísmo de magnitud 6,7 con epicentro en la localidad granadina de Arenas del Rey, trajo consigo unas 800 víctimas mortales y alrededor de 1500 personas heridas. Los 20 segundos que duró la sacudida fueron suficientes para destruir más de 4000 hogares y causar desperfectos en otros 13000.

Terremoto Arenas del Rey

Terremoto 1884 en Arenas del Rey. Fuente: IAGPDS.

No obstante, este evento sísmico no ha sido el único de gran escala experimentado en la comunidad andaluza en los últimos siglos; otros también tuvieron consecuencias devastadoras. Es el caso del terremoto de 1431 en Granada, con una magnitud superior a 7, o el terremoto de 7,2 en Almería durante el siglo XVI.

Con la intención de monitorizar y registrar toda la información sobre los terremotos que suceden en el sur de la península, el Instituto Andaluz Universitario de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos (IAGPDS) dispone de más de 70 estaciones de registro (unas 100) repartidas por el territorio andaluz, que forman parte de la Red Sísmica de Andalucía.  Gracias a los datos obtenidos en estas estaciones, los expertos aseguran que la tierra siempre se mueve en Granada, debido a que el área de la Cuenca del mismo nombre es una de las zonas con mayor actividad sísmica de toda España. En este área acostumbran a vivir periodos discontinuos en los que se desencadenan enjambres sísmicos, es decir, una secuencia de temblores de baja magnitud, que aunque vayan liberando energía poco a poco, nunca serán suficientes terremotos como para poder evitar un gran evento sísmico ocasional.

Alhama, tras el terremoto de 1884 (Imagen publicada en el trabajo «El Terremoto de Alhama de Granada», del profesor Francisco Vidal Sánchez).

Fue en este contexto que, en el año 2015, el grupo de investigación de Mecánica de Sólidos y Estructuras de la UGR se encontraba inmerso en el desarrollo de nuevos dispositivos antisísmicos asequibles. Esta tecnología está destinada a proteger tanto las edificaciones existentes como las de nueva construcción ante la amenaza de terremotos. Investigaciones de esta índole cobraron especial relevancia durante 2021, un año en el que la población granadina se vio alarmada por una sucesión de terremotos. En ese momento, el catedrático de Geodinámica Interna y subdirector del IACT, Jesús Galindo, explicó en una entrevista concedida a la Fundación Descubre, que este tipo de terremotos no suele tener una intensidad alta, pero al ser superficiales se sienten mucho y puedan ocasionar ciertos daños materiales. De hecho, durante el mismo año, investigadores del departamento de Mecánica de Estructuras de la UGR, ya advirtieron de los daños que estos seísmos podrían haber provocado en la estructura de muchos edificios granadinos, sobre todo en los más antiguos, como es el caso del Monasterio de San Jerónimo, donde los mismos investigadores constataron daños en la estructura tras el enjambre sísmico.

 

 

El amplio historial de temblores en Andalucía y la periodicidad con la que ocurren son dos de los motivos que la ha llevado a convertirse en la primera comunidad autónoma en contar con un Plan de Emergencia ante el riesgo de maremotos. Aprobado en junio de 2023, recoge distintos procedimientos de actuación ante una situación de emergencia en caso de producirse un tsunami. Pero ¿en qué consisten estos desastres naturales?

La investigadora Mercedes Feriche, responsable del Área de Prevención del Instituto Andaluz Universitario de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos (IAGPDS) aclara esta duda. La palabra tsunami, que significa “ola de puerto” en japonés, se refiere al efecto que produce en el mar un terremoto lo suficientemente grande y superficial como para deformar el fondo marino y provocar el desplazamiento de la columna de agua que hay sobre él. Los tsunamis también pueden producirse por deslizamientos de tierra subacuáticos o aéreos, si éstos involucran un gran volumen de tierra, o erupciones volcánicas. Asimismo, aunque la palabra maremoto podría definirse como un terremoto que se produce bajo el fondo marino, el Instituto Geográfico Nacional en su ‘Plan Estatal de Maremotos’ apunta que «en el caso de España, tsunami y maremoto se utilizan indistintamente para referirse a una secuencia de olas con gran energía y de onda larga que se producen en el agua al ser esta empujada y desplazada violentamente”. Feriche, además, hace referencia a los seiches sísmicos, ondas estacionarias que se forman en ríos, embalses, estanques y lagos cuando las ondas sísmicas de un terremoto atraviesan el área.

 

 

Maremotos y tsunamis en Andalucía

Expertos aseguran que la costa andaluza ha sufrido un gran tsunami cada mil años. Un hallazgo del investigador de la Universidad de Aachen RWTH de Alemania, Klaus Reicherter, en un acantilado de la playa de Barbate, dio paso a una extensa investigación al respecto. Se trataba de un estrato con una composición mixta de origen terrestre y marino, gracias a la cual salió a la luz el potente tsunami que tuvo lugar hace unos 4000 años en la región de Barbate. Este, sumado a otros estudios, reveló que la costa suroeste de España ha sufrido un mínimo de 8 maremotos demoledores en los últimos 7000 años.

Andalucía se encuentra localizada entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, zonas en las que han ocurrido diferentes maremotos a lo largo de la historia, como es el caso del gran tsunami producido por el terremoto de Lisboa de 1755. Este, que arrasó las costas atlánticas peninsulares y terminó con más de 2.000 vidas en las actuales provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla, ha sido utilizado por investigadores de la Universidad de Huelva como punto de partida para elaborar una cartografía de vulnerabilidad en edificaciones costeras en caso de futuros maremotos de similar magnitud. Se evaluaron los daños potenciales en diferentes localidades costeras onubenses, observando que olas de entre 7,5 y 10 metros podrían inundar hasta el 20% de la costa, afectando a espacios naturales y patrimoniales.

Daños tsunami

Daños provocados por un tsunami. Imagen de WikiImages en Pixabay.

Las altas posibilidades de que vuelva a ocurrir un maremoto como el de mediados del siglo XVIII, ha llevado a España a realizar un simulacro de tsunami a nivel nacional a través del municipio de Chipiona, en Cádiz, para mejorar la coordinación y respuesta ante este tipo de fenómenos. Coordinado por el IGN y con participación de diversas instituciones, este ejercicio busca concienciar sobre el riesgo de maremoto y mejorar la preparación y respuesta ante posibles eventos de este tipo en la región. Este simulacro es parte de los esfuerzos desempeñados para obtener la certificación «Tsunami Ready» de la UNESCO y se ha llevado a cabo un día después de la celebración del Día Mundial de Concienciación de los Tsunamis.

La importancia de la prevención ante tsunamis y seísmos se evidencia en los desastres más devastadores de la historia. El terremoto de Haití en 2010, el de Japón en 2011, o el de Sumatra en 2004, provocado por un terremoto de 9,1 Mw en el océano índico, fueron tan demoledores, en gran parte, debido a los daños provocados por los tsunamis que los sucedieron. El experto en sismología, Jesús Ibáñez, reconoce el enorme paso que supone la existencia de planes de prevención de riesgos naturales en general y tsunamis en particular, aunque subraya la necesidad de que Protección Civil disponga de recursos, formación y logística adecuada, a la vez que los centros de investigación se refuerzan para avanzar en modelos predictivos. Ibañez concluye enfatizando en la importancia de preparar y educar a la sociedad como herramienta esencial para afrontar estos riesgos naturales de manera resiliente y efectiva. En palabras del experto, «La clave está en no vivir bajo el miedo, sino en saber cómo convivir».

Asesoría científica: Mercedes Feriche Fernández-Castanys y Jesús Miguel Ibáñez Godoy

 


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